Discurso de la viceministra de Relaciones Exteriores de Cuba, Josefina Vidal, en la X Cumbre de la Asociación de Estados del Caribe. Montería, Departamento de Córdoba, Colombia. 30 de mayo de 2025.

Excelentísimo José Raúl Mulino, presidente de la República de Panamá.

Excelentísima Laura Sarabia, Canciller de Colombia.

Excelentísimos Jefes de Estado y de Gobierno, cancilleres y jefes de delegaciones presentes.

Excelentísima Sra. Noemí Espinoza Madrid, Secretaria General de la Asociación de Estados del Caribe.  

Nos hemos reunido por varios días. Primero, en Cartagena de Indias, cuna de la Asociación de Estados del Caribe, donde hace tres décadas firmamos un compromiso histórico. Hoy nos damos cita en la ciudad de Montería, otro espacio que es muestra de la diversidad del Gran Caribe.

Ha transcurrido un año desde que Colombia asumió la presidencia del Consejo de Ministros de la Asociación con una agenda clara: “Unidos por la Vida: Hacia un Gran Caribe más sostenible”.  

Quiero comenzar, por tanto, reconociendo la labor de Colombia, bajo la visión del presidente Gustavo Petro, quien ha impulsado una agenda audaz que pone al ser humano y la sostenibilidad en el centro de las prioridades. Su liderazgo ha demostrado que la cooperación regional no es una opción, sino una necesidad.

Damos, asimismo, la bienvenida a Panamá como próximo presidente del Consejo de Ministros de la Asociación. Confiamos en que su reconocida experiencia en asuntos vitales como la conectividad logística y portuaria nos traiga nuevos aportes para avanzar hacia un Caribe más interconectado y resiliente.  

La decisión de unirnos, recogida en el Acta Constitutiva del 24 de julio de 1994, implicaba el compromiso de proteger nuestro Mar Caribe, aumentar la conectividad, el comercio, protegernos de las amenazas comunes que impone el cambio climático y fomentar la cooperación entre los Estados Miembros y Asociados.

El Mar Caribe es activo común y el sustento de millones de personas. Es custodio de una biodiversidad única y puente que une culturas. Sin embargo, su fragilidad ante los peligros del cambio climático, la contaminación, el sargazo y la erosión costera, exige acciones urgentes y concertadas.

Por ello, debemos continuar los esfuerzos en los foros internacionales para que el Mar Caribe sea declarado Zona Especial en el contexto del Desarrollo Sostenible. Este reconocimiento sería trascendental e incidiría en la afluencia de más iniciativas y acciones que ayuden a proteger sus costas, sus arrecifes, sus manglares, sus especies, y en la atracción de mayores recursos financieros para su preservación.  

Cuba tiene la experiencia reciente de haberse involucrado intensamente en el proyecto de “Costas Arenosas”, ejecutado por la Asociación y dirigido a la recuperación de playas, con beneficios tangibles para poblaciones costeras que se sostienen de la industria turística. Gracias a la colaboración de puntos focales de varios países, se logró avanzar en un sistema de monitoreo de la erosión costera y se creó también un sistema de trabajo de participación regional interesante a replicar.  

Tenemos muchos retos por delante, pero hay un camino recorrido que muestra cómo avanzar. La Subcomisión de Sargazo de la Comisión del Mar Caribe de la AEC, es un ejemplo de ello. Ella facilita la creación de redes de cooperación técnica. Debemos ahora apoyarla, convertir sus esfuerzos en políticas, hallar e implementar soluciones científicas y comunitarias, y trabajar por el aseguramiento financiero sostenible de los proyectos para enfrentar esta amenaza. 

Genera gran expectativa también el posible establecimiento de un Centro de Investigaciones Oceánicas en Colombia. Si aseguráramos con el donante que dicho Centro tenga un carácter regional, ello tendría alto valor para la AEC.

Los Estados Miembros y Asociados de esta organización cuentan con poderosos activos en sus universidades, centros científicos, agencias de cooperación y otras entidades. Por ello, una de las misiones principales de la Asociación debe ser la articulación de nuestros centros e instituciones y fomentar la construcción colectiva de proyectos.

La ciencia regional pudiera liderar soluciones a nuestros problemas. Crear centros integrados para la gestión y manejo de desastres o espacios conjuntos de capacitación para impulsar el turismo sostenible y resiliente son, desde nuestro punto de vista, metas realizables en el corto plazo. Proyectos sobre estos temas ya forman parte del acervo de la AEC. Disponemos de conocimiento para encaminarlos. Queda pendiente aprender a integrar y articular la sabiduría local y garantizar la movilización de los fondos para la cooperación internacional.  

Debemos ser capaces de proveer a los donantes y potenciales socios, proyectos diseñados por nuestros expertos, ya certificados por la AEC. Desde nuestra perspectiva, necesitamos avanzar también en el diseño colectivo de una ingeniería de financiamiento ágil e inclusiva para cada proyecto.

La clave está en priorizar nuestras ventajas comparativas: conservación marina, turismo sostenible y respuesta a desastres. Replicar lo que funciona y utilizar las experiencias aprendidas como herramientas operativas de capacitación.

Los Estados Miembros y Asociados debemos ser protagonistas y complementarnos. El trabajo conjunto con la Secretaría General es fundamental para sacar adelante la organización. Los proyectos regionales deben nacer de diálogos técnicos y multisectoriales, asegurando relevancia y apropiación colectiva. 

Agradecemos a Noemí Espinoza Madrid, y a los expertos que han trabajado en el documento “Hacia 2025: Visión y Misión Estratégica renovada”, que busca modernizar la AEC sin alterar su esencia fundacional.

Reiteramos la necesidad de un Plan Estratégico 2025-2035 con metas medibles, construido mediante consultas técnicas regionales y el consenso. Apostamos por el respeto de los mandatos históricos recogidos en nuestro Convenio Constitutivo, en la normativa que se ha ido desarrollando a partir de sucesivos procesos de revitalización de la AEC y en los acuerdos emanados de las 10 Cumbres celebradas. 

Hoy tenemos la oportunidad de ascender un nuevo peldaño en la AEC. Cada coral restaurado, cada playa recuperada, cada comunidad empoderada, cada respuesta conjunta a una situación de desastre nos ayudaría a que las poblaciones sientan y aprecien que somos una organización efectiva.

Debemos ser capaces de mostrar a los potenciales donantes que la subregión puede convertirse en un socio ejemplar para la cooperación, para la complementariedad y la capacitación, en una era en que las tecnologías y la Inteligencia Artificial nos interpelan en todas nuestras acciones. 

A cada Estado Miembro y Asociado, a los Observadores y Actores Sociales, a las instituciones y comunidades que continúan creyendo en este sueño colectivo les decimos: sigamos adelante, con determinación, para que el Gran Caribe sobreviva, y sea un ejemplo global de sostenibilidad y unidad en la diversidad.

No quisiera terminar sin expresar nuestro más profundo agradecimiento a los Estados Miembros de la Asociación por su llamado reiterado al Gobierno de los Estados Unidos para que ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero de alcance extraterritorial que impone a Cuba, que ha sido recrudecido a niveles sin precedentes, así como a la exclusión de Cuba de la lista unilateral de países supuestamente patrocinadores del terrorismo que elabora el Departamento de Estado de los Estados Unidos, que, por sus implicaciones, provocan severas privaciones y afectaciones al bienestar del pueblo cubano.

Asimismo, soy portadora del sentimiento de honda gratitud de mi país, por la digna posición de rechazo ante la campaña que ha desatado el gobierno de los Estados Unidos para desacreditar la cooperación médica cubana y, con ello, privar a los pueblos que la reciben de servicios de salud esenciales.

Deseo dar las gracias a la Cancillería colombiana, que, en mayo de 2024, a solicitud del subgrupo No Agrupados, asumió el reto que implicaba esta presidencia del Consejo de Ministros, a pesar de las múltiples responsabilidades regionales que convergían para Colombia durante el año 2025.

Para los que apreciamos al Gran Caribe, regresar a Cartagena de Indias nos inspira y compromete a continuar el legado de los padres fundadores de esta organización.

Reitero el agradecimiento al gobierno de Colombia, Cartagena de Indias y Montería por acogernos con la más cálida hospitalidad. Tierras diversas, ricas en historia, en tradiciones ancestrales y con un inmenso anhelo de paz y desarrollo por el bienestar común.  

Gracias Colombia. Gracias a todos por su generosidad.

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