Señor Presidente:
Vivimos en un mundo cada vez más desigual, y en el que la promesa de la promoción de una cultura de paz se diluye frente a la creciente intolerancia, la injerencia, las guerras, la expoliación y las negativas consecuencias de un orden internacional injusto y excluyente.
Avanzan las ideas supremacistas, el discurso de odio, la xenofobia y la islamofobia, en particular en países desarrollados amparados en un irresponsable ejercicio de la libertad de expresión.
Se incrementa el gasto militar mundial, cual alcanzó en 2024 la cifra récord de 2,7 billones de dólares, que pudieran emplearse en combatir el hambre y la pobreza.
En este contexto, la implementación de la Declaración y el Programa de Acción sobre una Cultura de Paz es cada vez más necesaria y urgente.
Es inconcebible que persista el irrespeto por el derecho de los pueblos a elegir su propio camino. No puede haber paz verdadera mientras se pretenda desconocer la diversidad de sistemas políticos, sociales, culturales y religiosos del mundo, y se continúen implementando agendas de subversión contra países del Sur Global.
Urge el diálogo y la cooperación en lugar de la imposición y la coacción.
La cultura de paz seguirá siendo una quimera mientras se continúen imponiendo medidas coercitivas unilaterales, que violan la Carta de la ONU y el derecho internacional y obstaculizan el ejercicio del derecho al desarrollo de los países contra las que se aplican.
El bloqueo contra Cuba, la inclusión en la fraudulenta lista del Departamento de Estado de los Estados Unidos sobre países que supuestamente patrocinan el terrorismo, así como la campaña mendaz contra la cooperación médica cubana, son actos de hostilidad y agresión, totalmente ajenos y contrarios a la noción de una cultura de paz, tolerancia y entendimiento.
Reiteramos nuestra inquebrantable solidaridad y apoyo al pueblo palestino, víctima del genocidio despiadado que comete impunemente Israel, con la complicidad de los Estados Unidos.
La paz no debe ser un ideal lejano, sino una realidad tangible y un derecho para todos. El multilateralismo y el respeto a los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional son el único camino.
Muchas gracias.