Colombia silencia los fusiles

CARTAGENA DE INDIAS, Colombia.—Este lunes 26 de septiembre Colombia iniciará una nueva etapa en su historia cuando se firme de manera oficial el Acuerdo que pone fin a más de medio siglo de conflicto interno.

Tras casi cuatro años de diálogos en La Habana las partes implicadas en la guerra de la nación sudamericana mostrarán al mundo su voluntad de luchar por la reconciliación nacional.

La ceremonia de este lunes está presidida por el mandatario colombiano, Juan Manuel Santos y por el comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), Timoleón Jiménez. Se espera también la presencia de al menos 17 Jefes de Estado y de Gobierno de la región entre los que se destaca el presidente cubano, Raúl Castro, cuyo país fungió junto a Noruega como garante del proceso de paz iniciado en noviembre del 2012 en La Habana.

Sin embargo, todas las miradas estarán en las víctimas que presenciarán la ceremonia.

Tanto los representantes guerrilleros como los gubernamentales llegan a este día histórico con un camino hacia la paz que no ha estado exento de dificultades. No obstante, al final venció la voluntad de quienes persistieron en acabar con la guerra activa más vieja del continente.

Corresponde ahora a los propios ciudadanos colombianos ratificar o no lo acordado en La Habana con la realización de un plebiscito el próximo 2 de octubre. La pregunta será la siguiente: ¿Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera?

El balneario caribeño de Cartagena de Indias es la sede del acontecimiento con el que culmina una confrontación de 52 años y que ha dejado un saldo de 220000 muertos y millones de desplazados, acorde con cifras del Centro Nacional de Memoria Histórica.

El documento que se firma hoy contiene 297 páginas e incluye las posiciones de ambas partes en complejos temas como el acceso a la tierra para los campesinos pobres, la lucha contra el narcotráfico, justicia, víctimas, y la implementación de los pactos, entre otros.

Aunque es significativo, el Acuerdo con las FARC-EP no representa el fin de la violencia en el país. Todavía queda pendiente un proceso de paz con la otra guerrilla activa: el Ejército de Liberación Nacional (ELN) (Granma).

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