Señor Presidente:
Mi delegación se adhiere a la intervención de El Salvador en nombre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
Cuba ratifica el apoyo a los acuerdos de la Cumbre Mundial de la Infancia, incluyendo la necesidad de destinar una mayor cantidad de recursos a resolver los problemas que más afectan a las niñas, niños y adolescentes.
Si bien ha habido avances en la defensa de los derechos de los niños y niñas, resulta lamentable que estos se hayan distribuido desigualmente a partir de la brecha y polarización de la riqueza entre el Norte y el Sur.
Los males que aquejan a la infancia no podrán superarse sin la consecución de un orden internacional justo y equitativo, que erradique la pobreza y el hambre, ponga fin a los conflictos bélicos, privilegie al ser humano por encima del capital y preserve el medio ambiente.
De mantenerse el orden económico internacional imperante, para el año 2030 vivirán en la pobreza extrema 167 millones de infantes; 69 millones de menores de cinco años habrán fallecido debido a enfermedades curables; 60 millones en edad de asistir a la escuela seguirán sin escolarizar; se producirán 3,6 millones de muertes de menores de 5 años solamente en ese año, y un total de 69 millones entre 2016 y 2030.
Con las tendencias actuales, las perspectivas de consecución universal de las metas de 2030 tan solo en salud neonatal y supervivencia de los menores de 5 años son sombrías.
Señor Presidente:
Gracias a la voluntad política y los esfuerzos del gobierno cubano, la promoción y protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes es un tema de máxima prioridad. Cuba es Estado Parte en la Convención de los Derechos del Niño desde 1991 y es consecuente con su letra y espíritu.
Las políticas, acciones y programas en favor de la infancia y la adolescencia comenzaron a aplicarse desde el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, adelantándose en más de 30 años a la propia Convención. Por eso, en la Cuba de hoy el hambre, el analfabetismo, la insalubridad y la discriminación de los niños y las niñas son solo un mal recuerdo del pasado.
Estos logros son fruto de la existencia de sistemas nacionales gratuitos y universales de salud y educación a todos los niveles, los cuales constituyen pilares esenciales en la materialización de esta prioridad. Más del 50% del presupuesto estatal se destina en Cuba a la salud, la educación y la asistencia social.
Cuba tuvo en el año 2016 una tasa de mortalidad infantil de 4,3 por cada mil nacidos vivos y cerró el primer semestre de 2017 con una cifra de 4,1 por cada mil nacidos vivos. Todos los infantes cubanos son vacunados al nacer contra 13 enfermedades transmisibles y se prioriza la detección temprana de dolencias congénitas. Cuba fue el primer país en recibir la validación de la Organización Mundial de la Salud por eliminar la transmisión de madre a hijo del VIH/SIDAy la sífilis.
Todos estos logros han sido alcanzados por el pueblo cubano a pesar de las graves consecuencias del genocida bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos contra Cuba durante más de medio siglo.
Señor Presidente,
La peor forma de violencia contra los niños y niñas es negarles el derecho a la vida, a un mundo seguro, a la salud, alimentos, educación, cultura y formas sanas de recreación. Es crucial la cooperación y la solidaridad internacional para acabar con esta y todas las formas de violencia y para la plena realización de los derechos de las niñas y niños. La Asamblea General tiene que seguir jugando el papel central en Naciones Unidas en la promoción de estos derechos.
Muchas gracias.
Misión Permanente de Cuba ante las Naciones Unidas.