Señor Presidente:
Transcurridos casi 25 años de la adopción de la Declaración y el Programa de Acción de Durban, siguen siendo una quimera los nobles objetivos que acordamos.
Preocupa la subsistencia del racismo estructural, particularmente en países desarrollados, que continúan eludiendo su deuda histórica con los pueblos víctimas de la trata trasatlántica y la esclavitud.
El mundo está siendo testigo de una oleada alarmante de racismo, discriminación y xenofobia. Se utilizan las redes sociales para promoverlos.
Proliferan partidos y líderes políticos, particularmente en naciones del Norte, con un marcado carácter antiinmigrante, xenofóbico y racista.
La mayoría de los millones de víctimas a diario vejadas, discriminadas y marginadas son afrodescendientes, indígenas, mujeres, migrantes y minorías étnicas.
Es vergonzoso e inadmisible, por solo poner un ejemplo, la manera en que el gobierno de los Estados Unidos, autoproclamado líder de los derechos humanos, califica y trata a los migrantes indocumentados de América Latina y otros lugares como invasores, criminales, narcotraficantes y terroristas y se les culpa por lo males de la sociedad.
Esos discursos y acciones de odio e intolerancia son inaceptables y deben ser condenados en este Consejo.
Señor Presidente:
Son ajenas en Cuba la xenofobia, la intolerancia y las ideas supremacistas.
La Revolución cubana asestó un golpe abrumador a las bases estructurales del racismo y erradicó la discriminación racial institucionalizada.
Nuestra Constitución protege el derecho a la igualdad, prohíbe la discriminación y reconoce la dignidad humana como valor supremo de la nación.
Hemos avanzado mucho en la implementación del Programa Nacional contra el Racismo y la Discriminación Racial.
Cuba aceptó todas las recomendaciones recibidas sobre la temática racial en el Examen Periódico Universal y tiene el firme compromiso de implementarlas.
A finales de año, nuestro país presentará su informe ante el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial. Se podrá constatar cuánto hemos avanzado en la implementación de la Convención.
Tenemos muchos logros que mostrar, aunque nos queda mucho por hacer.
Para el Estado cubano continuará siendo una prioridad alcanzar toda la justicia social y eliminar los vestigios de racismo, discriminación racial y prejuicios raciales que persisten en nuestra sociedad.
Muchas gracias.
