Encuentro de Gómez y Maceo, futuro de guerra independentista cubana

La Habana (PL) El mando de la revolución libertadora cubana tenía la tarea estratégica imprescindible de invadir Occidente para demoler el dominio colonial y el hecho decisivo fue el encuentro de Máximo Gómez y Antonio Maceo en San Juan el 29 de noviembre de 1895.

Antes, en abril, al arribar a Cuba los jefes revolucionarios se plantearon la prioridad de organizar la expedición. El factor sorpresa y la rapidez de movimientos eran las armas decisivas para hacer avanzar la misión invasora, antes de que el enemigo reforzara sus líneas defensivas.

El 5 de mayo en La Mejorana se acordó trabajar en ese sentido; era vital llevar fuerzas de Oriente y Centro a las comarcas occidentales, que estaban sujetas al enorme aparato represivo cuyo eje era La Habana. En Occidente, miles de patriotas esperaban la oportunidad de lanzarse a la manigua redentora.

En julio el generalísimo Máximo Gómez Báez, mientras combatía en Camagüey, en el centro-este de Cuba, elaboró el proyecto invasor: plan de marcha, número de soldados, los jefes y de donde se extraería a los hombres para integrar la columna invasora. Quería adelantarse al arribo de refuerzos que el capitán general Martínez Campos había solicitado a la metrópoli.

Comunicó al lugarteniente Antonio Maceo, que luchaba en Oriente: 'es urgente que usted prepare un contingente lo más pronto que pueda, y con jefes escogidos y experimentados trate de incorporárseme cuanto antes para que demos el golpe definitivo en Occidente, donde se nos espera... siempre será mi propósito esperarlo para asegurar el éxito y compartir la gloria'.

Maceo, que estaba en campaña, respondió disciplinado a su jefe y amigo: 'salgo hoy para Santiago de Cuba a preparar las fuerzas que debe llevar la invasión y ver si consigo un arreglo de armas que tengo preparado por aquellos lados...'.

La mayoría de los mambises orientales, a las órdenes del lugarteniente general Maceo eran soldados bisoños, pero el Titán no les dio descanso, los entrenó intensamente con los combates diarios, empeñado en convertirlos en guerreros tan experimentados como si fueran veteranos. Tras casi tres meses de preparación, emprendió la marcha al encuentro del Generalísimo.

El 22 de octubre de 1895, la Columna Invasora inició su avance a Occidente, a la cita de honor con el General en Jefe. Al frente el lugarteniente general, seguido del Consejo de Gobierno de la República en Armas, y luego las tropas ordenadas en regimientos con su plana de oficiales.

Unos 10 mil soldados españoles apoyados por batallones de voluntarios, intentarían en vano impedir que Maceo llegara a reunirse con el Cuartel General de la Revolución en Las Villas, al centro del país. Al alba del 29 de noviembre, recorridas 142 leguas, cruzaron la 'inexpugnable' Trocha militar de Júcaro a Morón, que dividía la isla entre Oriente y Occidente.

Con una magistral maniobra de Maceo, amagaron al norte y giraron al suroeste; cuando los ibéricos los avistaron ya era tarde, los mil 536 invasores cortaron las alambradas y siguieron hacia el oeste a los acordes del Himno de Bayamo.

Pocas horas después, en San Juan, se encontraron los dos grandes líderes de la Revolución Libertadora, Gómez y Maceo; emocionados, se abrazaron entre la alegría de los soldados que admiraban a los dos invictos guerreros, y juntos, los combatientes de Oriente y Occidente corearon el Himno de Bayamo y el Invasor.

Gómez y Maceo se retiraron a conferenciar. Cuando salieron del encuentro, el Generalísimo manifestó a la oficialidad que iban a tumbar a Martínez Campos tomándolo desprevenido en los campos de Occidente, mientras entre todos debatieron las tácticas para los duros combates que se avecinaban.

Al día siguiente, ante las tropas en perfecta formación, el General en Jefe Máximo Gómez arengó a los mambises y al pueblo revolucionario presente: 'Soldados: España ha mandado para combatirnos al más experto de sus generales. Yo le auguro a Martínez Campos un fracaso total... pronóstico que habrá de cumplirse al llegar los invasores a las puertas de La Habana, con la bandera victoriosa, entre el humo del incendio y el estrépito de la fusilería. ÂíSoldados!, llegaremos hasta los confines de Occidente, ÂíAllí se dará el Ayacucho cubano!'.

El 1 de diciembre, en el campamento de Lázaro López, analizaron el dispositivo bélico del enemigo e impartieron las últimas órdenes a los Estados Mayores y las Divisiones del Ejército Libertador en operaciones; se reafirmó la política de la Tea Incendiaria para destruir las fuentes de dinero con que los colonialistas financiaban su enorme ejército.

El genio militar de Máximo Gómez y Antonio Maceo se impuso en esa reunión donde se concibió la invasión con sentido estratégico y táctico. El histórico encuentro definió el futuro de la guerra de independencia cubana

La Columna Invasora reforzada con las tropas de Gómez partió a Occidente; delante tenía un largo recorrido de más de mil kilómetros donde el enemigo acechaba con 160 mil soldados, 42 generales, 60 mil voluntarios y traidores a sueldo, algo nunca visto en una campaña militar de nuestra América.

El Ejército Invasor recorrió mil 700 kilómetros, ocupó 22 poblados, libró 27 combates de magnitud, capturó dos mil 40 fusiles y 77 mil tiros, enfrentando a un enemigo que tenía 200 mil hombres sobre las armas, bien equipados y dirigidos por experimentados oficiales a los que les fue imposible contener el increíble raid planeado y ejecutado de forma magistral por Gómez y Maceo.

En lo militar se extendió la guerra por el territorio nacional para obligar a los españoles a dispersar sus fuerzas, a la lucha se incorporaron miles de combatientes y las expediciones que enviaba la emigración podrían arribar por cualquier punto de las costas cubanas.

Asimismo, en lo económico la Tea Incendiaria afectó las fuentes de riqueza de España. En lo político se extendió el poder del Gobierno de la República en Armas por toda Cuba y las naciones del mundo apreciaron el prestigio de la Revolución y la justeza de su causa.

*Profesor de Historia del Instituto Superior de Tecnologías y Ciencias Aplicadas, Universidad de La Habana (InSTEC-UH). Colaborador de Prensa Latina.

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