Señor Presidente:
Las cuestiones de política macroeconómica constituyen uno de los objetivos centrales del trabajo de esta Comisión y una de las áreas en las que debemos seguir fortaleciendo el papel central de la Asamblea General en la deliberación intergubernamental sobre estos temas.
Durante largas décadas, la aspiración de los países en desarrollo ha sido alcanzar un orden internacional más justo, no discriminatorio, que permita el crecimiento y desarrollo para todos y acortar las brechas que existen con los países desarrollados. Hoy, sin embargo, para la gran mayoría de los países del Sur el entorno internacional sigue siendo un freno para sus posibilidades de un mayor desarrollo.
Urgen cambios estructurales en el plano económico, comercial y financiero internacional, si queremos verdaderamente acabar con el subdesarrollo de nuestros pueblos. Debemos avanzar decididamente hacia una mayor representación, equidad y transparencia de los países en desarrollo en los mecanismos de la gobernanza económica mundial.
El cumplimiento de la Agenda 2030 y de la Agenda de Addis Abeba solo será posible si existen compromisos firmes y una mayor voluntad política para movilizar recursos adicionales, previsibles y no condicionados para que los países en desarrollo puedan cumplir con sus metas de desarrollo. Los flujos financieros públicos internacionales son insuficientes para cubrir las brechas de financiación en los países en desarrollo. Muchas de las naciones desarrolladas ni siquiera cumplen sus compromisos de ofrecer el 0.7% del PIB como Ayuda Oficial para el Desarrollo.
Señor Presidente:
Apoyamos el alivio de la deuda externa, incluido la condonación y la restructuración de la deuda de las naciones del Sur, en particular de aquellas más pobres y necesitadas. Debemos avanzar decididamente en la instrumentación de un mecanismo multilateral de renegociación de deudas soberanas que permita un tratamiento justo, balanceado y orientados hacia el desarrollo.
Se impone construir una nueva arquitectura financiera internacional que garantice una mayor estabilidad y una menor condicionalidad, volatilidad y especulación de los flujos financieros hacia los países en desarrollo. Deben cambiar los mecanismos de funcionamiento y gobernanza en las principales Instituciones Financieras Internacionales para lograr una justa representación, participación y capacidad de toma de decisiones en las mismas de los países en desarrollo.
Debemos alcanzar un sistema multilateral de comercio universal, basado en normas, abierto, transparente, inclusivo y no discriminatorio, que garantice el tratamiento especial y diferenciado para todos los países en desarrollo.
Debemos rechazar las prácticas discriminatorias y proteccionistas en el comercio que obstaculizan los esfuerzos de desarrollo de nuestros países.
Rechazamos la promulgación y aplicación de medidas económicas coercitivas unilaterales como medio de ejercer presión política y económica sobre los países en desarrollo, incompatibles con el derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas, y que impiden la plena consecución de nuestros derechos, entre ellos el derecho al desarrollo, así como el cumplimiento de la Agenda 2030.
A Cuba se le ha impuesto, por casi sesenta años, un bloqueo económico, comercial y financiero, que provoca privaciones al pueblo cubano y constituye el principal obstáculo para el desarrollo del país, la consecución de sus objetivos de política macroeconómica y, por consiguiente, la implementación de la Agenda 2030.
El derecho al desarrollo de los cubanos se ve limitado por los efectos negativos del bloqueo, cuyo daño económico ocasionado asciende a 822 mil 280 millones de dólares. Este impide que mi país acceda en igualdad de condiciones a las mejores tecnologías, pueda establecer con normalidad relaciones de comercio, financiamiento o inversión con el mundo, mantenga relaciones normales con instituciones financieras internacionales, las empresas de otros países y en particular con la primera economía, la de EE.UU. No podemos hablar en abstracto de globalización e interdependencia sin reconocer esa realidad.
Señor Presidente:
Sin acciones urgentes, profundas y abarcadoras en materia macroeconómica, no podremos superar los problemas más acuciantes de nuestro tiempo: la pobreza, el hambre, la desigualdad y la marginación de miles de millones de personas, fundamentalmente en los países en desarrollo.
Concluyo reiterándole el compromiso de Cuba con el objetivo de buscar soluciones comunes a los retos macroeconómicos globales, una tarea en la que esta Comisión deberá seguir fortaleciendo su medular función.
Muchas gracias.
Misión Permanente de Cuba ante las Naciones Unidas.