75 AGNU: Intervención de Cuba en Plenario de la Asamblea General de la ONU. Tema 115: Memoria del Secretario General sobre la labor de la Organización. Nueva York, 28 de Enero 2021.

Señor Presidente:

Aprovechamos la ocasión para reconocer a su Excelencia, el Sr. Volkan Bozkir, Presidente de la Asamblea General, por su empeño y ardua labor para mantener el trabajo de la Asamblea General en tan adversas circunstancias.

Agradecemos al Secretario General por la presentación de su memoria sobre la labor de la Organización. Este informe refleja la relevancia de las Naciones Unidas, la vigencia de los propósitos y principios refrendados en su Carta fundacional, así como la necesidad de fortalecer el multilateralismo, la cooperación internacional y la solidaridad.

Es un deber compartido preservar esta Organización, y con ella la paz y el desarrollo para las generaciones presentes y futuras; esa es la encomienda de nuestros pueblos, a los que nos debemos.

Señor Presidente:

Como refleja el informe, la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, su implementación y seguimiento, continúan siendo la hoja de ruta para la promoción del crecimiento económico y social, equitativo y sostenido de los Estados, refrendado en el 2019 al comprometernos a una década de acción para alcanzar los ODS a más tardar en 2030.

La pandemia de COVID-19, que ha exacerbado las desigualdades y acrecentado significativamente los desafíos para todos, pero en especial para los países en desarrollo, pone de relieve la necesidad de acelerar nuestro accionar si queremos cumplir de manera íntegra, y en tiempo, las aspiraciones de la Agenda 2030. Ello no será posible sin una mayor cuota de cooperación y solidaridad internacional.

La COVID-19 ha expuesto con crudeza las consecuencias del injusto orden internacional en que vivimos. Los países y grupos más vulnerables han sido los más afectados, no solo por el impacto sobre la salud, sino también por sus consecuencias socio-económicas.

En este contexto, el limitado y desigual acceso de los países en desarrollo a mayores fuentes de financiación y la falta de una solución sostenible y duradera al problema de la deuda, son sólo algunos ejemplos.

En tal sentido, reafirmamos la importancia del cumplimiento de los compromisos en materia de financiación y asistencia oficial para el desarrollo, transferencia de tecnologías, y la creación y fomento de capacidades como complementos de los esfuerzos de los países en desarrollo.

Sr. Presidente:

En esta misma sala, durante el debate general de la 75 Asamblea General y la 31 sesión especial, la gran mayoría de los Estados miembros clamaron porque la vacuna de la COVID19 se declarara un bien público global. La frase “nadie está a salvo hasta que todos estemos a salvo” se repetía una y otra vez.

Sin embargo, a solo escasos meses de estos eventos somos testigos de una carrera frenética e irresponsable, desatada por naciones desarrolladas con el propósito de asegurar, solo para sí, las vacunas y medios de protección frente a la COVID-19. Según la OMS, más de 39 millones de vacunas se han administrado en al menos 49 países de altos ingresos; mientras que en un país de bajos ingresos sólo se han administrado 25 dosis.

Como señaló el Director General de la OMS el precio de este fracaso moral se pagará con las vidas y el sustento de los países más pobres. Esta injusta realidad demuestra que estamos lejos de tener un orden internacional en que prime la solidaridad y el multilateralismo.

Sr. Presidente:

Coincidimos con el Secretario General en la importancia de los derechos humanos, y la necesidad de que se promuevan y protejan todos los derechos para todas las personas. Ello significa que deben promoverse los derechos al desarrollo, a la paz, a la solidaridad internacional y a un medioambiente sano con el mismo ímpetu con que se promueven otros derechos.

Ningún país puede arrogarse el record de la perfección en materia de derechos humanos, y cada uno tiene sus propios desafíos. Por tanto, es preciso que esta cuestión se aborde sobre bases objetivas, universales y no discriminatorias, ni politizadas. 

La manipulación de los derechos humanos, las prácticas selectivas, los enfoques punitivos y los dobles raseros en los órganos de las Naciones Unidas que abordan esta cuestión, sólo fomentan la confrontación y deslegitiman a estos órganos, en los que con frecuencia sólo se visibilizan los retos de los países en desarrollo, mientras se silencian las violaciones en los países ricos.

Apreciamos la importante labor de las Naciones Unidas, bajo el liderazgo del Secretario General, en el ámbito humanitario, cuyos desafíos también se han agravado debido al impacto de la pandemia. Resulta crucial que la respuesta a las consecuencias humanitarias de la COVID-19 respete plenamente las disposiciones de la resolución 46/182 de la Asamblea General. Es igualmente importante que la respuesta a la pandemia no haga olvidar los demás retos globales que ya enfrentábamos antes de la COVID-19, muchos de los cuales tienen implicaciones humanitarias.

Señor Presidente:

El mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, solo será posible a través del respeto pleno de los principios de la Carta de la ONU y el Derecho Internacional.  El establecimiento y despliegue de las operaciones de paz debe realizarse bajo la estricta observancia de estos principios, especialmente, el respeto a la soberanía, la integridad territorial, la independencia política de los Estados, y la no intervención en sus asuntos internos. También resulta más importante que nunca, respetar los principios básicos de las operaciones de mantenimiento de la paz, tales como: el consentimiento de las partes, la imparcialidad y el no uso de la fuerza, excepto en legítima defensa.

La entrada en vigor del Tratado para la Prohibición de las Armas Nucleares, el pasado 22 de enero, reafirma que la eliminación total de las armas nucleares es y debe continuar siendo la mayor prioridad en la esfera del desarme, en particular en un contexto donde se modernizan y amplían los arsenales nucleares, bajo el pretexto de conceptos o doctrinas militares de defensa y seguridad, y se desconocen otros acuerdos internacionales en materia de desarme y control de armamentos.

Señor Presidente:

En el marco de la implementación de las reformas, incluido el presupuesto por programas anual en su periodo de pruebas, que deberá evaluarse en 2022, coincidimos con el Secretario General en su preocupación por la falta de liquidez que sigue enfrentando la Organización. Es inaceptable que esta situación menoscabe la capacidad de las Naciones Unidas para ejecutar sus mandatos y llevar a cabo el programa de trabajo aprobado. Reiteramos que ninguna medida de austeridad o propuesta de flexibilización sobre el uso de los presupuestos podrá resolver el vacío que causa la ausencia de recursos. No obstante, la difícil situación ocasionada por la pandemia y que afecta a todos, estamos llamados a honrar nuestros compromisos financieros con la Organización, en tiempo, por completo y sin condiciones.

Sr. Presidente:

El respeto irrestricto al sistema político, económico y social elegido por los pueblos, en ejercicio de su soberanía y derecho a la libre determinación, así como la no injerencia en los asuntos internos, constituyen una premisa de esta Organización.

La aplicación de medidas coercitivas unilaterales, no solo atentan contra la paz y la estabilidad, sino que perjudican significativamente el bienestar de los pueblos. Esto ha sido aún más patente en el contexto de la Pandemia de la COVID-19, en que el impacto de dichas medidas ha multiplicado las dificultades y privaciones que enfrentan los países sujetos a las mismas, en su capacidad de combatir la pandemia y avanzar hacia la recuperación.

Como expresó el Secretario General cuando la pandemia comenzaba: “este es un momento de solidaridad, no de exclusión”. Lamentamos que el Llamado hecho por el Secretario General al levantamiento de las sanciones impuestas a países, para garantizar el acceso a alimentos, suministros esenciales y acceso a las pruebas de COVID-19 y apoyo médico, no se refleje en el documento que debatimos hoy. Nos preocupa la selectividad a la hora de hacer referencia a los diferentes Llamados.

En este contexto, denunciamos una vez más, el criminal, y genocida bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos contra Cuba, recrudecido con saña por la anterior Administración de los Estados Unidos. Durante el gobierno del Presidente Trump se registraron medidas y acciones sin precedentes, las cuales sobresalieron por su sistematicidad. Todas las esferas de nuestra sociedad y la vida cotidiana de nuestros ciudadanos sufrieron en grado significativo el impacto de esta política, acentuada en medio de la pandemia.

El énfasis en obstaculizar las principales fuentes de ingresos de nuestro país, paralizar los suministros de combustibles y entorpecer nuestras relaciones comerciales, con el objetivo de propiciar la asfixia económica para producir una situación de ingobernabilidad y el derrocamiento del gobierno, tuvo un alcance notorio, que terminó con la arbitraria e injustificada inclusión de Cuba en la espuria lista de Estados patrocinadores del terrorismo, que de manera unilateral y sin legitimidad moral o internacional alguna elabora el Departamento de Estado, lo cual condenamos en los términos más firmes y absolutos.

A pesar del criminal bloqueo, Cuba sigue adelante y determinada a continuar avanzando en sus planes de desarrollo y en el cumplimiento de la Agenda 2030. Los resultados alcanzados en el desarrollo de cuatro candidatos vacunales para el enfrentamiento a la COVID-19 demuestra esa determinación.

Sr. Presidente, concluyo reiterándole nuestro apoyo en sus gestiones, en especial en la defensa del multilateralismo y del derecho internacional, la diplomacia para la paz, el desarrollo y el respeto entre las naciones.

Muchas gracias