Intervención del Embajador Ernesto Soberón Guzmán, Representante Permanente de Cuba ante las Naciones Unidas durante la reunión informal de la Asamblea General de la ONU para conmemorar el “Día Internacional contra las medidas coercitivas unilaterales”.

Señora Presidenta:

Agradecemos la convocatoria a esta importante reunión para celebrar por primera vez el “Día internacional contra las medidas coercitivas unilaterales”, una jornada que nos convoca a defender los principios del derecho internacional, la igualdad soberana de los Estados y el respeto a la Carta de las Naciones Unidas.

Las medidas coercitivas unilaterales constituyen uno de los principales obstáculos al desarrollo sostenible y al pleno ejercicio de los derechos humanos. Son instrumentos de presión política y económica que castigan indiscriminadamente a pueblos enteros, restringen el acceso a bienes esenciales, afectan el bienestar de millones de personas y socavan la cooperación internacional. No hay justificación legal ni moral que las ampare.

Cuba conoce profundamente los efectos devastadores de estas políticas. Durante más de seis décadas, el pueblo cubano ha sufrido un bloqueo económico, comercial y financiero, impuesto por el Gobierno de los Estados Unidos, que ha intentado asfixiar nuestra economía y quebrar nuestra soberanía, incluso mediante la absurda y arbitraria designación de mi país como Estado patrocinador del terrorismo y a través de la grotesca campaña de descrédito que hoy ejecutan contra la cooperación médica cubana.

El carácter extraterritorial, punitivo y violatorio del derecho internacional de estas medidas ha sido reiteradamente condenado por esta Asamblea, de forma casi unánime. Sin embargo, continúan aplicándose y reforzándose.

Solo entre marzo de 2024 y febrero de 2025, sus daños superaron los 7 500 millones de dólares, cifra que se traduce en escasez de medicamentos, alimentos, combustible y productos básicos de todo tipo.

Mientras este tipo de medidas se aplican contra 76 países en desarrollo y más de un tercio de la población mundial, EE.UU. pretende dar lecciones de derechos humanos y decidir quién vive, comercia o se desarrolla, según su voluntad. Es una pretensión que rechazamos categóricamente.

La ONU, y esta augusta Asamblea como su órgano más democrático, deben asumir con claridad que no puede haber un Estado por encima del Derecho Internacional y la Carta de las Naciones Unidas. Ningún país, por poderoso que sea, tiene autoridad para castigar al resto del mundo.

Por ello, apoyamos firmemente la designación de un Asesor Especial sobre Medidas Coercitivas Unilaterales, respaldamos a los pueblos víctimas de estas políticas inhumanas y exigimos su levantamiento inmediato, total e incondicional para cumplir verdaderamente con nuestra promesa de “no dejar a nadie atrás”.

Muchas gracias.