No se puede negar que la situación en Cuba es extremadamente difícil y lo ha sido desde hace algún tiempo. Y es bastante comprensible que la escasez de necesidades básicas causen malestar e insatisfacción entre la población en general. Sin embargo, también está claro que estas carencias son consecuencia directa de la "larga guerra" de los Estados Unidos contra Cuba, que ha incluido intentos de intervención militar, intentos de asesinato contra destacados funcionarios del Partido Comunista y las diversas sanciones económicas y políticas que constituyen el bloqueo en curso. ONGs financiadas por Estados Unidos como el Fondo Nacional para la Democracia y USAID también forman parte de una campaña de propaganda continua y bien financiada para socavar el sistema socialista y con él la independencia y soberanía -por limitadas que puedan ser- de la República de Cuba. El objetivo último es desestabilizar y derrocar el sistema socialista que vería a Cuba revertir de un estado soberano e independiente a su estatus previo a la revolución de isla navideña para las élites ricas de EE.UU. Basándose solamente en estos hechos, la negación de complicidad en los recientes disturbios por parte de la Administración de Biden es despreciable.
Estados Unidos ha mantenido este bloqueo basado en el risible pretexto de "violaciones de los derechos humanos". Sin embargo, el hecho sigue siendo que las únicas violaciones de los derechos humanos en la isla de Cuba ocurren en la Bahía de Guantánamo, la base militar controlada por los EE.UU. Además, mientras que las dificultades que enfrenta actualmente el pueblo cubano, incluyendo la escasez de alimentos, combustible y suministros médicos, pueden caracterizarse como violaciones De los derechos humanos, estos también son una consecuencia directa del bloqueo impuesto por los Estados Unidos. A pesar de todas estas penurias impuestas externamente, el pueblo cubano se ha negado durante siete décadas a doblar la rodilla ante el dictado de los imperialistas.
Detrás de la retórica "humanitaria" sigue siendo el duro hecho de que lo que los imperialistas no pueden soportar ante todo es cualquier ejercicio serio de independencia y soberanía por parte de cualquier nación-estado. Las "intervenciones humanitarias" de los Estados Unidos a través del Oriente Medio, África, América Latina, Yugoslavia y Europa del Este son esencialmente indistinguibles del bloqueo a Cuba. Sin embargo, en el caso de Cuba los imperialistas están felices de estrangular lentamente a la República Cubana independiente con el pueblo cubano como daño colateral. Esto seguramente obtiene menos titulares que la política habitual de bombardear en alfombras a estados recalcitrantes del tercer mundo, pero tanto las motivaciones subyacentes como los objetivos finales son aproximadamente los mismos.
El bloqueo no es simplemente un ataque al Partido Comunista, sino un ataque al pueblo cubano y su existencia como una nación-estado soberana e independiente. Y el hecho de que la soberanía y la independencia del estado cubano y el sistema socialista liderado por el Partido Comunista estén inextricablemente vinculadas no debe desviar la atención de esta verdad básica.
¡Cuba, sí! ¡Yanquis no!
¡Manos fuera de Cuba!
No mas bloqueo!