Natalicio de José Martí: Momento propicio para
reencontrarnos con un legado común y necesario
Se cumplen 169 años del nacimiento de José Martí, el Apóstol de la Independencia de Cuba, y por tal motivo, nos encontramos aquí para participar en estos actos conmemorativos, siendo para mí un gran honor compartir este espacio, en compañía de todas y todos los aquí presentes, con el propósito de evocar y exaltar la meritoria trayectoria de este grande hombre Nuestro Americano.
Hablar de José Martí, en nuestra Patria Bolivariana es hablar de un ser humano entrañable, de uno de los nuestros, “deme Venezuela en qué servirla: Ella tiene en mí un hijo”, tales fueron sus palabras ante la Estatua del Padre Bolívar al llegar a nuestra Patria en 1881, en una estancia tan trascendente como breve, en plena dictadura de Antonio Guzmán Blanco. Él vino, en busca de cobijo en calidad de exiliado político, siempre con la mirada puesta en la liberación de la Nación cubana.
Hablar de José Martí es rememorar un pasado de lucha incasable por la justicia y la libertad. Es recordar un legado que se mantiene vigente. Martí transgredió su existencia en el tiempo y se transformó en un todo. Una figura de su momento histórico, pero también un personaje de nuestro presente. Sus enseñanzas, sueños y sacrificios, se convirtieron en la hechura de su ser.
Héroe Nacional de nuestra hermana República de Cuba, pero también es un héroe nuestro, un héroe común para los pueblos de la América. Recordarlo hoy, es recordar su pensamiento y su acción. Martí traspasó las fronteras de su patria y se convirtió en personaje de la América. Un personaje Nuestro Americano.
Martí un hombre polifacético de convicciones intachables. Desde muy joven, mostró sus cualidades y facetas en diferentes trincheras de lucha. Periodista, docente, escritor, poeta, político, y en el propio campo de batalla. El gran héroe de la independencia cubana, nos legó una inmensa obra cuyo pensamiento se podría traducir en temas fundamentales de vigencia incalculable.
Sirva esta efeméride para homenajear su resultado. No al hombre, no al pensamiento, sino a lo que somos, lo que significamos como pueblo, a la defensa de nuestra identidad latinoamericana. A esa identidad a la que Martí defendió. Tal como lo expresaría en una oportunidad el Comandante Fidel Castro Ruz: “Martí pensaba que "patria es humanidad", y nos trazó la imagen de una América Latina unida frente a la otra América imperialista y soberbia…”
La América de Martí, la América unida, Nuestra América es la América que debemos defender y preservar. Ese sería el gran homenaje al Apóstol de Cuba y de la América entera.
Es que No podemos hablar de antiimperialismo sin considerar el pensamiento de Martí:
José Martí nos quiso mostrar la realidad de los pueblos de Nuestra América frente a las ambiciones de poder y expansionismo de los Estados Unidos. Sus agudos análisis en torno a al comportamiento político y económico de los Estados Unidos, fueron las alertas tempranas y urgentes de las garras del naciente imperialismo norteamericano. Eran las palabras de denuncia ante una futura e inminente opresión.
Más que un teórico del imperialismo fue un conocedor directo de su naturaleza. Tempranamente, Martí describió y caracterizó, sin acuñar el término, al fenómeno imperialista en todas sus facetas de dominación e injerencia. En la propia cuna de los Estados Unidos, Martí maduró lo que se podría llamar su concepción antiimperialista.
El historiador cubano René Villaboy apunta (cito)que: “…La propuesta martiana para una nueva revolución de independencia partió de la experiencia continental y de la relación del proceso de la isla con su entorno más cercano. Más aún, fundó dentro del independentismo cubano una visión sobre un fenómeno en pleno desarrollo, el cual sería definido luego como imperialismo. Martí fue el iniciador de la línea antiimperialista en el proceso de pensamiento y acción de los cubanos. Su experiencia de vida en los Estados Unidos, donde residió como exiliado por largos años, lo llevó no sólo a percibir los rasgos económicos referidos a la concentración productiva y del capital y al predominio de un grupo económico minoritario que ejercía el control político, sino también a prevenir las nefastas consecuencias de la expansión del gigante del Norte sobre el resto del continente americano….” (Villaboy, 2015).
Un día antes de su muerte, Martí le escribe a su amigo mexicano Manuel Mercado. En la llamada carta inconclusa, Martí nos presenta lo que se ha considerado como su testamento político, donde muestra su entrega total a la lucha independentista y su posición frente al gran Monstruo y sus entrañas.
Martí entendió con firme sagacidad, los funestos resultados que podría ocasionar la intervención económica y política de los Estados Unidos en los pueblos de Nuestra América.
Las dos Américas. Vivir, conocer y comprender las realidades de los países de Nuestra América, el Caribe y de la propia sociedad Norteamérica, le permitió a Martí redefinir las concepciones e ideas sobre el continente americano. Hablar de las dos Américas, le valió la posibilidad de comprender y resignificar la verdadera esencia de los pueblos de la América Latina: Nuestra América.
Entre 1889 y 1890, al presenciar y reportar los acontecimientos de la Primera Conferencia Internacional Americana, Martí fue testigo de los intereses del naciente poder hegemónico de los Estados Unidos.
Podemos verlo entonces, como El primer pensador de su tiempo que estimó la defensa del ser NUESTROAMERICANO
Debemos querer lo Nuestro Americano. Nos señala el profesor cubano Juan Marinello que Martí “…entiende de manera distinta el destino y la integración del hombre latinoamericano. En todo momento entiende que ese hombre debe ser igualmente estimado, cualquiera que sea su raza y su origen, y que el avance de sus pueblos no ha de depender del dominio de una raza sino de la concertación oportuna y afortunada de las virtudes y calidades de todas las razas que integran el mundo americano….”
La construcción de nuestra patria debe ser a partir de lo que somos. Martí nos enseñó que no debemos tomar modelos ni valores ajenos. En sus palabras, refiere:
“…Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas. Y calle el pedante vencido; que no hay patria en que pueda tener el hombre más orgullo que en nuestras dolorosas repúblicas americanas…” (Martí, Nuestra América, 1891)
En su obra, Versos sencillos de 1891, Martí con su pluma radiante y categórica, nos expresa una gran resolución: “¡la esclavitud de los hombres/ Es la gran pena del mundo!”
En su poema Abdala, publicado en 1868, un Martí joven pero seguro de sus ideales, nos comparte una imagen de sus ideas y pensamiento:
“…Quien a su patria defender ansía, Ni en sangre ni en obstáculos repara; Del tirano desprecia la soberbia; En su pecho se estrella la amenaza;¡Y si el cielo bastara a su deseo, Al mismo cielo con valor llegara!...”
Llegamos así, al Martí y la defensa de los derechos de las minorías
No debe existir diferencias por el color de piel. En su artículo Mi raza, publicado en 1893, Martí nos muestra su afinada concepción sobre el tema racial.
“Esa de racista está siendo una palabra confusa, y hay que ponerla en claro. El hombre no tiene ningún derecho especial porque pertenezca a una raza u otra: dígase hombre, y ya se dicen todos los derechos” (Martí, Mi raza, 1893).
Del mismo modo resalta la defensa del indígena como pueblos de gran valor cultural. Para Martí los pueblos originarios son parte esencial de la historia viva del ser latinoamericano.
Todos somos iguales. Para Martí, no debe existir prejuicios raciales y todos deben tener los mismos derechos, debe privar la justicia para la condición humana.
“En Cuba no hay temor alguno a la guerra de razas. Hombre es más que blanco, más que mulato, más que negro. Cubano es más que blanco, más que mulato, más que negro. En los campos de batalla, muriendo por Cuba, han subido juntas por los aires las almas de los blancos y de los negros…” (Martí, Mi raza, 1893).
Este gigante tiene también una visión sobre La educación como instrumento esencial en la formación de la patria soberana
Entre las diversas reflexiones expresadas por Martí en su trayecto discursivo y periodístico, se encuentra un elemento de vital importancia para el desarrollo de nuestra identidad como pueblo. La educación como un bien necesario e irrenunciable, se convierte en tema fundamental en el pensamiento de Martí y sobre todo, como una pieza clave dentro del proyecto de resistencia de la América Latina frente a los mecanismos de dominación imperial. Educarnos para reconocer y preservar nuestra identidad.
“La educación tiene un deber ineludible para con el hombre, -no cumplirlo es crimen: conformarle a su tiempo- sin desviarle de la grandiosa y final tendencia humana. Que el hombre viva en analogía con el universo, y con su época…” (Martí, 1884).
Martí insiste en la necesidad de una educación, libre, igualitaria y obligatoria.
Para Martí la educación tiene un valor transcendental en la formación de la patria y en la defensa de la soberanía de Nuestra América. Por tal razón, señaló categóricamente que: “…la educación es el único medio de salvarse de la esclavitud. Tan repugnante es un pueblo que es esclavo de hombres de otro pueblo, como esclavo de hombres de sí mismo…” (Martí, Obras Completas, volumen 19.)
La educación popular es un arma para la emancipación en el ideario de Martí. El decálogo educativo de José Martí, concentra y desarrolla las principales ideas que esgrime sobre su concepción de la educación popular. Es un instructivo que buscó proyectarse en el tiempo para servir de parámetro para una educación liberadora: “Instrucción no es lo mismo que educación: aquélla se refiere al pensamiento, y ésta principalmente a los sentimientos”.
Al igual que la filosofía robinsoniana, Martí también nos invita, a partir de la gran claridad que tiene de su tiempo histórico, al establecimiento de un modelo de enseñanza que involucre el saber y el trabajo como medio transformador de la sociedad.
Si hablamos del papel del docente en la formación. Para Martí, no puede existir educación real si no hay compromiso y formación por parte del maestro.
Bajo la concepción del compromiso del maestro, de la mística, la necesidad de transmitir conocimientos, Martí considera la idea del maestro ambulante. Bajo estas reflexiones, el maestro no debe quedarse enclaustrado en las aulas. No. Debe ir hacia la comunidad, hacia las zonas a llevar el conocimiento. No separar el trabajo del saber, no desligar la faena en la tierra con el conocimiento. Es conectar la naturaleza con el conocimiento.
Su perspectiva:
Una educación actualizada. Martí consideraba que la Educación debía ser para todos por igual y ajustada a los nuevos tiempos.
“Al mundo nuevo corresponde la Universidad nueva. A nuevas ciencias que todo lo invaden, reforman y minan nuevas cátedras. Es criminal el divorcio entre la educación que se recibe en una época, y la época. Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive: es ponerlo a nivel de su tiempo, para que flote sobre él, y no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podrá salir a flote; es preparar al hombre para la vida. En tiempos teológicos, universidad teológica. En tiempos científicos, universidad científica. Pues ¿qué es ver una cosa, y no saber qué es?” (Martí, 1883).
*Vemos así la Vigencia del pensamiento pedagógico de Martí. Como proyecto continuador del pensamiento de Simón Bolívar y Simón Rodríguez, las ideas educativas de José Martí, se han convertido en un pilar fundamental del proceso de cambio de la Revolución Bolivariana. El proyecto iniciado y liderado por el Comandante Hugo Chávez, impulsó una serie de políticas fundadas en los preceptos y valores de igualdad, ética y justicia social que están presentes en la filosofía de estos grandes revolucionarios de todos los tiempos.
Nuestras instituciones educativas, escuelas, universidades, aldeas universitarias, programas y misiones sociales, tienen como objetivo primordial, promover el estudio, formación, conservación y difusión del pensamiento martiano y bolivariano.
La Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV) nace como proyecto emancipatorio e insurgente y tiene como propósito central, servir como un espacio de lucha y reflexión desde el punto de vista formativo. Una plataforma inclusiva y de pensamiento liberador para contribuir a la formación del nuevo hombre y la nueva mujer.
Este transitar por las distintas facetas de José Martí, nos conduce necesariamente a la confluencia de dos idearios, de dos vidas, de dos misiones civilizatorias con visión nuestroamericana y caribeña, la de nuestro Padre Bolívar y la del Apóstol de la Independencia de Cuba, José Martí. Fueron dos hombres de acción, que aunaron teoría y práctica para lograr ese gran propósito de Paz mundial, Independencia e Integración, y cuyos ideales se encarnan hoy día en las aspiraciones de la Revolución Bolivariana, de la consolidación de la Revolución Cubana, y de las necesidades políticas, sociales y económicas que se plantean ante los nuevos gobiernos latinoamericanos hoy.
Los ojos del mundo, los sueños y la esperanza de un grupo cada vez más numeroso de hombres y de mujeres comprometidos con la Patria Grande, están puestos sobre nuestras dos naciones, que han podido mostrar al mundo que es posible la integración fraterna, solidaria, amorosa para emprender procesos originales identificados con nuestras idiosincrasias mestizas e historias comunes, contra todas las adversidades que nos ha impuesto un modelo civilizador decadente, destructor y depredador como lo es el capitalismo en su actual fase neoliberal. Fidel y Chávez, fueron los que asumieron este legado que debemos todas y todos concluir, como un compromiso ético para que este ideario Bolivariano y Martiano deje de ser una utopía y se cristalice en una América Nuestra unidad, libre y soberana.
Hoy, cuando nuestros pueblos, nuestros países enfrentan las feroces arremetidas del Monstruo, resistiendo todas las fórmulas de agresión que han intentado y perpetrado contra el pueblo cubano, venezolano, nicaragüense y boliviano a través de la imposición de vergonzantes, e ilegales, medidas coercitivas unilaterales que buscan detener el avance revolucionario y emancipador de los pueblos de Nuestra América, es cuando más debemos volver a Martí, a estudiar profundamente sus ideas y sus valiosos aportes para profundizar en nuestra convicción antiimperialista.
NOSOTROS VENCEREMOS!!!
Viva Bolívar
Viva Martí,
Viva FIDEL
Viva Chávez
Viva NUESTRAAMÉRICA LIBRE y SOBERANA