Queridos amigos de Cuba en Estados Unidos, Canadá y del resto del mundo que participan en este importante evento. Su convocatoria no podía haber sido más oportuna.
Un saludo caluroso a los compatriotas que desde Cuba participan y siguen el foro.
Gracias por invitarme a dirigirme a ustedes para abordar el papel y prioridades de Cuba en el ámbito de las Naciones Unidas, en esta Conferencia Internacional contra el bloqueo y por la Normalización de las Relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
Es un honor que esta sea prácticamente la primera actividad a la que asisto fuera de las Naciones Unidas, en esta nueva normalidad que ha hecho de las pantallas una imprescindible forma de comunicación.
No fue hasta el triunfo de la Revolución, que Cuba devino en un Estado verdaderamente soberano y que, en consecuencia, pudo desarrollar una política exterior independiente en defensa de su interés nacional, guiada por los principios del antiimperialismo; el internacionalismo, la solidaridad y la cooperación; así como el respeto irrestricto a los principios del Derecho Internacional.
De ello dimana la dimensión universal de una política inclusiva, abarcadora, fundada en el respeto a la igualdad soberana, la independencia y el derecho a la autodeterminación de los pueblos e inspirada, a la vez, en la búsqueda incesante de la paz, la justicia y el progreso para todos.
Desde entonces, entre las prioridades de la política exterior de Cuba se pueden distinguir la consolidación de la Revolución cubana y la defensa del país en todos los foros; el enfrentamiento a la permanente política de agresión de los Estados Unidos en todos los campos de la acción exterior; la ampliación y diversificación de nuestras relaciones internacionales; el desarrollo de los nexos de todo tipo, incluida la integración, con América Latina y el Caribe; el desarrollo y fortalecimiento de las relaciones de amistad y colaboración con los países del Tercer Mundo; y la promoción del multilateralismo y la defensa de la observancia de los principios del derecho internacional, la independencia y el derecho a la libre determinación de los pueblos.
odos estos postulados fueron ejemplarmente expuestos por Fidel en su primera y magistral comparecencia ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 26 de septiembre de 1960, y cuyo 60 aniversario celebramos recientemente.
La prioridad que Cuba otorga a la lucha por la paz, a las cuestiones relativas al desarme, incluido el desarme nuclear, y los apremiantes desequilibrios que afectan al mundo quedaría también reflejada en la intervención de Fidel ante la 34 Sesión de la Asamblea General en 1979, cuando en su capacidad de Presidente del Movimiento de países de Países No Alineados, expresó, y cito:
(…) Basta ya de la ilusión de que los problemas del mundo se puedan resolver con armas nucleares. Las bombas podrán matar a los hambrientos, a los enfermos, a los ignorantes, pero no pueden matar el hambre, las enfermedades, la ignorancia. No pueden tampoco matar la justa rebeldía de los pueblos y en el holocausto morirán también los ricos, que son los que más tienen que perder en este mundo. (fin de la cita)
El reconocimiento y apoyo que Cuba concita en las Naciones Unidas se debe a la ética de la Revolución y a una política exterior basada en principios y en la permanente defensa de las causas más justas.
La presidencia del Movimiento de Países No Alineados en dos ocasiones, la celebración de la Primera Cumbre del Sur en La Habana en el año 2000 y, más recientemente, la elección de Cuba como miembro del Consejo de Derechos Humanos con 170 votos, a pesar de la campaña de descrédito montada por los Estados Unidos, demuestran el liderazgo y activismo de Cuba en el ámbito multilateral y la justeza de nuestra lucha en favor de los intereses de los países en desarrollo.
La amplia experiencia de nuestro país en materia de cooperación internacional, que ha permitido que más de 400 mil colaboradores cubanos de la salud hayan trabajado en los programas de salud de 164 países del sur, la significativa contribución del Contingente Henry Reeve en el enfrentamiento al Ebola en Africa, y hoy en la lucha contra la más grave pandemia que ha afectado a la humidad en cien años, por solo mencionar algunos ejemplos, hacen de Cuba un interlocutor prestigioso en la promoción de la cooperación sur-sur en el sistema de las Naciones Unidas.
Estos 60 años de diplomacia multilateral revolucionaria también registran el consistente apoyo de Cuba a la causa de la descolonización y el derecho de los pueblos a la libre determinación.
En ese contexto, la lucha para alcanzar una solución justa, amplia y duradera al conflicto israelo-palestino, que le permita al pueblo palestino ejercer el derecho a la libre determinación y disponer de un Estado independiente y soberano en las fronteras anteriores a 1967, con Jerusalén Oriental como su capital, y que garantice el derecho al retorno de los refugiados, tiene en Cuba a uno de sus más firmes defensores.
Cuba también ha reiterado su permanente apoyo a una solución justa y definitiva a la cuestión del Sahara Occidental, de conformidad con las resoluciones pertinentes de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
El reconocimiento a la indeclinable conducta de Cuba se evidencia, año tras año, cuando los representantes de numerosos países del mundo explican su voto a favor de la Resolución de la Asamblea General que demanda el levantamiento incondicional del bloqueo de los Estados Unidos contra Cuba. Ello es tanto más importante porque no existe ningún otro país que haya sufrido durante tantos años de un conjunto tan integral de sanciones económicas por parte de ninguna potencia, como le ha ocurrido a Cuba.
Eso significa que casi el 80% de la población cubana ha nacido y vivido toda su vida bajo los efectos del bloqueo. Tres generaciones de cubanos hemos sufrido solo por haber elegido vivir en el país y bajo el sistema político, económico, social y cultural que libremente decidimos darnos en el ejercicio de nuestro derecho a la libre determinación.
Como bien se explicó ayer, las numerosas regulaciones y disposiciones emitidas por el Gobierno de los Estados Unidos contra Cuba alcanzaron niveles de hostilidad sin precedentes bajo la actual administración. La posibilidad de establecer demandas al amparo del Título III de la Ley Helms-Burton; el incremento de la persecución de las transacciones financieras y comerciales de Cuba; la prohibición de vuelos desde los Estados Unidos hacia todas las provincias cubanas con excepción de La Habana; la persecución e intimidación a las empresas que envían suministros de combustible a Cuba; y la campaña de descrédito contra los programas de cooperación médica cubana constituyen algunos de los ejemplos más distintivos.
Ningún ciudadano o sector de la economía cubana escapa de las afectaciones derivadas del bloqueo.
El bloqueo contra Cuba constituye el principal obstáculo para el desarrollo de todas las potencialidades de la economía cubana, y constituye una violación masiva, flagrante y sistemática de los derechos humanos de todas las cubanas y cubanos.
Por su declarado propósito y el andamiaje político, legal y administrativo en el que se sustenta, califica como un acto de genocidio a tenor de la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio de 1948.
El carácter genocida de esta política se ha reforzado en medio del enfrentamiento al nuevo coronavirus. El Gobierno de los Estados Unidos ha utilizado esta política, y en particular su componente extraterritorial, para privar deliberadamente al pueblo cubano de ventiladores pulmonares mecánicos, mascarillas, kits de diagnóstico, gafas protectoras, reactivos y otros insumos necesarios para el manejo de esta enfermedad. La disponibilidad de estos recursos puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte para los pacientes portadores del virus, así como para el personal de la salud que los atiende.
En la actual coyuntura, en la que la humanidad enfrenta una crisis económica y social acentuada por la pandemia de la COVID-19, cuyas dimensiones nadie es capaz de vaticinar con certeza, se impone con más razón que nunca, que la comunidad internacional exija el levantamiento del bloqueo impuesto por el Gobierno de los Estados Unidos contra Cuba.
Derrotar el bloqueo seguirá siendo por muchos años más la batalla principal de la política exterior cubana.
Por ello, en mayo del próximo año Cuba volverá a demandar ante la Asamblea General de las Naciones Unidas el levantamiento del bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos contra Cuba.
Estamos seguros que la comunidad internacional, tal como lo ha hecho en 28 ocasiones anteriores, respaldará nuevamente y de forma abrumadora esta justa demanda de Cuba.
Ustedes son parte de esta batalla.
Aquí estaremos para seguir resistiendo y venciendo. Lo hacemos también con la humildad de saber que contamos con el resuelto apoyo solidario de todos ustedes.
Nada ni nadie podrá cambiar lo que Cuba es y representa: continuaremos defendiendo nuestro derecho soberano y nuestra independencia, alzando nuestra voz contra las injusticias, la desigualdad y por el derecho a un orden internacional más justo y equitativo.
Es ese nuestro legado. Es ese el camino que hemos decidido seguir.