Palabras del representante permanente de Cuba ante las Naciones Unidas, embajador Pedro Luis Pedroso en homenaje a la gesta del Moncada.
Nueva York, 26 de julio de 2021
Desde hace varios días, en vísperas de este 26 de julio, nuestras redes se han llenado de la etiqueta #MiMoncadaHoy, evocando la defensa de la Revolución como la principal responsabilidad y el compromiso cimero de cada revolucionario cubano hoy, cuando la Patria se encuentra bajo la embestida feroz del imperio y sus lacayos de fuera y de dentro.
La arremetida imperial contra Cuba no podrá debilitar ni doblegar nuestra capacidad para resistir y soñar, para encontrar soluciones y alternativas a nuestras dificultades y seguir adelante en nuestra inquebrantable determinación de construir una sociedad socialista, democrática y sostenible para el bien de todos los cubanos y cubanas, a pesar de la complejidad de las actuales circunstancias. Tampoco esa arremetida podrá mellar nuestra consciencia de lo que significa evocar hoy la gesta del Moncada, y sobre todo nuestro agradecimiento eterno a sus protagonistas.
Ellos, imbuidos, bajo el liderazgo de Fidel, del compromiso de no dejar morir al Apóstol en el año de su centenario y del valor de esa acción para echar a andar el motor de la Revolución, nos devolvieron una Cuba libre de analfabetismo, donde cada niño y joven cubano nace con el derecho a un alto estándar de educación y salud, que erradicó el desempleo crónico de la población, la corrupción política y electoral, el racismo institucional, que por primera vez le dio dignidad al campesino y la familia rural, y convirtió a la mujer cubana en depositaria de derechos y participante activa en la construcción de la nueva sociedad. Ellos le devolvieron la esperanza a la nación y nos legaron el derecho a construir y defender un país libre, independiente y soberano.
Esa es la Cuba que nos pretenden arrancar para regresarnos a la servidumbre neocolonial.
Si bien los desafíos actuales parecen ser diferentes, y en cierta medida lo son, tanto ayer como hoy la disyuntiva sigue siendo la misma: el derecho de un pequeño país a construir una sociedad socialista e independiente en las propias narices del imperio.
Sin embargo, en momentos en que el gobierno de este país y sus hordas anexionistas han desplegado la más brutal campaña de agresión y descrédito para mancillar la obra de la Revolución con alaridos de odio y manipulación mendaz, Cuba se yergue, otra vez, osada e insurrecta, porque tiene sólidas armas morales para enfrentar la amenaza y la mentira. Nuestra indeclinable unidad en torno al liderazgo histórico y actual del país, y la fidelidad a los principios por los cuales tanta sangre se derramó continuarán siendo el principal escudo contra la arremetida imperial.
Ayer, en una entrevista televisada, el Presidente de Nicolás Maduro decía que con estos acontecimientos ha crecido con más pasión la solidaridad con la Revolución y el pueblo cubano. Y también decía el Presidente López Obrador que Cuba merecía el premio de la dignidad. Y no es menos cierto, el pueblo cubano ha convertido nuestro proyecto social en referente de dignidad, valor y solidaridad en el mundo; la utopía de muchos convertida en realidad tangible y demostración de que un mundo mejor si es posible.
El espíritu del 26 de julio nos acompañará por siempre como referente del coraje, la inteligencia, la unidad, la determinación y el espíritu indómito de nuestro pueblo, que nos llevará nuevamente a la victoria, como lo hizo aquella generación cinco años, cinco meses y cinco días después de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.
Venimos de ellos, y de aquellos que protagonizaron las diferentes gestas por la independencia de Cuba: Carlos Manuel de Céspedes, Francisco Vicente Aguilera, Perucho Figueredo, Antonio Maceo y, por supuesto, Martí; Abel Santamaría, el Che, Camilo y los jóvenes del Centenario.
El 26 de julio jamás será una fecha o un acto. Seguirá siendo el símbolo, parte del alma de Cuba y de cada uno de nosotros.
En estos momentos en que la Patria está bajo el acecho voraz del imperio, reafirmemos nuestra lealtad eterna al legado de los héroes y mártires del 26 de julio.
¡Gloria eterna a los héroes y mártires de la Patria!
Viva Fidel!
Viva Raúl!
Viva Díaz-Canel!
Viva la Revolución!