Sr. Presidente de la Asamblea General,
Sr. Secretario General,
La plena aplicación de la Declaración y Programa de Acción de Durban continúa siendo una asignatura pendiente en la lucha por la igualdad de derechos entre todos los seres humanos.
Vemos con preocupación que en muchas regiones y países del mundo, el racismo, la discriminación racial y la xenofobia, siguen manifestándose, incluso a través de nuevas y más sofisticadas formas.
Ello se refleja en la aparición de asociaciones y partidos políticos con una plataforma racista, la persistencia y crecimiento de la exclusión social y la marginación de pueblos, etnias, minorías u otras categorías de grupos sociales e individuos, el impacto negativo de los perfiles raciales en la elaboración y ejecución de políticas, la proliferación de políticas y leyes migratorias discriminatorias y la adopción de leyes antiterroristas que facilitan amplios espacios a la arbitrariedad y al ejercicio de la autoridad pública sobre bases discriminatorias, racistas y xenófobas.
Es hora ya de que cese la discriminación contra razas, etnias, naciones y comunidades enteras. El odio racial y la violencia contra un grupo de personas por su origen, raza o credo, deben combatirse y eliminarse. Deben adoptarse medidas efectivas que respondan a las causas raigales de estos problemas y enfrenten las circunstancias agravantes que los potencian.
Debe establecerse una prohibición expresa de la utilización de perfiles raciales y étnicos por los organismos encargados de hacer cumplir la ley.
Es cada vez más urgente que se ponga un mayor énfasis en el tratamiento de este tema, en sus manifestaciones y potencial impacto, tanto por parte de los Estados como de los órganos de Naciones Unidas que abordan esta cuestión u otras vinculadas. Ello podría contribuir a promover acciones para conceder a esta cuestión la prioridad que merece en las agendas políticas de los países más afectados.
Compartimos el criterio, expresado aquí, de que las discusiones para la conformación de un Pacto Global para la atención a la problemática de los migrantes, brindan una oportunidad que debe ser aprovechada por todos los Estados para enfocarnos en los retos que debemos encarar en materia de lucha contra la discriminación racial; trazar políticas que permitan avanzar hacia la solución de los problemas identificados y fortalecer la cooperación internacional, en pro de un mundo en el que prevalezcan la igualdad, el respeto mutuo y la justicia social.
Reafirmamos, asimismo, nuestro compromiso de seguir llevando nuestra contribución a la lucha contra el racismo, más allá de nuestras fronteras, a través de la cooperación desinteresada, voluntaria y sacrificada de nuestros cooperantes, que nunca han reparado en el color de la piel o la condición social de una persona, en cualquier lugar del planeta para extender la mano de la solidaridad internacional.
Muchas gracias.