Desde la retaguardia

Antonio Sánchez Díaz había llegado a fines de noviembre a Ñacahuazú, Bolivia, y en diciembre tenía ya dos puntos por el golpe de un palo ligeramente encima de las cejas; y en enero tenía ya kilómetros de camino difícil en las piernas. Vadeando arroyos; correteando lomas.

Había sido nombrado por Guevara jefe de la vanguardia guerrillera y ahora ya no era Antonio, sino Marcos, y tenía un fusil M1 Garand con el que podía fácil hacer 40 disparos por minuto. Y era rebelde.

Casi diez años antes había salido de Pinar del Río, donde nació y donde había trabajado como albañil, y llegó hasta la Sierra para incorporarse voluntariamente al Movimiento 26 de Julio.

En la Sierra no era Antonio ni Marcos, era Pinares. Tenía puntería y voluntad y bravura, así que rápidamente ascendió a capitán, y a comandante, bajo el mando de Camilo Cienfuegos.

Y a fines de noviembre de 1966 llegó a Bolivia (dejando atrás sus responsabilidades en el Comité Central del Partido Comunista de Cuba) porque Guevara, el Che, le había pedido que se sumara.

En Bolivia era intrépido.

Y era un rebelde en un grupo rebelde cuando, ya lo sabemos, la disciplina es una cuestión básica de rebeldía; así que en marzo el Che lo destituyó.

«Al llegar —escribió el Che en su diario— Inti me planteó una serie de faltas de respeto cometidas por Marcos; yo me exploté y le dije a Marcos que de ser cierto sería expulsado de la guerrilla, contestando él que moría, antes, fusilado». («En la madrugada anterior oí a Marcos mandando a la mierda a un compañero y por el día a otro. Hay que hablar con él», había escrito en febrero. Y pocos días después: «Marcos da continuos dolores de cabeza».)

Guevara lo envió a la retaguardia. En abril le asignó una ametralladora calibre 30 (el mismo tipo de arma que usó en la Sierra) y lo incorporó al grupo de Vilo Acuña (Joaquín).

Desde la retaguardia, el 2 de junio de 1967, cayó en una emboscada del ejército junto a Casildo Condori (Víctor): un boliviano de 26 años que había sido minero; un joven «trabajador y empeñoso» según el Che.

Dijo Fidel de Marcos que había caído heroicamente.

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