Señor Presidente:
El Examen Periódico Universal (EPU) no es un mecanismo perfecto, pero ha demostrado que da resultados, por lo que favorecemos su continuidad.
Los limitados recursos de los que dispone este Consejo, deberían destinarse a mecanismos de esta naturaleza, que promuevan el diálogo respetuoso, la construcción de confianza, la cooperación, la asistencia técnica y la implementación de recomendaciones aceptadas por los Estados concernidos.
El EPU demuestra que ninguna nación está libre de retos ni puede proclamarse un paradigma. Nadie tiene autoridad para utilizar los derechos humanos como pretexto para estigmatizar a otros Estados.
También evidencia que no puede haber modelos únicos. Brinda un espacio necesario para que los Estados dialoguemos, compartamos experiencias y aprendamos unos de otros, en pie de igualdad.
A diferencia del EPU, los mecanismos punitivos e injerencistas no han contribuido ni contribuirán nunca a mejorar la situación de derechos humanos en ninguna parte. Dañan la credibilidad del Consejo, destruyen la confianza y son un despilfarro de recursos.
Resulta imperativo garantizar los recursos necesarios para apoyar la adecuada participación de los países en desarrollo en el EPU.
Cuba continuará avanzando en la implementación de las recomendaciones aceptadas en su cuarto ciclo del EPU, en un contexto de creciente hostilidad, politización, selectividad y manipulación de la noble causa de los derechos humanos con fines políticos.
Muchas gracias.