(Publicamos aquí un discurso pronunciado por BEN CHACKO en la manifestación Viva Cuba en la conferencia laborista de anoche)
El lema de Morning Star es «Por la Paz y el Socialismo» y estamos orgullosos de celebrar el internacionalismo cubano, y orgullosos también de nuestra larga asociación con la Campaña de Solidaridad con Cuba, que ha hecho tanto para asegurar lo que creo es ahora una amplia comprensión en toda la izquierda británica y el movimiento sindical de la enorme contribución que Cuba ha hecho a las causas de la paz y el socialismo a nivel internacional.
Luchar por ganar al movimiento obrero británico, y a través de él al Partido Laborista, para una posición internacionalista no es fácil, viviendo en el país imperialista más antiguo del mundo y dado el consenso político en Westminster a favor de la alianza más estrecha posible con Estados Unidos.
En esta era renovada de militarismo y guerra en todo el mundo, hemos visto cómo el apoyo al imperialismo ganaba terreno incluso dentro del movimiento obrero.
Así que hay algo notable en la tremenda admiración por Cuba de la que vemos eco en nuestro movimiento incluso en sectores improbables. Esto es importante porque necesitamos construir una solidaridad activa con un estado que sufre el bloqueo económico más largo y cruel de la historia, y otros oradores sin duda detallarán la ayuda práctica a la Cuba bloqueada que esto nos permite ofrecer.
Pero también es importante porque el ejemplo cubano es una inspiración diaria para nosotros en la izquierda británica y puede ayudar a contrarrestar el derrotismo que a menudo encontramos, y ampliar los horizontes de lo que es y no es posible en el camino del cambio - horizontes que hoy en día parecen especialmente estrechos en la conferencia del Partido Laborista.
En palabras de un hermoso artículo de Pawel Wargan publicado en el Morning Star el pasado viernes, Cuba «existe en el futuro, porque ha construido un proyecto que para la mayoría de nosotros permanece en el reino de la imaginación».
Hace unos años tuvimos un tipo diferente de líder laborista y durante un tiempo grandes esperanzas de que un gobierno laborista llevaría a Gran Bretaña a ser un tipo diferente de país.
No un país que ayuda a vigilar un orden mundial injusto dirigido en interés de un puñado de países ricos liderados por Estados Unidos.
No un país que se posicionó a favor de las grandes farmacéuticas en contra de la salud de la población mundial durante la crisis de Covid, bloqueando los esfuerzos internacionales para eliminar los derechos de propiedad intelectual sobre las vacunas para que los países más pobres pudieran proteger a sus poblaciones.
No un país que se une a Estados Unidos en la imposición de sanciones ilegales -pues eso es lo que son las sanciones no autorizadas por el Consejo de Seguridad de la ONU- a decenas de otros países de todo el mundo.
Y no un país que, lo peor de todo, se une a Estados Unidos en una guerra ilegal tras otra, dejando un rastro de destrozos humanos y Estados fallidos allá donde van nuestros ejércitos.
Nuestra esperanza era que Gran Bretaña pudiera convertirse en un país que trabajara por la paz, no por la guerra, a escala internacional; que pudiéramos empezar a desafiar, en lugar de imponer, los tratados comerciales desiguales que mantienen a la mayoría de la población mundial en la pobreza; un país que exportara vida en lugar de muerte.
En resumen, nuestra esperanza era que Gran Bretaña se pareciera un poco más a Cuba. El internacionalismo cubano es la prueba de que otro mundo es posible.
Cuba envía médicos, no soldados, a las zonas más conflictivas del mundo: ya sea para hacer frente a brotes de enfermedades altamente infecciosas, como la epidemia de ébola, o para llevar a cabo operaciones más rutinarias pero que cambian vidas, como las de la Operación Milagro en Venezuela, donde la eliminación de cataratas devolvió la vista a cuatro millones de personas.
Antes he hablado de ampliar horizontes, y qué mejor ejemplo que la campaña de alfabetización cubana Yo Sí Puedo, que enseña a leer y escribir a millones de personas en toda América Latina y el Caribe.
Cuba es castigada por unos Estados Unidos vengativos por su labor en favor de la paz: facilitar las conversaciones de paz que tanto han contribuido a poner fin a la guerra civil más larga de América, la de Colombia, y luego verse incluida en la lista estadounidense de Estados patrocinadores del terrorismo por haber acogido a las partes beligerantes para permitir el diálogo.
Cuba ejemplifica ese lema: siempre con los oprimidos, nunca con los opresores.
Eso no significa que la ayuda de Cuba esté reservada a los aliados políticos. Durante Covid envió médicos a Italia, un país mucho más rico que ella y alineado con Estados Unidos. Y en Gran Bretaña no olvidaremos que cuando nuestros ciudadanos se quedaron atrapados a bordo de un crucero infectado por Covid, y ningún otro país permitió que atracara, fue Cuba la que dio un paso al frente y les proporcionó un refugio desde el que pudieron desembarcar y regresar a casa en avión.
Pero Cuba siempre ha estado dispuesta a luchar por un futuro mejor, incluso literalmente, desempeñando un papel vital en la derrota del sistema del apartheid en Sudáfrica al enfrentarse militarmente al ejército sudafricano y derrotarlo. Nelson Mandela reconoció que la victoria cubana en Cuito Cuanavale destruyó el mito de la invencibilidad sudafricana, ayudó a liberar Namibia y dio un impulso masivo al derrocamiento del apartheid en la propia Sudáfrica.
Por eso nos da esperanza ver hoy a Cuba en la vanguardia de la solidaridad con Palestina, mientras otro pueblo orgulloso lucha contra el despojo y la esclavitud.
En un mundo en tinieblas, Cuba es ese faro de esperanza, la prueba de que es posible hacer las cosas de otra manera. Nunca estaremos lo suficientemente agradecidos por ello. ¡Viva Cuba!