Quito, 16 de octubre de 2018.
En el día de hoy, la Embajada de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas, secundada por el Secretario General de la OEA y un minúsculo grupo de contrarrevolucionarios cubanos, intentaron realizar un show anticubano, utilizando instalaciones de Naciones Unidas, con el objetivo de atacar a Cuba y a su proceso revolucionario.
El evento constituyó una verdadera farsa, afortunadamente neutralizada por la firme reacción de diplomáticos cubanos y amigos de Cuba que impidieron el grotesco circo anticubano que se pretendía montar. Este deleznable hecho que hoy denunciamos, se suma a la escalada de acciones contra Cuba de la actual administración norteamericana, enfrascada en justificar su política genocida de bloqueo económico, comercial y financiero contra la isla y desviar la atención del mundo, de lo que será, el próximo 31 de octubre, una nueva y contundente victoria a favor de la vida, de la paz y contra el bloqueo y la agresión económica de los Estados Unidos contra Cuba.
Estados Unidos pretende defender con cualquier recurso la política unilateral de bloqueo económico, que es objeto de repudio universal por su carácter criminal y violatorio del Derecho Internacional”. Lejos de dialogar y cooperar en los muchos temas en que podríamos hacerlo, sobre la base del respeto a nuestra soberanía y autodeterminación, como Cuba siempre ha estado dispuesta a hacerlo, el gobierno de Estados Unidos acude a acusaciones fraudulentas y a campañas difamatorias que solo creen sus acólitos más incondicionales.
Cuba se enorgullece de su ejecutoria en materia de derechos humanos, la cual desmiente cualquier manipulación en su contra. Por demás, Estados Unidos carece totalmente de moral para dar lecciones en esta materia. Dicho país, con su escasa adhesión a instrumentos internacionales de derechos humanos, tiene un patrón de violaciones sistemáticas de todos los derechos humanos, incluido el uso de la tortura, la detención y la privación de libertad arbitrarias, como ocurre en la Base Naval de Guantánamo, territorio cubano ilegalmente ocupado por Estados Unidos; la violencia policial contra afroamericanos y latinos; la muerte de civiles inocentes por sus tropas de intervención y ocupación en diferentes países; la xenofobia y la represión, el encarcelamiento de inmigrantes, incluidos niños, a los que se separan de sus familias. Nada de esto ocurre en Cuba o por causa de Cuba.
El gobierno estadounidense dedica cada año recursos millonarios para atentar contra el orden constitucional cubano, interferir en sus asuntos internos y financiar a individuos que actúan como agentes al servicio de una potencia extranjera.
El próximo 31 de octubre, la comunidad internacional reclamará una vez más en las Naciones Unidas el fin del bloqueo. El gobierno de los Estados Unidos y su Departamento de Estado deberían prestar más atención a ese reclamo universal en vez de estar mintiendo al mundo y agrediendo a Cuba.