75 AGNU: Intervención de Pedro L. Pedroso Cuesta, Representante Permanente de Cuba ante las Naciones Unidas.Debate Abierto del Consejo de Seguridad "Mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales: seguridad alimentaria". Nueva York, 11 marzo 2021

Señora Presidenta:

En el año 1996, en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación el presidente Fidel Castro Ruz, ya alertaba que: “El hambre, inseparable compañera de los pobres, es hija de la desigual distribución de las riquezas y de las injusticias de este mundo. Los ricos no conocen el hambre. (…) Por luchar contra el hambre y la injusticia han muerto en el mundo millones de personas”.

Transcurridos 25 años, las cifras continúan siendo desgarradoras: casi 690 millones de seres humanos padecen hambre. Solo en el 2019, alrededor de 750 millones, casi 1 de cada 10 personas en el mundo, se vieron expuestas a niveles graves de inseguridad alimentaria. De mantenerse esta tendencia, el número de personas hambrientas superará los 840 millones para el 2030. En contraste, indigna que se dilapiden billones de dólares en gastos militares en lugar de dedicarlos a proteger la vida.

La persistencia de un injusto e insostenible orden internacional, lastrado por décadas de aplicación de un neoliberalismo salvaje, son los cimientos del crecimiento exponencial de la pobreza, la exclusión, el hambre y la inseguridad alimentaria.

La proliferación de políticas proteccionistas y de prácticas especulativas del gran capital que disparan los precios de los alimentos; el impacto de la abultada deuda externa, pagada ya varias veces, que contrae la disponibilidad de recursos en los países en desarrollo; los insostenibles patrones de producción y consumo y sus efectos en el cambio climático, la degradación de los ecosistemas y de los suelos; también gravitan negativamente sobre la aspiración de alcanzar la seguridad alimentaria.

A ello se suma la sistémica crisis generada por la devastadora pandemia de Covid-19, que ha empeorado las condiciones de vida de millones de seres humanos en el planeta.  

Este complejo escenario aleja aún más la esperanza de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible contenidos en la Agenda 2030 y transforma en quimera para la mayoría de los pueblos del mundo la meta de poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y promover la agricultura sostenible.

En consecuencia, es urgente emprender transformaciones profundas e instaurar un orden internacional justo, democrático y equitativo, que permita desterrar las causas raigales del hambre y las desigualdades y promover el desarrollo sostenible para todos los pueblos, eliminando con ello potenciales detonantes de conflictos que afectan la paz y seguridad internacionales.

Señora Presidenta:

Para Cuba, la seguridad alimentaria constituye una prioridad refrendada en la Constitución de la República. En julio de 2020 se aprobó el Plan Nacional de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional de Cuba, elaborado en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Este documento contempla 4 ejes estratégicos dirigidos a disminuir la dependencia de las importaciones de alimentos e insumos, consolidar los sistemas alimentarios locales, garantizar la calidad e inocuidad de los alimentos y movilizar los sistemas educacionales, la cultura y la comunicación para fortalecer la educación alimentaria y nutricional.

Garantizar la seguridad alimentaria de nuestro pueblo ha sido un desafío frente a las afectaciones derivadas del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos, recrudecido como nunca antes en los últimos cuatro años, incluso durante la pandemia, junto a una política de hostilidad sin precedentes. 

Su impacto ha sido especialmente notable en sectores sensibles como el agrícola y alimentario. Por sólo citar un ejemplo, entre abril de 2019 y marzo de 2020, se contabilizaron daños por un valor aproximado de 428 millones 894 mil 637 dólares, perjuicios que se habrían evitado si las empresas cubanas pudieran acceder al mercado estadounidense sin restricciones injustas e ilegítimas.

Cuba no tiene acceso a financiamiento de la banca estadounidense ni del sistema crediticio internacional, debido al llamado “riesgo país” por la aplicación de las regulaciones del bloqueo. Tampoco puede realizar pagos en dólares estadounidenses a terceros, todo lo cual encarece y dificulta su acceso normal a los mercados internacionales para adquirir alimentos y productos de primera necesidad.

Paralelamente, la brutal persecución desatada por el gobierno de Donald Trump contra el suministro de combustibles hacia Cuba provocó interrupciones en los ciclos productivos de diversas entidades del sector agroalimentario, así como en varios cultivos.

El bloqueo constituye, sin dudas, el principal obstáculo para el desarrollo económico y social del país y para la implementación de la Agenda 2030. Esta política injusta y criminal es una violación grave, flagrante y sistemática de los derechos humanos del pueblo cubano, incluido el derecho a la alimentación. 

El 31 de marzo de 2020, la entonces Relatora Especial de Naciones Unidas sobre el citado derecho, Hilal Ever, declaró en un comunicado que “la imposición continua de sanciones económicas paralizantes socava gravemente el derecho fundamental de los ciudadanos comunes a una alimentación suficiente y adecuada”. Añadió que el levantamiento inmediato de este tipo de sanciones unilaterales constituía una cuestión de urgencia humanitaria.

Señora Presidenta:

El Consejo de Seguridad debe ajustarse a su mandato y dejar de interferir en asuntos fuera de su competencia, en particular en aquellos que conciernen a la Asamblea General de las Naciones Unidas, como órgano más representativo y democrático de la Organización, llamado a liderar los esfuerzos internacionales para el cumplimiento de las metas establecidas en el ODS 2, de conjunto con otras agencias especializadas del sistema como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Ante los grandes y agravados desafíos globales, entre ellos la pobreza, la inseguridad alimentaria y el hambre que padecen millones de seres humanos, urge fortalecer la cooperación internacional, la solidaridad y el multilateralismo, para garantizar la realización plena y universal del derecho a la alimentación. Cuba está firmemente comprometida con estos propósitos.

Muchas gracias