Señor Presidente,
La paz no es solamente la meta a lograr sino también el objetivo supremo a preservar. Solo es posible reproducir paz si ella responde a un conjunto de valores, actitudes, tradiciones, comportamientos y estilos de vida: a una cultura de paz.
El propósito de las Naciones Unidas de preservar a las generaciones presentes y futuras del flagelo de la guerra y fortalecer el respeto de la dignidad y el valor de la persona humana responde a una cultura de paz.
No puede haber paz sin el pleno respeto a la soberanía de los Estados; no puede haber paz sin el respeto a la libre determinación de los pueblos y a la integridad territorial de los Estados. La actuación con apego al derecho internacional es un prerrequisito indispensable para lograr una cultura de paz.
¿Cómo hablar de una cultura de paz cuando la existencia misma de las armas nucleares amenaza no solo gravemente la paz y seguridad internacionales sino la supervivencia de la especie humana en el planeta?
Cuba observa con preocupación que la profunda fisura que divide a la sociedad humana en ricos y pobres y la disparidad cada vez mayor que existe entre el mundo desarrollado y el mundo en desarrollo plantean una grave amenaza para la prosperidad, la paz y la seguridad y la estabilidad mundiales.
Estamos convencidos que para preservar y promover la paz, las políticas de los Estados deben orientarse hacia la eliminación de la amenaza de la guerra, particularmente la guerra nuclear, la renuncia al uso o la amenaza del uso de la fuerza en las relaciones internacionales y la solución de las controversias internacionales por medios pacíficos de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas;
Señor Presidente,
Mi delegación agradece al Secretario General por la presentación de su Informe A/71/407 y en este sentido, Cuba se permite aclarar que la iniciativa del Secretario General sobre el Plan de Acción encaja en el proceso de revisión de la Estrategia Global de las Naciones Unidas contra el terrorismo. Dicha iniciativa, resulta un aporte a dicho proceso, pero no debe sustituir la Estrategia. Está claro que cualquier decisión en una cuestión tan vital solo puede ser alcanzada mediante el consenso de los Estados Miembros de la Asamblea General.
En la promoción y formación de una cultura de paz se requiere condenar todos los actos, métodos y prácticas de terrorismo, incluido el terrorismo de Estado y tomar acciones concretas para combatir este flagelo.
Señor Presidente:
A pesar del sostenido reclamo internacional para que se logre y fortalezca una cultura de paz, subsisten fenómenos como la intolerancia y la discriminación por motivos étnicos, religiosos o raciales; las medidas coercitivas unilaterales; la amenaza y uso de la fuerza; la promoción de agendas encubiertas de cambio de régimen en países en desarrollo; el desarrollo de nuevos y más sofisticados armamentos; la persistencia de grandes arsenales nucleares y la violación de principios del Derecho Internacional por parte de algunos Estados. Todos estos fenómenos atentan contra las posibilidades reales de hacer avanzar una cultura de paz.
Poner fin al Bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba resultaría una influencia unitaria a favor de la paz y la solución pacífica de los conflictos y las diferencias.
El ejercicio manipulado y los dobles raseros en temas como los derechos humanos, con el objetivo de singularizar a países en desarrollo y desacreditar sus gobiernos legítimos, no contribuye al ideal de paz. Como tampoco lo hace el colonialismo y la transgresión del derecho a la libre determinación y la independencia.
Señor Presidente:
Cuba considera que la educación es la vía para la contribución a la promoción de una cultura de paz a través de la inclusión del estudio de diversas culturas y civilizaciones en los programas docentes, incluyendo idiomas, historia y filosofía sociopolítica, así como el intercambio de conocimientos e información sobre ellas. A su vez, destacamos el rol de los medios de información para difundir los valores humanos y la necesidad de que, a través de una conducta ética, contribuyan al respeto mutuo entre las civilizaciones.
Por último, reafirmamos la Declaración de la CELAC sobre América Latina y el Caribe como una Zona de Paz, la plena vigencia de la Declaración y el Programa de Acción sobre una Cultura de Paz y reafirmamos que la paz es un requisito fundamental para la promoción y protección de todos los derechos humanos de todas las personas.
Muchas gracias.