Quito, 19 de marzo de 2024
Por Leonardo Parrini
La semi verdad en periodismo, es mentira. No se puede sostener una parte de la realidad para ocultar otra, esto es lo que sucede cuando se constata un hecho, aparentemente de manera objetiva, pero no se analizan las causas que lo provocan. Exactamente esto ocurre en la prensa occidental con relación a la realidad cubana. Recientemente el periódico español, El País, haciendo gala de una postura anticubana, en su sección latinoamericana, publicó una noticia que encabezaba así: “Cientos de cubanos salieron a las calles este domingo en la provincia de Santiago de Cuba, al oriente de la isla, a protestar por la falta de electricidad y la escasez de alimentos, en una movilización que se ha replicado en otras provincias del país”. Claro, objetivamente el hecho ocurrió y existe, pero sin el más mínimo atisbo de explicación en la publicación española. A renglón seguido vinieron los adjetivos calificativos -otro enemigo mortal del periodismo serio-, y se afirmó en la nota española: “Aunque ha habido otras manifestaciones de descontento en los últimos tiempos, esta es la protesta más multitudinaria que haya tenido lugar desde las del 11 y 12 de julio de 2021cuando miles de personas salieron a exigir cambios ante la situación del país, que tres años después solo ha empeorado”. ¿Quién puede calificar certeramente de multitudinaria a una manifestación, cuál es el parámetro que la mide?
El criterio de verdad en el periodismo profesional, no siempre está en el qué, sino en el porqué. Cualquier estudiante de periodismo aprende en las primeras clases que el Lead, primer párrafo que resume la noticia al principio de la nota, consta de seis preguntas y sus respuestas: qué, quién, dónde cuándo, cómo y porqué, ocurren los hechos. Pero, al parecer los redactores de El País no asistieron a esa clase o fueron pésimos alumnos.
Al margen de una discusión acerca de las técnicas del periodismo informativo, también en este caso están ausente en la noticia del informativo español rasgos elementales de la deontología de prensa, que ofrece los fundamentos éticos de la profesión, para buen uso del periodista profesional. Por recordar algunos, la necesidad de ser objetivo -ya que la imparcialidad periodística es un mito que no existe-, o al menos, tener el cuidado de contrastar las fuentes para que la versión final tenga un elemental equilibrio y permita la posibilidad al lector o televidente de llegar a sus propias conclusiones. Pero, lamentablemente, un periodismo tendencioso que responde a intereses parcializados, no practica nada de esto.
Los hechos
Ya que hemos citado la versión contraria a los intereses del pueblo cubano publicada en El País, amerita entregar la versión de sus protagonistas.
Una mujer cubana se quejaba: “Aquí no llega nada a la carnicería, no hay comida, no hay leche para los niños, Nosotros estamos todo el día a oscuras, nos quitan la corriente toda la noche y la ponen a las seis de la mañana. Si yo estuviera bien de salud, yo me hubiese sumado a la protesta, porque es imposible tener al pueblo así”.
A lo que Vicente de la O Levy, ministro cubano de Energía y Minas, respondió en la televisión nacional que habría apagones, en medio de la retirada de la ayuda de combustible que socios como México o Venezuela enviaban a Cuba. “Hemos tenido que salir a comprar casi el combustible del día”, reconoció.
En el día a día, Cuba no cuenta con el dinero suficiente para adquirir los alimentos necesarios fuera de sus fronteras que son de agua, porque la isla no tiene vecinos terrestres. Y esta situación tendería a empeorar, incluyendo la falta de suministro energético, en al menos un 20% del consumo nacional. El escenario próximo es que en Cuba habrá menos de todo lo poco que ya tenían los habitantes de la isla: menos café, menos leche, menos carne de cerdo, menos transporte público, según afirmaron sus autoridades.
Una cifra revelada por las autoridades cubanas de energía señala que de las 130.000 toneladas de diésel mensuales que necesita el país, 1.000 toneladas se destinarán a la producción de electricidad. El país produce apenas el 40% de lo que necesita para su consumo de petróleo que, además, es un crudo pesado. El otro sesenta por ciento Cuba debe importarlo, mientras EEUU hace lo imposible para evitar las operaciones de importación de combustible de Cuba. El país ha tenido enormes dificultades para conseguir los navíos tanqueros que, el gobierno cubano, tiene que contratar. Es ahí donde el bloqueo se expresa como guerra económica que busca privar al pueblo cubano de alimentos, energía, medicinas y combustible. Cuba no puede comprar ningún equipamiento en el mundo que tenga mas de un 10% de componente norteamericano; si Cuba quiere comprar en Europa un equipo, maquinaria o tecnología con mas del diez por ciento de componente gringo, no se lo venden, por temor a las represalias del bloqueo. Ese es el día a día de la economía cubana en una guerra real que no ha podido quebrar al país con el arma política del bloqueo económico. Estado Unidos no hará nada por facilitar el camino del desarrollo a Cuba. Siendo así, el imperativo es que Cuba necesita enfocarse en la producción nacional y depender cada vez más de lo que sea capaz de producir.
La situación de escasez en la que ya estaba sumido el país se agravó con la crisis sanitaria del Covid que provocó la caída del sector más importante de la economía: el turismo, rubro en el cual pone énfasis el gobierno cubano en estos momentos. Es la versión 2.0 de la guerra fría. Cuba debe responder a la guerra con la utilización del talento y capacidad de resistencia de su pueblo y el desarrollo de su ciencia y tecnología que no es poca cosa, como demostró produciendo su propia vacuna contra el Covid y ponerla en escala productiva para producir millones de vacunas e ir en ayuda, incluso, de varios pueblos del mundo. La idea norteamericana era, simplemente, matar al pueblo cubano por el efecto del virus, negándole las vacunas comerciales producidas por sus transnacionales. Sin embargo, Cuba tiene millones de amigos en el mundo, naciones amigas, decenas de miles de amigos entre intelectuales y gente de bien, incluso en el propio Israel, país con el cual Cuba rompió relaciones diplomáticas hace 50 años, contra su gobierno criminal que agredió al mundo árabe, en 1973.
Cuba tiene en la actualidad la capacidad de autosostenerse con recurso energético, pero requiere tiempo. La solución está, por ejemplo, en la tecnología eólica que aproveche la energía solar para generar electricidad. En corto tiempo Cuba, con asistencia de China, avanzará en ese campo industrial. Soluciones si existen, que toman tiempo y grandes sacrificios como los que está viviendo hoy el pueblo cubano, porque la economía cubana está en emergencia.
El principal problema de Cuba está en el sector externo, el bloqueo que enfrentan los cubanos en un escenario de crisis interna que en los últimos años se ha traducido en un creciente descontento social, situación que aprovechan los enemigos internos y externos de la Revolución Cubana con la peregrina esperanza de que ese pueblo resistente y heroico decida cambiar a sus autoridades. El principal obstáculo para el desarrollo de la isla, es el bloqueo, y esto no es una retórica. Cualquiera persona bien nacida se da cuenta de que si un país pequeño de economia abierta como Cuba, con recursos naturales limitados es sometido a esa barbarie, no es muy difícil concluir en que no es nada fácil salir adelante en esas condiciones de guerra económica unilateral.
El escenario para Cuba es complejo. Hay conciencia del tema y la realidad cubana es sentida por los países del mundo. Solo dos Estados genocidas, entre más de 180 países, votan en la ONU a favor de mantener el bloqueo: EE. UU e Israel, eso lo dice todo.
Cuba tiene una piedra pesada en su escenario nacional, el bloqueo que es una guerra económica contra su pueblo, que no es un simple embargo, es un intento criminal de asfixiar por hambre y enfermedades a un pueblo entero que decidió hace 65 años emprender un camino independiente no subordinado a los EEUU. Estados Unidos está en guerra contra el mundo, no pueden vivir sin la guerra, eso mantiene la economía norteamericana que divide al mundo entre países buenos y malos. Y Cuba está entre los malos porque ha desafiado a los EEUU en esa guerra global. Tratan de disciplinar a todo un continental latinoamericano que está en disputa. La lucha no se va a terminar porque mientras exista injusticia, los pueblos se levantarán, esa es la experiencia cubana.
A partir de 2017, hubo un punto inflexión en la relación cubano norteamericana. Se echó abajo todo lo poco que se había logrado con Obama. Trump reforzó esa guerra económica y aprobó el decreto de incluir a Cuba en una lista arbitraria, espuria, antidemocrática, de países que financian el terrorismo. Ya no es solo que Cuba no puede usar el dólar moneda de intercambio internacional, sino que no puede usar el sistema financiero mundial. Hay muchos bancos que se niegan a hacer operaciones económicas con la isla y aducen que Cuba está en esa lista, como indica una circular que manejan los bancos en que se dice que no deben tratar económicamente nada con Cuba porque financia el terrorismo, una palabreja usada arbitrariamente contra los enemigos políticos. Hay negocios privados en Cuba que están en esa lista de sanciones: si un gringo va a Cuba no se puede alojar en determinados hoteles, está prohibido por la ley norteamericana. Tratan de usar por todas las vías las formas de dañar, no solo la economía del gobierno, sino también la economía personal de los cubanos. Una medida reciente del bloqueo es que los europeos que viajan a Cuba reciben un tratamiento especial para identifcarlos y eso ha tenido un efecto disuasivo e influye en la visita de turistas a Cuba, principal ingreso de la economia cubana.
A la luz de la verdad periodística, el escenario es muy complejo en un mundo que parece que camina hacia su desaparición como especie humana. Ese es el momento de la humanidad y Cuba no escapa a eso. Se mantiene el orden económico internacional injusto por la política de la fuerza y así no salimos de la prehistoria de la humanidad. La resistencia hasta hoy victoriosa del pueblo cubano ha sido posible por la unidad nacional a un programa político, y también por la solidaridad internacional, el Pentágono lo sabe tan bien como los cubanos. Por eso la guerra en el ámbito cultural se la tiene que dar en el campo de la comunicación y el periodismo. El propósito del bloqueo es tratar de aislar a Cuba, esa es la esencia: un país aislado es un país débil. Quien da recibe, Cuba recibe solidaridad y la entrega a escala mundial.
Hoy el mundo tiene dos opciones: o se está con Cuba o se está por mantener el bloqueo criminal, bajo la imposición de una guerra económica genocida.
Tomado de LaPalabraAbierta https://www.lapalabrabierta.com/2024/03/19/cuba-y-la-verdad-periodistica/