Che Comandante, amigo.

San Salvador, 8 de octubre de 2025. Cuando Ernesto Che Guevara fue tomado prisionero en Bolivia, tomarían el más genuino significado aquellas palabras del Comandante en Jefe Fidel Castro: cuando los hombres escogen el deber (…) viven mientras viva una idea

Es por ello, que lejos de recordar su vil asesinato, rendiremos homenaje a su legado, precisamente cuando la lucha contra el imperialismo y la causas de los oprimidos está más vigente que nunca. (Consultar biografía del Che en: https://www.ecured.cu/Ernesto_Guevara_de_la_Serna

El espíritu antiimperialista del Che lo convirtió en el primer revolucionario en visitar la Franja de Gaza en 1959, tras la Nakba. Por invitación del entonces presidente de Egipto, Gamal Abdel-Nasser, Guevara se reunió con los líderes de la resistencia Abdullah Abu Sitta y Qassem El-Farra.

De Nicolás Guillén, Poeta Nacional de Cuba, dejamos estos sentidos versos que generaciones de cubanos han hecho suyos. Se declamó por primera vez, ante más de un millón de cubanos, en la velada solemne efectuada en la Plaza de la Revolución “José Martí”, en La Habana, el 18 de octubre de 1967.

Che comandante

No porque hayas caído
tu luz es menos alta.
Un caballo de fuego
sostiene tu escultura guerrillera
entre el viento y las nubes de la Sierra.
No por callado eres silencio.
Y no porque te quemen,
porque te disimulen bajo tierra,
porque te escondan
en cementerios, bosques, páramos,
van a impedir que te encontremos,
Che Comandante,
amigo.
 
Con sus dientes de júbilo
Norteamérica ríe. Mas de pronto
revuélvese en su lecho
de dólares. Se le cuaja
la risa en una máscara,
y tu gran cuerpo de metal
sube, se disemina
en las guerrillas como tábanos,
y tu ancho nombre herido por soldados
ilumina la noche americana
como una estrella súbita, caída
en medio de una orgía.
Tú lo sabías, Guevara,
pero no lo dijiste por modestia,
por no hablar de ti mismo,
Che Comandante,
amigo.
 
Estás en todas partes. En el indio
hecho de sueño y cobre. Y en el negro
revuelto en espumosa muchedumbre,
y en el ser petrolero y salitrero,
y en el terrible desamparo
de la banana, y en la gran pampa de las pieles,
y en el azúcar y en la sal y en los cafetos,
tú, móvil estatua de tu sangre como te derribaron,
vivo, como no te querían,
Che Comandante,
amigo.
 
 
Cuba te sabe de memoria. Rostro
de barbas que clarean. Y marfil
y aceituna en la piel de santo joven.
Firme la voz que ordena sin mandar,
que manda compañera, ordena amiga,
tierna y dura de jefe camarada.
Te vemos cada día ministro,
cada día soldado, cada día
gente llana y difícil
cada día.
Y puro como un niño
o como un hombre puro,
Che Comandante,
amigo.
 
Pasas en tu descolorido, roto, agujereado traje de campaña.
El de la selva, como antes
fue el de la Sierra. Semidesnudo
el poderoso pecho de fusil y palabra,
de ardiente vendaval y lenta rosa.
No hay descanso.
¡Salud, Guevara!
O mejor todavía desde el hondón americano:
Espéranos. Partiremos contigo. Queremos
morir para vivir como tú has muerto,
para vivir como tú vives,
Che Comandante,
amigo.
 
Embajada de Cuba en El Salvador

 

 

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