Quito, 29 de abril de 2019.
Recientemente, voceros del gobierno de los Estados Unidos anunciaron nuevas medidas contra Cuba relacionadas con el incremento del criminal bloqueo económico, comercial y financiero que por casi 60 años se ha impuesto al pueblo cubano y la activación del Título III de la Ley Helms-Burton que, entre otras cosas, permitirá establecer demandas contra empresas cubanas, de terceros países e incluso a personas que tengan relaciones económicas con lo que el gobierno estadounidense llama “propiedades confiscadas por el gobierno cubano”. Este anuncio constituye un grosero ataque al Derecho Internacional y a la soberanía de Cuba y de otros Estados.
Esta acción anticubana, constituye además un chantaje político y pone de manifiesto las contradicciones entre los sectores que en Estados Unidos favorecen el acercamiento con Cuba y aquellos que buscan reforzar a toda costa el bloqueo y la agresión económica, intimidando a quienes comercian o invierten actualmente en nuestro país, en el vano intento de rendir por hambre y necesidades al pueblo cubano.
La ley Helms-Burton se caracteriza por su extraterritorialidad, por ser lesiva a la soberanía no solo de Cuba sino también de otros Estados que han decidido de manera soberana comerciar e invertir en Cuba.
En virtud ley Helms-Burton, se han aprobado cientos de millones de dólares para subvertir el orden interno en Cuba y se han dispuesto innumerables medidas para intentar provocar un “cambio de régimen”.
El pueblo y gobierno cubanos enfrentaran, una vez más, de manera firme, consciente y contundente, el empeño del imperialismo estadounidense en someter a su dominio y tutelaje los destinos de Cuba. La política de bloqueo y agresión económica, política y social, ha sido rechazada en múltiples ocasiones por la comunidad internacional, casi de manera unánime, en las Naciones Unidas, en organismos internacionales especializados y en diferentes organizaciones regionales como la CELAC y la Unión Africana.
Estas nuevas medidas de presión influyen en las relaciones bilaterales entre Cuba y los Estados Unidos que se encuentran en franco retroceso. Se recrudece la agresión económica y la retórica anticubana desde los más altos niveles del gobierno estadounidense, con una política monroísta y macartista que se dirige también contra toda la América Latina y el Caribe.
Cuba no hará concesiones de ninguna índole, ni renunciará a uno solo de sus principios. La política de Trump está destinada a fracasar. La Revolución Cubana seguirá el rumbo que nuestro pueblo, en referendo constitucional libre y soberano, confirmó: la construcción de una sociedad socialista cada vez más justa, “con todos y para el bien de todos”.