Sra. Presidenta,
Mi delegación agradece el Informe presentado por el Secretario General sobre el tema que nos ocupa.
Como refleja este documento, desde el 2001 hasta la fecha se han experimentado progresos en la lucha contra el VIH-SIDA; sin embargo, las oportunidades para acceder a los servicios de salud continúan siendo desiguales.
A escala mundial, la financiación destinada a la acción contra el VIH en los países en desarrollo se ha mantenido estancada durante la mayor parte de los últimos cinco años. El estigma y la discriminación al que se enfrentan las personas que viven con el VIH y la existencia de normas de género perjudiciales se cuentan también entre los desafíos para alcanzar las metas para 2020 acordadas por la Asamblea General.
En tal sentido, para avanzar y enfrentar con éxito el VIH-SIDA se requiere de una profunda reforma del orden internacional actual y la promoción de un verdadero espíritu de cooperación solidaria.
Señora Presidenta,
En Cuba, desde que se inició el Programa Nacional de Prevención y Control del VIH-SIDA hace más de tres décadas, se garantiza una labor efectiva de prevención, diagnóstico y tratamiento, que se ha ido ampliando y actualizando en consonancia con los cambios de criterios recomendados por la Organización Mundial de la Salud y el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH-SIDA.
La estrategia cubana de respuesta al VIH-SIDA, al igual que todo nuestro sistema de salud, se fundamenta en el principio de que la salud es un derecho humano básico y tiene tres pilares fundamentales: un enfoque integral del tema; la capacidad biotecnológica instalada en el país, que ha permitido la investigación y el desarrollo de medicamentos genéricos; y una ciudadanía con altos niveles de educación que confía en su sistema nacional de salud pública.
Además, dicha estrategia contiene un amplio programa de educación sexual integral que abarca a todos los grupos poblacionales.
Se aplican pruebas anónimas y gratuitas para todo aquel que la solicita; se garantiza el tratamiento antiretroviral gratuito, así como una amplia gama de servicios de consejería, asesoría y apoyo a los pacientes.
Todo ello va acompañado de la intervención activa de la sociedad civil en las acciones de prevención y la participación de las personas con VIH en el diseño, puesta en práctica y evaluación de estos programas.
Lo anterior ha permitido que en el año 2015 Cuba fuera certificada por la OMS como el primer país del mundo en eliminar la transmisión de madre a hijo del VIH; la prevalencia de VIH-SIDA en la población de 15 a 49 años está muy por debajo del 1 por ciento; y se avanza de manera sostenida en la sensibilización de la sociedad para eliminar toda forma de discriminación por razón de género, orientación sexual, identidad de género o seroestatus al VIH.
En resumen, la experiencia cubana ha puesto en evidencia que la voluntad gubernamental, unida a un enfoque integral y participativo puede incidir de manera positiva en la prevención del VIH, así como en proporcionar una vida digna a las personas con VIH o SIDA, aun cuando, en nuestro caso, enfrentamos los efectos adversos del recrudecido bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos, que provoca considerables carencias materiales al sector de la salud pública.
Sra. Presidenta,
El pleno ejercicio de los derechos a la educación y a la salud son indispensable para poner fin a la epidemia.
Debe fomentarse la cooperación internacional para fortalecer, en los países más necesitados, los servicios de atención primaria y las acciones de promoción y prevención.
Cuba ratifica su voluntad y disposición de cooperar con otros países del mundo que lo necesiten, sobre la base de nuestra experiencia y los logros alcanzados y renueva su compromiso político para contribuir a acelerar la respuesta mundial al VIH-SIDA.
Muchas gracias.