Moscú, 28 de enero. El pueblo de Cuba recuerda con profundo agradecimiento el legado histórico de nuestro Héroe Nacional, José Martí, en el aniversario 172 de su natalicio. Hoy más que nunca, resaltamos la vigencia de su pensamiento independentista y antimperialista, sus ideas visionarias en favor de los más vulnerables, y su amplia obra humanista, que mantenemos como guía.
Desde la Misión Estatal de Cuba en la Federación de Rusia, recordamos al Apóstol con las palabras de uno de sus hijos más ilustres: Eusebio Leal.
"(...) Para todos nosotros, desde que comenzamos a palpitar en el seno materno, el sentimiento martiano de profunda filiación a sus ideas es similar al que sienten nuestros hermanos americanos, o mujeres y hombres de cualquier parte del mundo, por los fundadores de sus naciones. Sin embargo, hay, en la realidad insular, una verdad que es innegable. En los cubanos, por sobre el culto esmaltado en las fotografías, por sobre el bronce y el mármol de los monumentos, existe una extraña pasión que no es una religión de Estado, ni es tampoco una convicción ética ni moral colectiva, sino una devoción verdadera, nacida de una vida que se nos propuso desde aquellos días iniciales como el símbolo y el paradigma de lo que debíamos alcanzar como propósito".
"Pequeño de estatura, lo que muestra a las criaturas insulares, hijos de un pueblo de fusión de muchos pueblos, que nada hay pequeño para un hombre grande. Frente amplia y ojos entornados; aquella dulzura y singularidad de su carácter, desde la más temprana edad de la vida, se convirtió símbolo de lo que querían ser y aspiraban a ser los niños cubanos. Su noble ternura, la fortaleza de su carácter, su austeridad ante la enfermedad, su demostración de que era posible saltar por encima de cualquier limitación física para llevar adelante un destino, hicieron de los adolescentes y para todos los adolescentes de su tiempo, cubanos, a los cuales sus abuelos, padres y familiares les contaron de la proeza de su presidio, cuando era apenas un niño endeble, un símbolo de sufrimiento, de sacrificio y de esperanza. Su bella palabra, su voz bien timbrada, su sentimiento de la poesía, más como una necesidad de la vida que como una consonancia de rimas y versos, nos llevaron, también, a la convicción de que era indispensable, en el destino que trazáramos para nosotros mismos, tenerla a ella presente, como centro, como sostén, como perfume del alma, como noble corona de nuestras más altas aspiraciones".
"Conocedor profundo del mundo, nos indicó el camino de la cultura, el saber, la necesidad de hallar explicación a todas las cosas, o a casi todas; eso lo hizo el ejemplo a imitar por aquellos que creyeron en la profecía de su palabra, y que ella, la cultura, era la única forma de asegurar la libertad."