Interviene el Embajador Rodolfo Benítez Verson, en el diálogo sobre la situación de los derechos humanos en Haití. 58° Consejo de Derechos Humanos.

Señor Presidente:

Como refleja el informe, Haití sufre una grave crisis multidimensional que agudiza la inestabilidad social y el subdesarrollo estructural causados por siglos de saqueo colonial y neocolonial e intervenciones extranjeras.

La comunidad internacional tiene una gran deuda histórica con esa heroica nación caribeña, la primera en romper el yugo colonial y abolir la esclavitud en el hemisferio americano.

La reconstrucción de Haití, basada en el estricto respeto a su soberanía e independencia, sigue siendo una tarea pendiente.

Haití necesita más y mejor solidaridad internacional. Requiere más y mejor asistencia y cooperación para superar sus inmensas dificultades y disparidades socioeconómicas, que impiden la estabilidad, el desarrollo y progreso de su pueblo. Hace falta un mínimo de generosidad en lugar de tanto egoísmo.

Deberíamos acordar dedicar a Haití al menos una parte de los millonarios recursos que este Consejo derrocha para financiar mecanismos injerencistas y punitivos inservibles.

Haití no fábrica armas, pero en ese país hay más de medio millón de rifles de asalto, ametralladoras y otras armas, la mayoría de las cuales llegan desde el Estado de la Florida, Estados Unidos. Ese país debe hacer mucho más para detener el tráfico ilegal de armas que alimenta la violencia en Haití.

Cuba ha brindado de manera ininterrumpida desde 1998 cooperación solidaria a Haití en áreas de gran impacto para su pueblo, en particular en la salud pública. Nuestros médicos se han mantenido allí, incluso en las circunstancias más difíciles. Cientos de estudiantes haitianos se han graduado y estudian en nuestras universidades, sin costo alguno.

Continuaremos brindando nuestra mano amiga a esa nación. El hermano pueblo haitiano siempre podrá contar con el apoyo solidario de Cuba.

Muchas gracias.

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