74 AGNU: Intervención de Emb. Ana Silvia Rodríguez Abascal, Representante Permanente Alterna, Encargada de Negocios a.i., en el debate del Tema 126: “Salud Mundial y Política Exterior”. Nueva York, 11 de diciembre de 2019

Señor Presidente:

En un mundo movido por intereses egoístas, en el que capitalismo considera la salud como una mercancía y no como un derecho, será imposible alcanzar el objetivo 3 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible: “Garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos a todas las edades”; y en particular, el de lograr la cobertura sanitaria universal para todas las personas.

Según estimaciones de la OMS, 5.4 millones de niños murieron en 2017 antes de cumplir los 5 años, 2.5 millones de esos dolorosos fallecimientos ocurrieron en los primeros 28 días de vida. Se reportaron 4.3 millones de muertes en el 2016 por enfermedades como el VIH, la tuberculosis, la malaria, la hepatitis y las enfermedades tropicales desatendidas; en el caso de las enfermedades no transmisibles, estas fueron responsables de 41 millones de muertes en el 2017.   

Lo más lamentable, es que la mayor parte de esos fallecimientos pudieron haberse evitado con el acceso a servicios de salud y a medicamentos.

Todo lo que se requiere es voluntad política, la acción concertada de la comunidad internacional y, sobre todo, cambiar el injusto orden internacional para revertir la situación mundial en materia de salud.

Señor Presidente,

La Salud en Cuba es un derecho de todas las personas, ratificado en el artículo 72 de la Constitución, siendo una responsabilidad del Estado garantizar el acceso, la gratuidad y la calidad de los servicios de atención, así como la protección y recuperación.

Lo anterior ha permitido que, al cierre de 2018, Cuba registrara una esperanza de vida de 78.45 años y una tasa de mortalidad infantil de 4.0 por cada mil nacidos vivos. El nivel inmunitario fue del 98%, con 14 enfermedades infecciosas erradicadas, 9 que no constituían problema de salud y 29 enfermedades transmisibles controladas. Se mantuvieron cumplidos los indicadores que certificaron a Cuba como primer país en eliminar la transmisión materno-infantil del VIH y la sífilis congénita.

Para obtener estos resultados, no solo hemos enfrentado los retos que nos impone nuestra condición de pequeño estado insular en desarrollo, sino además el impacto del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos por casi 60 años, y que hoy se recrudece.

El bloqueo es el principal obstáculo a nuestro desarrollo y la única limitante actual para resultados aún más efectivos en el campo de la salud. Constituye una violación flagrante, masiva y sistemática de los derechos humanos de todo nuestro pueblo. La salud es uno de los sectores sobre los que mayor impacto tiene esta genocida política estadounidense.

Señor Presidente,

Denunciamos al gobierno de Estados Unidos que ataca, ahora, los programas bilaterales e intergubernamentales de cooperación en materia de salud; todos legítimamente establecidos entre el gobierno cubano y los gobiernos de decenas de países, los cuales han sido consecuentes con las pautas de las Naciones Unidas referidas a la cooperación Sur-Sur y han respondido a los requerimientos de salud que esos propios gobiernos han definido soberanamente.   

El gobierno de los Estados Unidos ha desplegado, desde el año pasado, una intensa e injuriosa campaña contra la colaboración médica que Cuba ofrece, combinada con la amenaza de sanciones a dirigentes cubanos y presiones contra los Estados receptores para que prescindan de ella.

Acusan a Cuba de supuesta “esclavitud moderna” y “trata de personas” que laboran en el sistema de salud cubano, con fines de explotación, o de alegada injerencia de estos en asuntos internos de los Estados en que están ubicados.

Intentan, además, restablecer el llamado “Programa de Parole para Profesionales Médicos Cubanos”, existente hasta el 12 de enero de 2017, como sustento de una activa gestión de incitación a la deserción, pago de pasajes y servicios legales, provisión de visas estadounidenses y documentos de viaje a cooperantes en terceros países con el propósito de sabotear los acuerdos bilaterales firmados con estos, privarlos de sus servicios y despojarnos de recursos humanos altamente calificados.

Es inmoral e inaceptable que se cuestione la dignidad, la profesionalidad y el altruismo de los más de 400 mil colaboradores cubanos de la salud que, en 56 años, han cumplido misiones en 164 naciones.

Se destacan sus hazañas en la lucha contra el ébola en África, la ceguera en América Latina y el Caribe, el cólera en Haití y la participación de 26 brigadas del Contingente Internacional de Médicos Especializados en Desastres y Grandes Epidemias “Henry Reeve” en Pakistán, Indonesia, México, Ecuador, Perú, Chile y Venezuela, entre otros.

Con el mismo desinterés y consagración, en Cuba se han formado de manera gratuita 35 mil 613 profesionales de la salud de 138 países.

Sr. Presidente,

La cruzada de los Estados Unidos contra la cooperación médica internacional es un acto infame y criminal contra los pueblos necesitados de asistencia médica, que no podrá opacar el aporte solidario y humano de los 29 mil profesionales de la salud cubanos, quienes, con enorme sacrificio y comprensión de sus familiares, ofrecen servicios actualmente a 65 naciones.

La actitud del Gobierno de Estados Unidos en este asunto es despreciable. La respuesta de Cuba es firme: continuaremos salvando vidas y procurando la salud global y el bienestar por el mundo, al límite de nuestras posibilidades, donde quiera que se nos solicite.

Muchas gracias.