Sr. Presidente:
En los últimos dos años han impactado las imágenes de las oleadas de personas desesperadas que cruzan el Mediterráneo hacia Europa, como consecuencia directa de las acciones de desestabilización realizadas por la OTAN en países del Medio Oriente y África del Norte, y el subdesarrollo y la pobreza imperantes en países del continente africano.
Ha sido un flujo de casi dos millones personas, incluidos 260 mil en el presente año, hasta el mes de agosto. Sobrecoge conocer que más del 30% son niños, y que muchos de ellos viajaron sin acompañamiento; que 17 mil han desaparecido de 2015 hasta mayo último tras pisar suelo europeo; y que se han producido3 166 muertes o desapariciones en el mar sólo hasta el pasado mes de agosto, cifra ya cercana a las 3 770 muertes del 2015.
Los promotores principales de estas oleadas deben asumir su responsabilidad por la catástrofe humanitaria creada.
Quienes han huido y huyen de la miseria y de los conflictos que otros desataron no pueden ser tratados ahora como criminales en las fronteras de los “civilizados” países a donde pretenden entrar o considerados “de facto” como criminales o potenciales terroristas.
Estos arribos masivos no podrán ser contenidos criminalizándolos, ni construyendo enormes muros en las fronteras, campos de detención o creando barreras administrativas e incluso militares. Resulta incongruente, además, que los que niegan hoy refugio olviden que muchos de sus ciudadanos necesitaron protección en otros países durante las dos guerras mundiales.
Sr. Presidente:
Enfrentar esta multiplicación de los solicitantes de asilo y refugiados demanda una responsabilidad genuina de los principales países industrializados con la paz y seguridad internacionales, y el abandono de sus intereses hegemónicos.
Requiere también la modificación sustancial del injusto y excluyente orden económico internacional, lo que resulta igualmente crucial para atender las causas por las que emigran millones de personas cada año, incluso al riesgo de sus vidas, en busca de mejores niveles de vida y mayor bienestar.
Las oleadas migratorias se perpetuarán si los 836 millones de personas que hoy viven en la pobreza extrema o los 795 millones que sufren hambre, esencialmente en el Tercer Mundo, siguen condenadas a esa situación. Además, ¿por qué el mundo desarrollado cierra los ojos frente el aporte sustantivo que ha recibido de los migrantes para su actual nivel de vida, mientras que estos últimos son víctimas de la discriminación económica, cultural y social?
Sr. Presidente:
Es también vital una cooperación internacional que garantice el diálogo y la colaboración genuina, reconozca la responsabilidad compartida de todos los Estados en materia migratoria, y respete la soberanía e igualdad de todos los Estados y otros fundamentos de la Carta de las Naciones Unidas, así como la integridad, la dignidad y el bienestar de los migrantes.
Hay acciones de algunos Estados, sin embargo, que son contrarias a este tipo de cooperación. Es el caso de la denominada “Ley de Ajuste Cubano” y la política de “pies secos - pies mojados”, que se aplican contra Cuba por Estados Unidos. Asimismo, se sigue utilizando el programa de “parole”, descarado robo de cerebros que estimula el abandono del país de los trabajadores de la salud, en un sector que es emblemático tanto en Cuba, como de la cooperación que mi país brinda a los pueblos del mundo.
La Ley de Ajuste concede a los ciudadanos cubanos un trato migratorio preferencial y único en el mundo, al admitir automáticamente en territorio estadounidense a aquellos que llegan de manera irregular, en violación de acuerdos migratorios bilaterales que buscan garantizar una emigración legal, segura y ordenada.
La política de pies secos-pies mojados, garantiza la aplicación del “ajuste cubano” a los migrantes que logran pisar suelo estadounidense, mientras que los interceptados en el mar son devueltos a su país de origen. Con esta política, a la par que se victimiza a los migrantes, que caen en manos de las bandas de traficantes de personas con los riesgos que ello entraña para su seguridad, se crean dificultades a los países de tránsito en la América Latina y el Caribe, un grupo de los cuales han oficialmente solicitado al gobierno de los Estados Unidos su derogación.
Son, por tanto, un estímulo al contrabando de personas y la migración irregulardirectamente desde territorio cubano y también desde terceros países, incluyendo de ciudadanos cubanos que viajan legalmente al exterior. Han provocado muertes y desgracias, y discriminan a los migrantes de cualquier otro país. Sr. Presidente:
Esta reunión sólo tendrá resultados tangibles si se asumen compromisos para resolver las causas principales que ocasionan los flujos migratorios y de refugiados; si va más allá de intentar contener estas oleadas; y si se amplía la solidaridad y la cooperación.
Muchas gracias