Intervención de Cuba en el debate abierto del Consejo de Seguridad sobre “Mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales: liderazgo para la paz”.

Señor Presidente:

Saludamos la presencia del Excmo. Sr. Ban Ki-moon, ex Secretario General de las Naciones Unidas.

Ante todo, condenamos categóricamente las amenazas y uso de la fuerza del gobierno de los Estados Unidos contra la República Bolivariana de Venezuela, incluido el despliegue militar extraordinario y ofensivo en el Mar Caribe con el falso pretexto de la lucha antidrogas, la persistente interferencia sobre el espacio aéreo de Venezuela y la guerra psicológica contra el pueblo venezolano, que constituyen flagrantes violaciones de la Carta de la ONU y del Derecho Internacional. A ello se suman las medidas coercitivas unilaterales, la asfixia económica y las campañas de descrédito contra ese país, con cuyo pueblo y Gobierno nos solidarizamos.

El 10 de diciembre de 2025, fuerzas militares de Estados Unidos asaltaron un buque petrolero mientras navegaba en aguas internacionales en el Mar Caribe, cerca de las costas de Venezuela.

Este acto de piratería y terrorismo marítimo constituye una violación grave del Derecho Internacional, incluidas la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar y el Convenio para la Represión de Actos Ilícitos contra la Seguridad de la Navegación Marítima. El gobierno de los Estados Unidos es responsable por la comisión de estos delitos, que dañan a la comunidad internacional en su conjunto.

Esta acción se inscribe en la escalada de los Estados Unidos para impedir el legítimo derecho de Venezuela a utilizar y comercializar libremente sus recursos naturales con otras naciones, incluidos los suministros de hidrocarburos a Cuba.

Durante el primer mandato de Donald Trump se adoptaron medidas para obstaculizar el libre comercio de los recursos petroleros venezolanos y se persiguió a los barcos que transportaban combustible a nuestro país. Esta situación persiste y se agrava ahora con el uso de la fuerza militar para intentar imponer su dominio sobre Nuestra América.

Estas acciones repercuten negativamente en Cuba y recrudecen la política de máxima presión y asfixia económica de los Estados Unidos, con un impacto directo en el sistema energético nacional y, por consiguiente, en la vida diaria de nuestro pueblo.

Este acto evidente de aplicación del corolario Trump de la Doctrina Monroe transgrede la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz y demanda la condena universal

 Señor Presidente,

Desde su fundación, esta Organización se sustenta en los propósitos y principios de su Carta constitutiva, el Derecho Internacional y el compromiso irrenunciable con la paz, la seguridad y la dignidad humana. Sin embargo, afrontamos un escenario mundial complejo y desafiante marcado por la continua violación de esos principios, una escalada de los conflictos internacionales, la militarización, el debilitamiento del multilateralismo y la aplicación selectiva de las normas que rigen la convivencia entre Estados.

La nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, que incluye el llamado “Corolario Trump a la Doctrina Monroe”, dirigido a hacer cumplir” la idea de que el hemisferio occidental es su zona exclusiva de influencia; al tiempo que valida la peligrosa doctrina de la “paz a través de la fuerza” y consagra la guerra cognitiva como política de Estado, refleja en sí misma los enormes desafíos que enfrenta la humanidad, y en particular, la región latinoamericana y caribeña.

Cuba participa en este debate desde su firme e invariable vocación como país defensor de la paz, fundada en el respeto a la soberanía, la libre determinación de los pueblos, la solución pacífica de las controversias y la no injerencia en los asuntos internos de los Estados.

Hablar hoy de liderazgo para la paz obliga, inevitablemente, a pensar en Palestina. Más de siete décadas de ocupación, colonización y apartheid han conducido a una catástrofe humanitaria sin precedentes. Condenamos los ataques indiscriminados contra la población civil, la destrucción de infraestructura vital, el uso del hambre como método de guerra y el genocidio de Israel contra el pueblo palestino, con la complicidad e impunidad que le brinda el gobierno de Estados Unidos, que ha garantizado el apoyo financiero y el suministro de armas y municiones a la Potencia Ocupante.

Reiteramos nuestro respaldo al derecho del pueblo palestino a un Estado independiente, soberano, con las fronteras anteriores a 1967, Jerusalén Oriental como su capital y el retorno de los refugiados. Exigimos el fin inmediato de la ocupación israelí y de sus métodos y prácticas coloniales, el ingreso sin restricciones de la ayuda humanitaria y la admisión de Palestina como Estado miembro de pleno derecho de las Naciones Unidas.

Señor Presidente:

El liderazgo para la paz no puede ser ejercido desde la imposición, la coerción ni el uso o la amenaza de uso de la fuerza. Debe sustentarse en el diálogo, el entendimiento, la cooperación internacional y el estricto respeto a la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional.

No puede hablarse de liderazgo para la paz mientras se continúen aplicando medidas coercitivas unilaterales contra Estados soberanos como armas de presión política, tal y como sucede con el recrudecido bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos contra nuestro país.

Para Cuba, ese liderazgo para la paz debe desempeñarlo la Organización de las Naciones Unidas, con un papel central de la Asamblea General, como su órgano más democrático y universal, y donde el Consejo de Seguridad cumpla su mandato, sin usurpar las funciones de la Asamblea. Este órgano no puede seguir secuestrado por enfoques unilaterales, dobles raseros o intereses hegemónicos.

El liderazgo para la paz exige fortalecer el multilateralismo, el respeto pleno a la Carta de la ONU y el Derecho Internacional, la solidaridad, la cooperación y el diálogo respetuoso entre las naciones. No pertenece a unos pocos. Es una responsabilidad colectiva de esta Organización. Es, en definitiva, una obligación moral con las generaciones presentes y futuras.

Muchas gracias.