Señora Presidenta:
Mi delegación agradece a la Secretaría por los informes presentados en cuanto a los instrumentos de derechos humanos.
Cuba reitera la voluntad de cooperar con todos los órganos e instituciones de Naciones Unidas vinculados a los derechos humanos que sean de aplicación universal y no discriminatoria. Confirmamos nuestra voluntad de diálogo, sustentada en el respeto recíproco, la aceptación de la igualdad soberana y el reconocimiento al derecho de cada pueblo a escoger su sistema político y sus instituciones.
La resolución 68/268 de la Asamblea General, que trazó pautas para el fortalecimiento y la mejora del funcionamiento del sistema de los órganos de tratado, no puede conllevar, en su aplicación, al establecimiento de nuevos mecanismos que sobrepasen lo estipulado en la propia norma.
Los órganos de tratados tienen un papel básico que jugar en la supervisión del cumplimiento de las obligaciones legales que asumen los Estados al hacerse Parte de los instrumentos de derechos humanos. Resulta importante velar porque los órganos de tratados no creen nuevas obligaciones jurídicas a través de las observaciones generales o los procedimientos de seguimiento.
Dichos órganos no deben dejar espacio a la manipulación y a la politización pues laceran su papel. Ello puede ocurrir si sus presidentes aprueban directrices y otras disposiciones sobre aspectos que generan una polarización y división entre los Estados Miembros, por las posibilidades de aplicación subjetiva, sesgada, selectiva y manipulada de estas regulaciones.
Por otra parte, estamos convencidos que un funcionamiento eficaz y objetivo de los órganos de tratado requiere una representación geográfica equitativa y genuinamente diversa de sus miembros y no un espacio donde los representantes de los países desarrollados tengan la mayoría, a pesar de ser minoría en nuestro planeta. Es necesario superar urgentemente esta realidad para que en los diferentes Comités estén bien representados todos los sistemas legales, así como los diferentes contextos regionales, culturales, religiosos y políticos existentes en el mundo. Esto es tan importante como garantizar la independencia e imparcialidad de los expertos.
Sra. Presidenta.
Agradecemos también la presentación del informe del Alto Comisionado para los Derechos Humanos A/71/36. Ha sido útil su repaso de las actividades básicas que ha realizado el último período, muchas de las cuales compartimos.
Tomamos nota de la intención del Alto Comisionado de aplicar estrategias encaminadas a efectuar cambios organizacionales motivados por el interés de la Oficina de prestar un mejor apoyo a los Estados miembros.
En tal sentido, reiteramos la importancia de proporcionar a los Estados Miembros la mayor cantidad de información posible sobre el alcance y contenido de los cambios previstos, habida cuenta del impacto sustantivo que los mismos puedan tener en las relaciones entre la Oficina y los Estados miembros, así como en el manejo de las prioridades de la Oficina.
En relación con ello, recordamos que la Resolución A/66/257 establece que dichos cambios deben ser aprobados por la Asamblea General.
Cuba seguirá defendiendo la cooperación genuina, el respeto mutuo, la verdad, la justicia, la universalidad, la imparcialidad, y la no selectividad en el tratamiento de los derechos humanos.
Muchas Gracias.