75 AGNU: Intervención de la delegación de Cuba durante el segmento sobre Cuestiones de políticas macroeconómicas y Financiación para el Desarrollo (Tema No. 16 Y 17) Segunda Comisión. Nueva York, 7 de Octubre de 2020

Señor Presidente:

Cuba se asocia a las intervenciones realizadas por las distinguidas delegaciones de la República Cooperativa de Guyana en nombre del Grupo de los 77 más China y Belice en nombre de la Alianza de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo.

Durante ya varias décadas, los países en desarrollo han aspirado a un orden internacional más justo, no discriminatorio, inclusivo, que permita el crecimiento y desarrollo para todos y elimine las brechas que existen con los países desarrollados. Esa justa aspiración continúa siendo una utopía para la mayoría de los países del Sur, sujetos a un entorno internacional que les obstaculiza poder materializar la consecución de su Derecho al Desarrollo. Esto se amplifica con la creciente erosión y debilitamiento del marco multilateral y el multilateralismo y la insuficiente cooperación internacional; amenazada por acciones unilaterales, proteccionistas y coercitivas.

La Pandemia de la COVID-19 ha amplificado la crisis prexistente y nos empuja hacia la peor recesión en décadas, con terribles consecuencias socio económicas para los más países más vulnerables, exacerbando problemas estructurales ya existentes. El incremento de la desigualdad, la elevada carga de la deuda, la reducción de los ingresos fiscales, la salida de capitales, la caída de las remesas, el turismo y las exportaciones, la falta de acceso adecuado y suficiente a los mercados financieros, derivado del impacto en nuestras economías de la COVID-19, reduce el espacio fiscal que necesitan muchos países en desarrollo para luchar contra la pandemia. En este contexto, estos países se enfrentan al doble reto de financiar la respuesta a la pandemia y evitar una gran crisis de la deuda que podría retrasar durante muchos años los logros de desarrollo alcanzados y la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Las acciones para intentar revertir esta realidad en el marco de la década de acción para el cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y la Agenda de Acción de Addis Abeba, sólo serán posibles mediante una real voluntad política por movilizar los recursos adicionales, previsibles y no condicionados para que los países en desarrollo puedan cumplir con sus metas de desarrollo.

Basta que tengamos que reiterar cada año que muy pocas naciones desarrolladas cumplen sus compromisos de ofrecer el 0.7% del PIB como Ayuda Oficial para el Desarrollo. Basta ya de dilapidar recursos imprescindibles para la implementación de la Agenda 2030 y el desarrollo de nuestros pueblos en la guerra y la industria militar, tal como lo muestra el record presupuesto militar de EE.UU., suficiente para implementar muchos de los objetivos y metas de la Agenda 2030.

Urgen cambios estructurales en el plano económico, comercial y financiero internacional, si queremos acabar con el subdesarrollo de nuestros pueblos. Los países en desarrollo deben tener una mayor representación, equidad y participación en los mecanismos de la gobernanza económica mundial.

Señor Presidente:

La Pandemia de la COVID-19 ha multiplicado y profundizado el grave problema preexistente de la sostenibilidad de la deuda para los países en desarrollo. Se necesita con urgencia una solución integral, sostenible, duradera y ambiciosa a los problemas de la deuda externa, no paliativos. Se necesita un análisis no basado en los niveles de ingresos sino en la vulnerabilidad y que incluya, entre otras acciones, medidas efectivas, amplias y duraderas, tales como la suspensión del pago del servicio de la deuda o su cancelación. Es necesario además la instrumentación de un mecanismo multilateral de renegociación de deudas soberanas que permita un tratamiento justo, balanceado y orientado hacia el desarrollo, así como abordar cuestiones estructurales pendientes de la arquitectura internacional de la deuda.

Debemos defender y fortalecer el actual sistema multilateral de comercio basado en normas, abierto, transparente, inclusivo y no discriminatorio, que garantice y amplíe sus disposiciones de tratamiento especial y diferenciado para todos los países en desarrollo.

Rechazamos, igualmente, la aplicación de medidas económicas coercitivas unilaterales como medio de ejercer presión política y económica sobre los países en desarrollo, incompatibles con el derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas, y que impiden la plena consecución de nuestros derechos, entre ellos el derecho al desarrollo, así como el cumplimiento de la Agenda 2030.

Señor Presidente:

Cuba resiste, desde hace casi sesenta años, un bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los EE.UU., que provoca grandes privaciones al pueblo cubano y constituye el principal obstáculo para el desarrollo de mi país, la consecución de sus objetivos de política macroeconómica y, por consiguiente, la implementación de la Agenda 2030. Estas acciones se han visto arreciadas e incrementadas en el medio de la Pandemia de la COVID-19, con la instrumentación de nuevas medidas, entre ellas la persecución de la entrada de los cargueros que transportan petróleo a mi país.

El Bloqueo impide que mi país pueda establecer con normalidad relaciones de comercio, financiamiento o inversión con el mundo, acceda en igualdad de condiciones a las mejores tecnologías, mantenga relaciones normales con instituciones financieras internacionales,  empresas de otros países y en particular con la primera economía, la de EE.UU., todo lo cual amenaza la estabilidad macroeconómica y limita las posibilidades de acceso al financiamiento externo de mi país.

Permítame concluir reiterándole el compromiso de Cuba con el propósito de buscar soluciones comunes a los retos macroeconómicos y de financiación para el desarrollo a todos los niveles.

Muchas gracias.