Francia, 18 de octubre. En la mañana de este viernes, el Consejo Ejecutivo inauguró sus labores con un minuto de silencio, en honor de la prima ballerina assoluta Alicia Alonso, Embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO.
En emotivas palabras, la delegada permanente de Cuba, Embajadora Dulce Buergo Rodríguez, compartió con los representantes de los países miembros y personal de la Secretaría de la Organización “con enorme tristeza... la noticia del fallecimiento en el día de ayer de la bailarina, coreógrafa y pedagoga cubana Alicia Alonso, personalidad relevante en la historia de la danza mundial, merecedora de numerosos títulos, distinciones y reconocimientos a lo largo de su larga carrera artística, los que siempre llevó con sencillez y, a la vez, enorme orgullo como representante del pueblo de Cuba”.
La UNESCO, dijo, ha sido privilegiada de tenerla entre sus Embajadores de Buena Voluntad y Embajadora de la Danza Mundial, organización que representó en la “importante misión como artista de construir puentes culturales de amistad entre las naciones”. Alicia, como todos cariñosamente la llaman, fue una mujer de excepcional arte, magia y virtuosismo, de férrea disciplina y voluntad, que no se dejó derrotar nunca por difíciles que fueran las circunstancias.
La diplomática cubana resaltó su imprescindible labor como pedagoga, en la creación de un sistema de enseñanza nacional, garantía del ballet cubano, de especial alcance tras el triunfo de la Revolución cubana, señaló. Con su impronta y liderazgo nació el Ballet Nacional de Cuba “compañía que ubicó entre las de mayor prestigio a nivel mundial”, para orgullo de todo su pueblo. Asimismo, destacó su compromiso en la promoción de un movimiento de colaboración internacionalista en el campo del ballet, que Cuba ha extendido a casi medio centenar de países de América, Europa, Asia y África, contribuyendo también a acercar este exquisito género artístico al ciudadano común.
En este sentido, recordó su excepcional magisterio tanto en refinados escenarios como en plazas públicas, fábricas, escuelas y unidades militares, teniendo presente siempre de que al pueblo, cualquiera que éste sea, siempre se asciende y nunca se desciende.
Por último recordó que, en su carrera artística, fue estrella invitada de las más relevantes compañías, festivales y galas en todo el mundo, escenarios en los que para el próximo año ya se preparaban las celebraciones por su centenario.
Inmenso es su legado. Gloria eterna a esta leyenda de la Danza de Cuba y del mundo.
Delegación Permanente de Cuba ante la Unesco