Estimada Sra. Stefania Giannini, subdirectora general de Educación,
Estimados miembros de la Comisión Internacional sobre los Futuros de la Educación,
Estimadas y estimados colegas del GRULAC y de la Secretaría,
Primeramente deseamos reconocer el trabajo de la Comisión Internacional y la calidad de los documentos producidos que recogen principios y visiones fundamentales de la Educación, tales como: el acceso a la educación como un derecho humano fundamental, el enfoque humanista del desarrollo humano y de la educación, la responsabilidad de los Estados para la aplicación de políticas públicas y la defensa del conocimiento y la educación como un bien común mundial.
Destacamos que el futuro de la educación debe basarse en consideraciones de derechos humanos, justicia social y sostenibilidad, así como que el compromiso con la cooperación internacional, la solidaridad mundial y el multilateralismo constituye un elemento esencial para construir los futuros deseables de la educación para nuestra humanidad común.
El punto de inflexión histórico que estamos viviendo exige que definamos una nueva visión del conocimiento. No obstante, consideramos que cualquier ejercicio vinculado con “repensar la educación” debe tener en cuenta los mecanismos y procesos liderados por la UNESCO para el seguimiento del ODS4-Agenda Educativa 2030, a saber: Marco de Acción de Incheon (2015-2030), Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo, Comité de Dirección ODS4, incluidas las estructuras regionales, así como la Declaración Política de la Reunión Mundial de Educación, en Bélgica (2018), entre otras.
Esta loable iniciativa se lanza cuando todavía no están resueltos, a nivel mundial, muchos de los retos de la Agenda 2030, tanto en el orden de la cobertura y alcance de los servicios, como en la propia visión de la Educación que ella generó.
Resulta necesario evitar una fragmentación de las acciones vinculadas con la educación. Es oportuno, explorar la posibilidad de conexión entre los análisis y recomendaciones de la Comisión Internacional del Futuro de la Educación y el Comité de Dirección ODS4, instituido como mecanismo global para el seguimiento de la Agenda Educativa 2030.
Teniendo en cuenta lo anterior y en base a las áreas temáticas del documento de referencia “Consultas sobre los futuros de la educación” consideramos que sería oportuno incluir en los debates de esta iniciativa otras prioridades en el ámbito educativo, tales como: la alfabetización, la educación para el desarrollo sostenible y el reconocimiento del papel esencial de los docentes para el cumplimiento del ODS4-Agenda Educativa 2030.
Resulta imperativo erradicar el analfabetismo a través de programas formales y no-formales desde la perspectiva del aprendizaje a lo largo de la vida, así como fomentar la financiación de programas de alfabetización para jóvenes y adultos. En este sentido, sería oportuno valorar posibles vínculos con la nueva Estrategia de la UNESCO para la alfabetización de jóvenes y adultos (2020-2025) como espacio de cooperación para la promoción de programas nacionales de alfabetización.
El contexto actual impuesto por la Covid 19 ha evidenciado también la necesidad de capacitar a los docentes como actores claves del proceso de enseñanza –aprendizaje, dotándolos de competencias digitales para su formación en los entornos virtuales y su preparación metodológica en la actividad no presencial con sus diferentes variantes y en el uso y aplicación de la TICs.
Si bien los documentos presentados realizan un acertado análisis de las condiciones actuales sobre el desarrollo y los problemas globales de la educación, sería pertinente también tener en cuenta las realidades, particularidades, desafíos y problemáticas diferenciadas de cada región.
Por ejemplo, para los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo la educación para el desarrollo sostenible y, en particular la educación para el cambio climático, constituyen un aspecto medular en los debates sobre el presente y el futuro de la educación y resaltamos su rol en la construcción de una ciudadanía mundial y ambiental.
Igualmente, las medidas coercitivas unilaterales tienen un impacto negativo en el disfrute y acceso a derechos humanos básicos a las poblaciones de los países sobre las cuales se aplican. Además implican retos adicionales para los esfuerzos de los gobiernos para garantizar esos derechos a los ciudadanos.
Coincidimos en la importancia de la escuela y la actividad presencial, no solo para el aprendizaje, sino para el desarrollo social del estudiante. A su vez, reconocemos la necesidad de avanzar en la transformación digital de los procesos de enseñanza-aprendizaje, garantizando la calidad y la atención a los grupos más desfavorecidos y vulnerables.
La pandemia mundial nos ha demostrado la necesidad de contar con sistemas educativos más resilientes y de desarrollar la educación a distancia como alternativa para asegurar la continuidad de los estudios ante situaciones de emergencia En este contexto, resulta válido destacar que persisten, incluso se acentúan, las desigualdades y la brecha digital, en los países en desarrollo y en los PEID.
Al respecto, se podrían promover acciones de intercambio de experiencias entre los países y proyectos asociados a la capacitación en materia de TICs y acceso a las tecnologías. Quizás sería oportuno examinar posibles vínculos con la Coalición Mundial para la Educación COVID-19.
Para finalizar, deseamos ratificar el compromiso de Cuba con la iniciativa de los Futuros de la Educación, así como con todas las acciones que ratifiquen el liderazgo de la UNESCO en materia de educación y su rol coordinador y de asistencia a los países en el proceso de implementación de la Agenda Educativa 2030.
Reafirmamos que la educación es un derecho humano fundamental y la base para la realización de otros derechos. La educación es una condición esencial para la paz, el desarrollo sostenible y el crecimiento socioeconómico. Es la piedra angular del futuro compartido de la humanidad y del planeta.
Muchas gracias.