Asalto a la Democracia Soberana.

Asalto a la Democracia Soberana

El fin de semana, varios medios divulgaron pronunciamientos realizados por Embajadores y Encargados de Negocios de los Estados Unidos en países del Caribe, los cuales una vez más dejan en evidencia la acción desesperada y abiertamente injerencista en asuntos internos de Venezuela desplegada por el Departamento de Estado, en la inaudita y sistemática pretensión del gobierno estadounidense de intervenir Venezuela e imponer un tutelaje sobre nuestra Patria.

El Departamento de Estado desplegó a sus diplomáticos en la región para atacar a Venezuela horas antes de realizarse la Vigésima Novena Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de la Organización de Estados Americanos a realizarse en Cancún, México, el próximo lunes 19 de junio de 2017, ocasión en la cual pretende nuevamente atentar en contra de la soberanía y autodeterminación de pueblo de Venezuela mediante el desprestigiado mecanismo de consulta que ejecuta arbitrariamente e ilegalmente ese ente multilateral.

El imperialismo sigue aferrado al viejo manual intervencionista de golpe de Estado que ha sido derrotado en todas las coyunturas que en que ha sido aplicado en detrimento del pueblo venezolano. Es inaudito que un país con serias deficiencias democráticas y morales como los Estados Unidos pretenda dar lecciones a Venezuela cuando niega a su pueblo la posibilidad de participar en elecciones directas, que privilegia el mantenimiento de un gobierno corporativo y profundamente antipopular que con memoria selectiva olvida que fue el propio Ex Presidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter, quien en el 2012 reconoció la fortaleza de la democracia en Venezuela, al declarar que “tomando en cuenta las 92 elecciones que hemos monitoreado, yo diría que el proceso electoral en Venezuela es el mejor en el mundo.”

El principio de participación democrática y protagónica está consagrado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, e incluye la posibilidad de realizar consultas populares sobre los más diversos temas del interés nacional, incluyendo la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente en los términos establecidos por la propia constitución y no en los términos que pretende imponer el Gobierno de los Estados Unidos a través de sus voceros.

El sistema de poder estadounidense se vale de pronunciamientos frecuentes y reiterados, sanciones unilaterales extraterritoriales, financiamiento económico de organizaciones opositoras con fines terroristas en Venezuela, bloqueo financiero, amenazas de intervención militar, guerra psicológica y mediática entre otros macabros medios, para enmascarar un abierto proceso de intervención marcado por la violación del Derecho Internacional, bajo el falaz eslogan “Defendiendo la democracia con diplomacia” que hoy han usado sus diplomáticos y lacayos para atacar a un pueblo de paz, que por su ejemplo de lucha en defensa de la soberanía y autodeterminación representa una amenaza inusual y extraordinaria para el poder imperial corporativo y guerrerista.

Este método de la “Diplomacia de los Misiles”, ya probado por el Imperio en Europa Oriental y en el Medio Oriente, es el que pretende ahora aplicar en Venezuela utilizando artilugios legalistas obtenidos en los oscuros corrillos del entreguismo hemisférico representado por la infame Organización de Estados Americanos y su tristemente célebre Secretario General, Luis Almagro.

El Presidente Nicolás Maduro ha invocado el poder constituyente originario mediante la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, para que el pueblo como sujeto histórico detenga las acciones terroristas de la oposición desbordada, a través del voto universal, directo y secreto, en defensa de la paz, la democracia y la soberanía en Venezuela.

Con la mayor muestra de inmoralidad internacional, Estados Unidos también pretende impartir lecciones en materia de derechos humanos a Venezuela, cuando cuenta con el mas deplorable expediente de violación de los derechos humanos dentro y fuera de sus fronteras. Solo basta con observar los horrores de las masacres perpetradas por sus fuerzas armadas a través ejecuciones extrajudiciales y muertes de civiles en las invasiones a Vietnam, Libia, Iraq; el despreciable narco financiamiento a los grupos paramilitares de la “Contra” en países como Guatemala y El Salvador o las atroces violaciones de derechos humanos en la prisión de la Base Naval de Guantánamo en Cuba.

Las acciones irresponsables y guerreristas cometidas falsamente por Estados Unidos en nombre de la democracia y la libertad generan consecuencias nefastas para la paz, la seguridad y la estabilidad mundial. Todo ello queda evidenciado con la resistencia del Gobierno de los Estados Unidos a incorporarse activamente al Sistema Universal de Protección de los Derechos Humanos, incluyendo su desprecio por el Estatuto de Roma y la Corte Penal Internacional.

El Gobierno de Estados Unidos no está en condiciones de darnos lecciones. Venezuela ha expresado reiteradamente  sus serias preocupaciones por el respeto y las garantías de los derechos humanos en los Estados Unidos, donde se producen cada vez más asesinatos, brutalidad y abusos policiales, en particular contra la población afroamericana; se viola el derecho a la vida por el uso de armas de fuego; se explota el trabajo infantil y existen graves manifestaciones de discriminación racial; se amenaza con imponer más restricciones a los servicios de salud, que dejarían a 23 millones de personas sin seguro médico; existe la desigualdad salarial entre hombres y mujeres; se margina a emigrantes y refugiados, en particular a los procedentes de países islámicos; se pretende levantar muros que denigran a vecinos; y se abandonan los compromisos internacionales en materia de preservación del medio ambiente y enfrentar el cambio climático.

Según estadísticas registradas en septiembre de 2016 por la Oficina de Censo de los Estados Unidos, 43.123.000 personas vivían en la pobreza en el año 2015. Esas cifras no han variado mucho al día de hoy, es decir, más de 40 millones de personas continúan viviendo en la pobreza en Estados Unidos. Esta cifra supera exponencialmente a la población total de Venezuela, con el agravante que esos más de 40 millones de ciudadanos estadounidenses no tienen acceso a bienes o servicios básicos sin que el Gobierno de los Estados Unidos procure su reinserción en la economía. A la luz de estas alarmantes cifras de pobreza, las cuales se han mantenido por más de una década, el Gobierno Bolivariano de Venezuela creó en el 2005 el Programa Heating Oil, para impedir que más 1.8 millones de estadounidenses murieran de frío entre el 2006 y el 2014. Hoy en día, el Programa presta asistencia a familias de bajos recursos las cuales han sido forzadas por el sistema económico capitalista y excluyente impuesto por el Gobierno de los Estados Unidos a escoger entre calentar sus hogares, comprar alimentos o pagar su prescripción médica.

Cornel West, profesor de Estudios Afro-Americanos de la Universidad de Princeton ha señalado que luego de la histórica lucha de Estados Unidos en contra de la monarquía, la esclavitud y el racismo institucionalizado “el problema hoy en día es la oligarquía. La pobreza es la nueva esclavitud. Los oligarcas son ahora los reyes. Tenemos entonces nuevos jefes en esta estructura de dominación.”  Es precisamente a esas oligarquías locales en Venezuela las que el Gobierno de Estados Unidos apoya desesperadamente, financiando el terrorismo y la violencia, tal y como lo ha evidenciado el congreso estadounidense a través del inaudito e intervencionista Proyecto de Ley S.108, titulado “Asistencias Humanitaria a Venezuela y Defensa de la Gobernabilidad Democrática”.

Creemos entonces que el Gobierno de los Estados Unidos debería ocuparse de sus propios y complejos problemas sociales e implementar un plan de ayuda humanitaria interno para atender a sus más de 40 millones de pobres en vez de potenciar su obsesión de invadir a Venezuela con el pretexto de una supuesta intervención humanitaria y que tiene como verdadero objetivo es apropiarse de los recursos energéticos de Venezuela.

La violencia vandálica y extrema que hoy afecta a los venezolanos es producto de las decisiones hostiles e intervencionistas que fueron adoptadas en la ilícita sesión en la Organización de los Estados Americanos (OEA) el pasado 3 de abril, la cual activó, con el impulso directo del Departamento de Estado estadounidense, a los factores más violentos y antidemocráticos de Venezuela y de la Región. Esta escalada de violencia ha pretendido ser repotenciada el 19 de junio en Cancún- México, con el objetivo de desestabilizar definitivamente a Venezuela. No podrán doblegar al Pueblo de Bolívar.

La República Bolivariana de Venezuela repudia una vez las acciones intervencionistas dirigidas por el Gobierno de los Estados Unidos y su abierto llamado a la violencia y la desestabilización, el desconocimiento al orden interno de Venezuela y sus pretensiones de apropiarse de los recursos de nuestra Patria soberana, promoviendo el golpismo sedicioso, con la anuencia de bandas mercenarias que operan en Venezuela bajo la denominación de partidos políticos.

Coromoto Godoy Calderón.

Embajadora de la República Bolivariana de Venezuela en Trinidad y Tobago

Puerto España, 17 de junio de 2017

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Multilaterales
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