Addis Abeba (Prensa Latina) Para los cubanos es motivo de satisfacción cada 25 de mayo, cuando el mundo celebra el Día de África a propósito de la fundación aquí, en 1963, de la Organización para la Unidad Africana (OUA).
Sí, es muy importante para Cuba. En ese día en que nació la OUA también va incluido el orgullo de aquellos que somos descendientes de africanos, como los cubanos, asegura en declaraciones exclusivas a Prensa Latina el representante permanente del país caribeño ante la Unión Africana (UA), en calidad de observador, Ángel Villa.
'Nuestro Comandante en Jefe dijo en una ocasión que Cuba es un país también latino-africano y eso resume que el 25 de mayo sea de igual modo nuestro'.
Según estudios, cerca de un millón 300 mil africanos llegaron al archipiélago cubano desde finales de 1510 o principios de 1511, como parte de la trata de esclavos.
Me atrevería a afirmar, comenta el Embajador, que recibimos la mayor variedad de esclavos en el mundo a partir de su amplia procedencia. Usualmente se menciona a la costa occidental de África como fuente, que fue la principal con África Central, pero no pueden desdeñarse los arribos desde lugares en el Océano Indico como el actual Mozambique.
Es necesario, añade, promover el interés por ese conocimiento en las nuevas generaciones de Cuba, cuya nacionalidad está marcada por la multiculturalidad y heterogeneidad africanas.
La historia de la esclavitud y de la constitución de la nacionalidad cubana, dice, tuvo a muchos destacados etnólogos, historiadores, antropólogos, entre otros profesionales que han hecho relevantes aportes a su reconstrucción e interpretación.
'No es frecuente que se aborden temas asociados a la historiografía africana y su vínculo con Cuba desde fechas tan tempranas como el siglo XVI, opina.
'Los textos de nuestras escuelas, incluyen pasajes de esa era con distinto grado de profundidad, pero pudieran complementarse -y no de forma extracurricular- con resultados de investigadores como Fernando Ortiz, Rómulo Lachatañeré, Argeliers León y Lydia Cabrera, hasta más contemporáneos como Miguel Barnet y Zuleika Romay, entre otros'.
La huella africana en Cuba merece ser mejor atendida holísticamente, reflexiona Villa, superando la superficialidad del cepo, el cañaveral y los rituales religiosos, para internarse en los antecedentes y consecuencias del cimarronaje, en la lingüística, en la cosmovisión africana que llega hasta nuestros días, en los intríngulis de las complejas relaciones raciales y de la discriminación en Cuba, así como en la conformación de los valores que ostenta nuestra nación, donde se aprecia mucha influencia de lo que nos legó África.
Según su parecer, 'la historia más reciente de nuestras relaciones con esa parte del mundo requiere mayor sistematización porque sobre determinados aspectos hay mucha información de valor olvidada y hasta perdida'.
'Las nuevas generaciones de Cuba y África requieren contar con más detalles sobre ese pasado que les ayude a entender el presente de los nexos entre ambas partes, pues además de las gestas militares internacionalistas, se tejieron otros vínculos'.
Apoyo de Cuba a la independencia de África
Diferentes lecturas surgieron de la ayuda de Cuba a los procesos de soberanía e independencia de Argelia, Angola, Namibia, Mozambique, Etiopía?, reconoce, pero opina que debe entenderse como lo que fue realmente.
El apoyo de Cuba a las luchas por la independencia, contra el racismo, por la preservación de la soberanía e integridad territorial de varios países africanos, constituyó un acto soberano de su política exterior, afirma con contundencia.
Ciertamente, apunta, la presencia cubana en África simboliza lo que los africanos representan para nuestro país. Cuba los conoció encadenados en tierra extraña y tres siglos más tarde, ya con una Revolución en curso, les vio aun asidos al grillete colonial en su propio territorio. Apoyarlos en tan noble empeño era un deber con ellos y la historia.
'En ningún caso se interfirió en asuntos internos. Se apoyó a esos pueblos contra la agresión foránea y a partir de solicitudes para contar con nuestra presencia.
'Mucho y variado se ha escrito sobre esas campañas, a las que se agregan otras de menor dimensión, pero todas contribuyeron a dignificar y perpetuar nuestros vínculos con África'.
Para el diplomático, la posición de la Revolución cubana respecto al mal llamado continente negro es transparentey categórica.
Las palabras de nuestros dirigentes, opina, expresan la naturaleza de nuestros nexos. Cuba y África están inseparablemente unidas por una historia común y eso revela la actitud de los cubanos hacia esa región y su gente.
Quien no ha tenido el beneficio de esa mezcla, añade, quizás no entienda en toda su dimensión nuestra afinidad natural, nuestra coincidencia de posiciones, las actitudes que nos permiten encarar la adversidad y nuestra inacabable resistencia.
Se habla menos de nuestra cooperación civil con África, la más extendida en el tiempo, en número de países y sectores y a la que se deben avances económicos y sociales concretos, señala quien fuera jefe de la dirección de África subsahariana en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba.
'La cooperación médica ha sido el puntal de la presencia cubana, pero en todos los sectores aplica la máxima de no dar lo que nos sobra, porque no hay nada que tengamos en exceso más allá de nuestra vergüenza, moral y dignidad. Por eso compartimos con gusto lo que tenemos'.
Muchos países miran al mal llamado continente negro como quien sube a un desván para adquirir lo que necesita para saciar sus intereses. Cuba nunca le viró la mirada y del continente apenas se llevó sus muertos.
A la pregunta de ¿qué explica la diferencia de su proceder con el de otras naciones?, responde: Cuba no colonizó ni invadió a ningún país, pero ha sido víctima de esas acciones. Por eso entendemos las necesidades y urgencias de África a partir de una praxis internacional principista. Cuba considera a los países africanos como iguales, pese al nivel de desarrollo que puedan tener.
'Nos unimos con orgullo a África porque muchos de sus retos y aspiraciones nos resultan comunes. Con África hemos mantenido la práctica de la unidad en la diversidad, pues a partir del respeto mutuo se han logrado construir nexos estables y beneficiosos para ambas partes'.
Cuba y África, considera, han interactuado por casi sesenta años para fomentar la cooperación en diferentes sectores. Ello ha tenido diversas etapas en dependencia de necesidades y posibilidades de ambas partes.
Las actuales y futuras políticas de desarrollo de Cuba, asevera, nos han conllevado a ajustar algunos de los mecanismos de cooperación que existían en función de la sostenibilidad y un mejor equilibrio de los costos de la misma.
'Asimismo, se han tenido en cuenta las posibilidades de los países africanos para avanzar en diferentes modalidades de intercambio a desarrollarse en Cuba o en el continente.
'Hoy se promueven nuevas posibilidades de estudios como los autofinanciados en medicina y otras especialidades universitarias, que ha catapultado al continente africano a la cima por el número de estudiantes que actualmente se encuentran en nuestro país.
También, agrega, se explora la ampliación de la presencia de expertos cubanos en varios sectores, tomando como base los que actualmente ya laboran en esas naciones.
Aparte de la cooperación, subraya, también se da seguimiento a las posibilidades de inversión, de establecimiento de negocios conjuntos, transferencia tecnológica cuando resulte factible y el comercio.
'En toda la dinámica anterior existe un factor influyente que son los efectos extraterritoriales del bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba, los cuales han llegado hasta África.
'Si esa política genocida no existiera, nuestras posibilidades de cooperar con África y de mantener una relación más amplia, a pesar de la distancia y la escasez de líneas regulares de transporte, fueran notablemente mayores'.