Señor Presidente:
Es mi deber, ante todo, reconocer el desempeño de Palestina como Presidente del Grupo de los 77 más China.
Señor Presidente:
Hace 55 años, ante la disyuntiva de jugar con las reglas de los más fuertes o de proyectar estrategias propias, 77 países en vías de desarrollo decidieron agruparse para promover la equidad del orden económico y social internacional e impulsar un cambio de paradigma en materia de cooperación e integración política. Actualmente, nadie puede ignorar los logros que juntos hemos alcanzado ni la fuerza política que el G-77 más China representa.
En este sentido, y ante los esfuerzos por dividirnos y vencernos, resulta decisivo mantenerla unidad y la cohesión al interior del Grupo y la defensa de su papel como principal foro de negociación y concertación entre los países en desarrollo. No olvidemos que los desafíos y aspiraciones comunes que suscitaron la fundación del G-77 más China, continúan teniendo marcada validez.
El imperialismo en su afán de someter al mundo a un fundamentalismo neoliberal basado en la “filosofía del despojo”, la globalización financiera y la reproducción de patrones irracionales e insostenibles de producción y consumo, nos ha colocado frente aun escenario internacional altamente complejo y peligroso. La imposición de un orden económico internacional injusto, no solo ha profundizado la polarización socioeconómica, sino que ha impedido la solución de problemas alarmantes como la pobreza extrema, el hambre, la inseguridad alimentaria, el analfabetismo, las muertes por enfermedades prevenibles y curables, el desempleo, el deterioro de las condiciones ambientales y la intensificación de los eventos meteorológicos extremos relacionados con el cambio climático.
De igual forma, se agudizan múltiples conflictos armados y no armados, la mayoría de los cuales son promovidos por las grandes potencias con el objetivo de garantizar el control de los recursos naturales estratégicos. La imposición de medidas coercitivas unilaterales, se ha convertido en un recurso recurrente para ejercer presiones políticas y económicas contra nuestros pueblos.
La deuda externa se ha cuadruplicado en los últimos 20 años, pasando de 2 billones 379 mil 341 millones de USD en 1998 a 10 billones 57 mil 936 millones de USD en 2018[1]; y los países en desarrollo continúan viéndose forzados a dedicar enormes recursos a su servicio. Mientras esto ocurre, la mayoría de los países industrializados incumplen su compromiso de abonar el 0,7 % de su PIB para la Ayuda Oficial al Desarrollo y destinan multimillonarias sumas de recursos financieros al mercado especulativo y a la carrera armamentista. No debería asombrarnos que en 2018 los gastos militares sobrepasaran los 1.8 billones de USD ni que el 36% de esta cifra se atribuya a los Estados Unidos[2].
Señor Presidente:
Frente a este escenario, resulta indispensable la búsqueda e implementación de soluciones globales que permitan resolver los problemas acumulados durante años de colonización y explotación. En este sentido, la Agenda 2030 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) resultan un documento integrador y universal, que coloca al ser humano en el centro de los procesos y complementa los tres pilares del desarrollo sostenible: económico, social y medioambiental.
Asimismo, la Cooperación Sur-Sur continúa siendo una expresión innovadora de solidaridad entre los países en desarrollo y una nueva forma de interpretar las relaciones políticas, económicas y sociales entre nuestros pueblos. De ahí la importancia de impulsarla y perfeccionarla, sin olvidar que no constituye un sustituto de la Cooperación Norte-Sur.
Los países industrializados tienen el deber moral, los medios financieros y tecnológicos, así como la responsabilidad histórica de incrementar las inversiones, la cooperación con los países en desarrollo y de contribuir decisivamente a la creación de un entorno internacional propicio al desarrollo sostenible. Para esto, resulta fundamental la existencia de un clima de paz, porque no puede haber paz sin desarrollo ni desarrollo sin paz.
La comunidad internacional no puede seguir postergando la consecución del derecho al desarrollo.
El G-77 más China tiene el reto de trabajar de manera cohesionada para transformar definitivamente las relaciones económicas y financieras internacionales, para lo que es necesario modificar los pilares de funcionamiento y gobernanza de las principales instituciones financieras internacionales y lograr una justa representación, participación y capacidad de toma de decisiones de los países en desarrollo.
Señor Presidente:
A la situación internacional altamente compleja que vivimos hoy, se suma el recrudecimiento de la aplicación, por parte del gobierno de los Estados Unidos, de medidas coercitivas unilaterales que atentan de manera directa contra la soberanía de los Estados, los esfuerzos en pos del desarrollo económico y el disfrute de los derechos humanos de nuestros pueblos, particularmente el derecho a la vida, a la salud, a la alimentación, a la educación, al empleo y a la vivienda.
El comportamiento ilegal del gobierno de los EE.UU. no solo establece precedentes altamente peligrosos para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, sino que viola desvergonzadamente el principio de no intervención en los asuntos internos de otros Estados, los propósitos de la Carta de las Naciones Unidas y los instrumentos de Derecho Internacional que juntos hemos construido.
Cuba no ha estado exenta de ser víctima de esta actitud ilegal y despiadada del Imperio y, durante casi 60 años, se ha visto obligada a enfrentar un bloqueo económico, comercial y financiero, cuyo fin es rendir por hambre y necesidades a nuestro pueblo.
Cuba reitera que esta política injusta y genocida constituye el principal obstáculo al desarrollo de la isla y a la implementación de la Agenda 2030 y representa la medida coercitiva unilateral más duradera aplicada contra país alguno. A la par, Cuba denuncia que el carácter extraterritorial del bloqueo se ha recrudecido, en fechas recientes, con la completa activación del Título III de la Ley Helms-Burton, y la aplicación de acciones extremas, como la persecución para malograr las transacciones económico-financieras de nuestro país y la vigilancia e imposición de sanciones contra las empresas, buques y navieras que transportan combustible hacia Cuba.
Por estas razones, nuestro país continuará su lucha por el cese del bloqueo y presentará los próximos 6 y 7 de noviembre en el marco del 74 periodo de sesiones de la AGNU, su proyecto de resolución titulado “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los EE.UU. contra Cuba”. En este contexto, agradecemos profundamente la solidaridad de los miembros del G-77 más China y su incondicional apoyo a esta batalla del pueblo cubano.
Señor Presidente:
El G-77 más China, grupo que representa más de la mitad de la población mundial, está llamado a exigir y promover la construcción de un nuevo orden económico internacional basado en la equidad, la igualdad soberana, el beneficio común y la cooperación entre todos los Estados; que corrija las desigualdades e injusticias actuales y garantice a las generaciones presentes y futuras un desarrollo económico y social próspero y sostenible. Solo la unidad nos permitirá enfrentar los complejos retos comunes y mantener el sueño de lograr un mundo mejor, donde la primera ley sea el culto a la dignidad plena del hombre.
Cuba reitera su compromiso con los objetivos y principios que motivaron la fundación del G-77 y enfatiza su firme decisión de apoyar incondicionalmente las causas justas de nuestros pueblos hermanos.
Finalizo evocando las palabras del líder histórico de la Revolución Cubana Fidel Castro, en la sesión de clausura de la Cumbre Sur en el año 2000 cito (…)“Luchamos por los más sagrados derechos de los países pobres; pero estamos luchando también por la salvación de ese Primer Mundo, incapaz de preservar la existencia de la especie humana, de gobernarse a sí mismo en medio de sus contradicciones y egoístas intereses, y mucho menos de gobernar al mundo, cuya dirección debe ser democrática y compartida; estamos luchando, casi puede demostrarse matemáticamente, por preservar nuestro planeta. Solo así nos esperará la vida y no la muerte”.
Muchas Gracias