Distinguidos miembros del Cuerpo Diplomático de América Latina y el Caribe,
Amigas y amigos:
El deber de rendir homenaje al más universal de los cubanos nos vuelve a reunir en ocasión del 164 Aniversario del Natalicio de José Julián Martí y Pérez, quien organizó la “guerra necesaria” y fundó el Partido Revolucionario Cubano que nos condujo a la liberación del yugo colonial, y quien décadas más tarde inspiró a la Generación del Centenario para hacer la más profunda Revolución de nuestra historia y alcanzar la verdadera y definitiva independencia.
Apenas siendo un niño conoció los crímenes de la esclavitud y aquellas vergonzosas escenas lo acompañaron a lo largo de toda su vida. Inició su andar revolucionario con solo 16 años, cuando fue condenado al presidio y al grillete vil, por su prédica patriótica y libertaria.
Padeció el destierro y no se resistió a vivir sin Patria. Dijo que la Patria necesita sacrificios, “que es ara y no pedestal; que nos levantamos para ella y no sobre ella”.
De América fue hijo y a ella se debió. Fue profesor de la Escuela Normal y de la Universidad en Guatemala, periodista en revistas y periódicos de México, Costa Rica, Honduras, Chile y Argentina; fundador de la Revista Venezolana. Estuvo presente en la Conferencia Monetaria Internacional, en representación del Uruguay, país que representó como Cónsul. Tuvo también las representaciones consulares de Argentina y el Paraguay.
La organización de la “Guerra Necesaria”, como llamó a la lucha contra el colonialismo español, lo llevó a visitar toda Centroamérica, Jamaica y la República Dominicana. Montecristi fue testigo del histórico y decisivo encuentro con Máximo Gómez.
El pensamiento independentista de Martí se nutrió de la sabia de otros próceres de América, de los cuales dijo llevaban en sí el decoro de muchos hombres. “En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana. Esos hombres son sagrados. Estos tres hombres son sagrados: Bolívar, de Venezuela; San Martín, del Río de la Plata; Hidalgo, de México.”
El pensamiento latinoamericanista de Martí, de una sola América, Nuestra América, del Río Bravo hasta la Patagonia, ha visto sus frutos hoy, en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC, cuya Quinta Conferencia sesionó esta semana en Punta Cana, República Dominicana. La CELAC es la afirmación de la voluntad de nuestros países de luchar por la unidad, dentro de nuestra rica diversidad. Porque como dijera Martí “es la hora del recuento y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes”.
Al preocuparse por el futuro de Nuestra América, Martí identificó el mayor peligro que la asechaba, en el poderoso vecino del Norte. En la carta inconclusa a su amigo mexicano Manuel Mercado, aseguró: “Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por país y por mi deber. Puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo— de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América Cuanto hice hasta hoy y haré es para eso”.
Autor de una obra imprescindible como fuente de conocimientos y de consulta para todas las generaciones de cubanos. El contenido, estilo y belleza singular de los poemas, epistolario, artículos periodísticos, de todos los escritos y discursos que realizó, lo presentan como un intelectual de vasta cultura, como un destacado precursor del Modernismo literario hispanoamericano.
Hablamos de José Martí y es imprescindible, pensar en Fidel, quien desarrolló todo su pensamiento revolucionario motivado por el ideario martiano. Martí ha sido guía e inspiración de la Revolución cubana. La lucha del pueblo cubano ha tenido como guía y ejemplo a José Martí; somos y seremos martianos, como somos y seremos fidelistas, latinoamericanos, y antiimperialistas.
Muchas gracias.
(Embacuba Austria)