Señor Presidente:
Enfrentamos un escenario internacional altamente complejo y peligroso, donde el multilateralismo y la cooperación internacional, imprescindibles para superar retos como la pobreza extrema, el hambre, el analfabetismo, el desempleo, y el cambio climático, están siendo socavados por la conducta agresiva y unilateral de unos pocos países con pretensiones hegemónicas.
Se agudizan múltiples conflictos, la mayoría de los cuales son promovidos por grandes potencias. Se imponen medidas unilaterales con la finalidad de ejercer coerción política y económica contra nuestros pueblos.
Estas medidas atentan de manera directa contra la soberanía, la igualdad soberana y la independencia política de los Estados, la no interferencia en sus asuntos internos y obstaculizan sus esfuerzos en pos del desarrollo y la promoción y pleno disfrute de los derechos humanos de sus pueblos. Su objetivo es causar dificultades económicas y políticas en los Estados contra las cuales van dirigidas. No hacen distinción real entre los países objeto de estas sanciones y la población civil que reside en ellos, afectando desproporcionadamente a millones de niños, mujeres y ancianos.
Cuba rechaza la imposición de medidas coercitivas unilaterales contra cualquier país, en tanto son incompatibles con los principios del Derecho Internacional y la Carta de las Naciones Unidas, así como contravienen los fundamentos básicos del sistema multilateral, incluido el sistema multilateral de comercio.
Como fuera señalado en el informe del Relator Especial sobre las repercusiones negativas de las medidas coercitivas unilaterales en el disfrute de los derechos humanos (A/HRC/42/46) de julio de 2019, “las sanciones económicas y los bloqueos están pasando a ser cada vez más una amenaza para la paz y la seguridad internacionales, en la medida en que su uso injustificado y sistemático exacerba las tensiones entre Estados y da lugar a más violaciones de los derechos humanos, al tiempo que distorsiona la estructura del sistema de seguridad colectivo consagrado en la Carta de las Naciones Unidas.”
Señor Presidente:
Cuba ha sido víctima del sistema de medidas coercitivas unilaterales más severo y prolongado que se ha aplicado contra país alguno.
El bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de los Estados Unidos de América contra Cuba por casi 6 décadas, constituye el principal obstáculo al desarrollo de nuestro país y a la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
En los últimos meses, esta política ilegal ha sido brutalmente recrudecida, a partir de la aplicación íntegra de la Ley Helms-Burton y otras medidas de presión y hostigamiento.
Esta política incluye la persecución, vigilancia e imposición de sanciones contra buques, empresas navieras y de seguros que transportan combustible hacia nuestro país.
Los daños acumulados por el bloqueo durante casi seis décadas de aplicación alcanzan la cifra de 922 mil millones de dólares, tomando en cuenta la depreciación del dólar frente al valor del oro. A precios corrientes, ha provocado perjuicios cuantificables por más de 138 mil millones de dólares.
El costo humano de la aplicación de esta política es extraordinario e incalculable, y constituye una violación masiva, flagrante y sistemática de los derechos humanos del pueblo cubano. No hay familia cubana ni sector en el país que no haya sido víctima de los efectos del bloqueo.
Pese a todo esto, Cuba seguirá trabajando por vencer los obstáculos que el bloqueo le impone y contribuyendo en la solución de los problemas que afectan a otras naciones hermanas.
Señor Presidente:
Mientras se continúen imponiendo medidas coercitivas unilaterales, no será posible avanzar en el multilateralismo y en la plena implementación de los compromisos internacionalmente acordados, en particular la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, incluido sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y 169 metas.
En lugar de imponerse sanciones unilaterales, debe reforzarse la cooperación internacional y multilateral mutuamente ventajosa para eliminar los obstáculos al desarrollo.
Deben dejar de dilapidarse cuantiosos recursos financieros en guerras y destinarse al desarrollo de los pueblos.
Deben establecerse relaciones económicas justas y solidarias, que brinden un trato especial y diferenciado para que los países en desarrollo y los menos adelantados puedan acceder al beneficio del progreso humano.
Como expresara en esta misma sede nuestro líder histórico, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz: “Aspiramos a un nuevo orden mundial, basado en la justicia, la equidad y la paz, que sustituya al sistema injusto y desigual que hoy prevalece”.
Muchas Gracias.