Señor Presidente:
Hoy recordamos el fin de la Segunda Guerra Mundial, un conflicto que nos enseñó el horror de la deshumanización, pero también el poder de la resistencia colectiva. Con profundo respeto rendimos solemne homenaje a la memoria de los millones de hombres, mujeres y niños que perecieron durante aquel conflicto devastador, cuyas heridas aún resuenan en la conciencia de nuestros pueblos.
Recordamos con especial gratitud el sacrificio del pueblo soviético, cuya resistencia fue decisiva para la derrota del nazismo. Es justo también reconocer el papel de las fuerzas aliadas y de los movimientos de resistencia en cada país ocupado, para contener y aniquilar a la maquinaria bélica fascista.
Desde la hazaña en la Fortaleza de Brest hasta las batallas épicas de Stalingrado y Kursk, avanzando sin tregua hacia Berlín, sin armamento suficiente y superados en número, resistieron heroicamente. Su coraje, forjado en la convicción de defender la humanidad y el socialismo, demostró que ni siquiera el poderío militar más letal puede vencer a un pueblo unido, decidido a mantener en alto la dignidad y la moral, y dispuesto a vencer o a morir.
Cuba, aunque distante de los frentes de batalla, escribió su propio capítulo en la lucha global contra el fascismo. La consigna “Todo para derrotar el fascismo” fue la que movilizó la más amplia solidaridad del pueblo cubano con quienes combatían en los países ocupados y en primera línea la invasión nazi a la URSS.
Desde los voluntarios que cruzaron océanos para luchar contra el fascismo en tierras españolas, hasta los marineros mercantes caídos en aguas del Atlántico durante la Segunda Guerra Mundial, el pueblo cubano dio múltiples muestras del sentimiento antifascista de sus mejores hijos.
A través del Frente Nacional Antifascista (NFA), se garantizó la entrega de dinero, ropa, medicina, leche, jabón, cuero y otros productos de primera necesidad a la URSS y demás pueblos que luchaban contra el fascismo.
Cientos de compatriotas integraron las brigadas internacionales que combatieron al fascismo en España, el mayor contingente de Latinoamérica presente en esta contienda.
A ocho décadas del fin de la Segunda Guerra Mundial, los Estados miembros de las Naciones Unidas debemos reafirmar con determinación nuestro compromiso con la paz, la soberanía de los pueblos y el multilateralismo. Esa es, sin dudas, la mejor forma de honrar la memoria de las víctimas de la guerra y de librar a las futuras generaciones de ese terrible flagelo.
Señor Presidente:
No podemos olvidar que en la génesis de la Segunda Guerra Mundial influyeron factores como el expansionismo, la xenofobia y el desprecio a la soberanía nacional. Cuando vemos hoy el resurgir de ideologías extremistas, el uso del poder militar para imponer intereses geopolíticos y la proliferación de medidas coercitivas unilaterales e ilegítimas, contrarias al Derecho Internacional, es nuestro deber, como comunidad internacional, alzar la voz y defender, a ultranza, la paz y la seguridad internacionales.
En este contexto, no podemos dejar de mencionar la urgente e ineludible cuestión de Palestina.
El genocidio perpetrado por Israel contra el pueblo palestino, con la complicidad y el apoyo financiero, político, militar y logístico del gobierno de los Estados Unidos, es una clara evidencia de una nueva y repugnante forma de fascismo.
Reiteramos la necesidad impostergable de una solución amplia, justa y duradera al conflicto israelí-palestino, sobre la base de la creación de dos Estados, que permita al pueblo palestino ejercer su derecho a la libre determinación y a disponer de un Estado independiente y soberano dentro de las fronteras anteriores a 1967, con Jerusalén Oriental como su capital, y que garantice igualmente el derecho al retorno de los refugiados.
Señor Presidente:
En el umbral del 80 aniversario de las Naciones Unidas, la humanidad atraviesa una crisis multidimensional global que pone a prueba la capacidad de respuesta de la Organización. Hoy, como nunca antes, se impone recordar los propósitos por los que fue creada y defender los principios que refrenda y el multilateralismo, frente al hegemonismo, la dominación, el unilateralismo, la coerción, y los discursos injerencistas e intervencionistas.
Resulta alarmante que el gasto militar mundial aumentara a 2,7 billones de dólares en 2024. alentado por la retórica belicista de los Estados Unidos. Se continúan dedicando a la carrera armamentista cuantiosos recursos indispensables para el desarrollo sostenible de nuestros pueblos.
El peligro de que la humanidad vuelva a presenciar la tragedia de Hiroshima y Nagasaki, continuará latente mientras no sean eliminadas todas las armas nucleares de forma transparente, completa, irreversible y verificable. Los bombardeos con armas atómicas contra ambas ciudades, apenas días después de la rendición alemana, nos recuerda que la paz verdadera solo puede sostenerse sobre la base del respeto a la vida y la dignidad humana.
En este sentido, destacamos la relevancia de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, en la que nuestra región identificó el desarme nuclear como una prioridad.
Distinguidos colegas:
Los intentos por tergiversar la historia de la II Guerra Mundial y minimizar el aporte decisivo del pueblo soviético a la derrota del fascismo, y el intento de los círculos de poder de Occidente de secuestrar la verdad, a lo cual se suma el desarrollo de prácticas neofascistas en varios países, son un peligro latente y una amenaza a la paz mundial.
La memoria histórica no debe ser patrimonio de unos pocos. No debe dividirnos, sino unirnos en un propósito común: construir un mundo donde nunca más se repitan los horrores del pasado.
Cuba, que conoce bien el costo del colonialismo, la injerencia y las guerras, continuará abogando por una cultura de paz y un orden internacional más justo, democrático y equitativo, en el que desaparezcan de una vez las amenazas que hoy se ciernen sobre la existencia misma de la especie humana.
Globalicemos la unidad, la solidaridad y la cooperación internacional frente al egoísmo, las guerras y los bloqueos.
Muchas gracias.