«Hasta este minuto, ningún colaborador cubano de la salud se reporta como enfermo con el nuevo coronavirus en nuestras brigadas médicas en el exterior», afirmó el doctor Jorge Juan Delgado Bustillo, director de la Unidad Central de Colaboración Médica (UCCM).
Aseguró que es una responsabilidad del Estado velar por cada uno de nuestros compañeros. «Una práctica que realizamos siempre, con o sin Covid-19, es la de mantener una permanente atención a todos los colegas, haciendo uso de los recursos que sean necesarios para regresarlo a la Patria, si se presenta una enfermedad. Cuando no se ha podido trasladar, se han enviado equipos médicos hacia esos países para reforzar el trabajo de los que allí están y salvar la vida del enfermo.
«Se ha recibido confirmación de transmisión del sars-CoV2 en 37 países de los 59 donde laboran nuestros internacionalistas, y hemos tomado medidas muy puntuales para capacitar e informar sobre el autocuidado y la protección para prevenir de la Covid-19.
«Mantenemos las pesquisas activas para detectar a tiempo cualquier signo o síntoma de alarma. Los casos con gripe o eventos respiratorios los hemos aislado y brindado seguimiento».
–¿Cómo establecen la comunicación con las brigadas médicas en estos momentos?
–Está instalada una banda ancha en estas edificaciones de la uccm que nos permite una comunicación fluida y rápida con los países donde tenemos colaboradores. Utilizamos diversas plataformas de la internet para realizar videollamadas; establecimos un grupo de WhatsApp con todos los jefes de brigadas para intercambiar mensajes de texto, voz y video; lo cual nos ha permitido conocer los reportes de los países con casos confirmados de Covid-19, incluso, antes de ser divulgados por la prensa tradicional.
«Igualmente, en ese flujo de información con intercambios permanentes, enviamos mensajes de exhortación a la autoprotección e informamos a las direcciones provinciales de salud acerca de las incidencias con cualquier colaborador sobre su estado de salud para ser reportado a sus familiares».
–¿Aumentarán los números de brigadas por pedidos recientes de algunos gobiernos para enfrentar la Covid-19?
–Estamos atendiendo las solicitudes formuladas a nuestro Gobierno en diferentes categorías como asesoría, ayuda médica o académica. Recientemente despedimos a un grupo de asesores cubanos que partieron hacia Nicaragua y Venezuela, que asesorará a esos gobiernos en la confección de un plan para combatir el coronavirus. Cuba, en su habitual demostración de hermandad y solidaridad con los pueblos del mundo, está en disposición de ayudar y de responder a las solicitudes que nos hagan. Lo demostramos en diferentes momentos de la historia, para combatir la epidemia del ébola y ante desastres naturales, inundaciones y catástrofes. No hay miedo.
«Existe un sentimiento nacional de querer cooperar. Recibimos mensajes de personas voluntarias dispuestas a partir hacia cualquier lugar para ayudar ante esta situación global de salud. Recuerdo que al conformar la brigada para combatir la epidemia del ébola en África recibimos más de 12 000 solicitudes para partir, justo en el momento en que se hablaba de esa epidemia como lo más satánico. Las tres brigadas médicas quedaron conformadas con un total de 265 compañeros, pero quedaron en Cuba más de 500 entrenados. Debimos explicarles que tendrían otras oportunidades para mostrar el sentimiento de solidaridad que nos caracteriza».
–Ecuador y Bolivia cancelaron sus convenios médicos en 2019 y, un año antes, lo hizo Brasil. ¿Cómo respondieron los profesionales de la salud?
–El cese de las misiones en esos tres países muestra la intención del imperialismo estadounidense por desacreditar la labor humanista y altruista de Cuba en el exterior. Esos hechos no hicieron perder los propósitos de la colaboración, porque se nos formularon pedidos de otros países, más en estos momentos de combate ante una pandemia.
«Quienes regresaron de esos países latinoamericanos, vinieron satisfechos por el deber cumplido, y con la pesadumbre de dejar a poblaciones de miles de habitantes sin ayuda médica. Ellos expresaron la disposición de continuar cumpliendo con otras misiones».
–Estados Unidos ha tratado de desprestigiar la colaboración médica, planteando que Cuba ejerce una trata de personas. ¿Cómo se convenian las misiones?
–Primero, se establece un convenio entre el Gobierno de Cuba y el país de destino. Nosotros, como Estado soberano, tenemos la potestad de establecer una colaboración con cualquier otra nación y se firma un primer contrato bilateral, lo cual ampara la existencia de un intercambio.
«Con posterioridad, se establecen convenios específicos con el colaborador. Se redacta un documento legal, que es auditable por los organismos pertinentes. En el texto se explican sus deberes y derechos, se pactan los horarios y el salario devengado. En las cláusulas del documento se fijan las variantes de la colaboración, según el tipo de misión a cumplir.
«Para nadie es un secreto que un grupo de misiones médicas aportan a los ingresos económicos del país. Estos fondos se destinan a los presupuestos del Ministerio de Salud Pública, para la compra de medicamentos y el financiamiento de los equipos médicos, insumos y demás recursos necesitados por las instalaciones médicas. Este tema es comprendido por nuestros colaboradores.
«Ellos, al firmar, plasman su acuerdo con el estipendio que van a recibir en el país donde van a laborar, y qué por ciento se destina a los gastos de la Salud Pública. Nuestros servicios de salud son gratuitos, pero cuestan. Se trata, con algunos de estos convenios, de aportar a la economía de Cuba y a la salud del pueblo.
«Mientras el profesional cumple misión, el Estado cubano garantiza la seguridad social de toda su familia, expresada también en la gratuidad de la Educación y otros subsidios a los servicios básicos. Además, también recibe, íntegramente, su salario como parte de la nómina de la entidad donde se desempeñaba antes de partir. Él designa a un familiar para recibir ese haber o puede guardarlo en una cuenta bancaria. Nadie queda desamparado en Cuba, cuando un profesional sale a cumplir una misión internacionalista».
–¿Qué significado tiene para usted dirigir esta unidad de colaboración médica atendiendo a que también se desempeñó como internacionalista?
–Transité desde 1983 hasta 1985 por Nicaragua, cuando aún había guerra en ese país. Después ayudé en Angola en las zonas de conflicto bélico, luchando por proteger la vida de nuestros combatientes ante una epidemia de malaria. Me desempeñé como asesor en varios países, cumplí misión en Zimbabwe, Sudáfrica y dirigí la brigada médica que combatió el ébola en Sierra Leona. Luego ocupé el cargo de vicedirector de esta institución y ahora soy el director.
«En este sitio se combate en distintos frentes. Primero, a lo interno, porque aquí laboran 604 trabajadores para atender las inquietudes de quienes partirán hacia otros países en funciones médicas. También se preparan y atienden los recursos humanos y, mientras dure esa preparación, viven en estas edificaciones.
«En el combate externo tenemos una responsabilidad aún mayor, porque atendemos en la distancia a nuestros compañeros, que muchas veces están en lugares lejanos y de difícil acceso. Trabajamos juntos y unidos para impulsar una tarea de la Revolución de primer orden, porque representa el prestigio de Cuba en el mundo».