INTERVIENE EMBAJADOR RODOLFO BENÍTEZ VERSON, REPRESENTANTE PERMANENTE DE CUBA, EN EL DEBATE GENERAL DEL SEGMENTO DE ASUNTOS HUMANITARIOS DEL ECOSOC

Señora Presidenta:

Mientras nos reunimos en este segmento de asuntos humanitarios del ECOSOC, el mundo se encuentra ante el riego de ser arrastrado a una conflagración bélica de dimensiones y consecuencias impredecibles.

La política agresiva de Israel, incluyendo los recientes ataques contra Irán y el genocidio que comete contra el pueblo palestino, actos que Cuba condena enérgicamente, son sólo posibles por el respaldo militar, financiero, logístico y político que le garantiza a Israel el gobierno de los Estados Unidos y el silencio cómplice de otros.

La actual catástrofe humanitaria en los territorios palestinos ocupados es continuidad de más de siete décadas de ocupación ilegal, abusos, y exclusión.

¿Cuántos niños y mujeres más deben ser masacrados para que la comunidad internacional actúe y brinde la protección internacional que necesita con urgencia el pueblo palestino?

Cada minuto de impunidad y pasividad, implica que más inocentes continuarán siendo asesinados, mutilados, detenidos y desplazados.

Señora Presidenta:

Vivimos en un ámbito internacional marcado por la aplicación cada vez más frecuente de medidas coercitivas unilaterales, que tienen un fuerte impacto humanitario.

Cuba continúa sufriendo las graves consecuencias del injusto, ilegal y criminal bloqueo económico impuesto por el gobierno de los Estados Unidos. Esta política inhumana está dirigida a asfixiar la economía nacional, obstaculizar el desarrollo de la Isla y generar una situación de inestabilidad política y social.

Ese bloqueo, que califica como un crimen de genocidio, es el sistema de medidas coercitivas unilaterales más abarcador, integral y prolongado que se ha aplicado a lo largo de la historia contra país alguno.         

El cerco se ha reforzado con la inclusión de Cuba en la lista arbitraria e infame del Departamento de Estado de los Estados Unidos sobre países que supuestamente patrocinan el terrorismo.

Se trata de una designación fraudulenta, sin autoridad moral ni mandato internacional alguno. En virtud de ella, se desatan represalias contra Cuba, incluyendo acciones de naturaleza extraterritorial.

El daño humanitario del bloqueo es visible e indiscutible. Repercute en la vida cotidinana de todas las cubanas y cubanos. Se observa en el deterioro e inestabilidad de servicios básicos y abastecimientos, entre ellos la electricidad, salud, educación, alimentación, abasto de agua, servicios comunales, transporte público, producción de alimentos y de medicamentos.

Cada día de vigencia de esa criminal política cuesta a nuestro país 14 millones de dólares.

El costo acumulado de 4 meses de bloqueo equivale a 1 600 millones de dólares. Ese monto permitiría asegurar, durante un año, la entrega a todas las familias cubanas de la canasta alimenticia normada que durante décadas ha disfrutado la población.

Bastaría contar con el dinero del que se priva a Cuba con solo 25 días de bloqueo para garantizar durante un año la producción y disponibilidad de los antibióticos, analgésicos, hipotensores y muchos otros fármacos de primera necesidad que requieren nuestros enfermos, incluyendo niñas y niños, ancianos y embarazadas. 

Con 12 millones de dólares, Cuba podría adquirir la insulina necesaria para todos nuestros diabéticos. En un solo día, el bloqueo ocasiona pérdidas por un valor superior a esa cantidad.

El gobierno de los Estados Unidos conoce perfectamente bien el impacto humanitario que su política tiene sobre el pueblo cubano. Está bien enterado del sufrimiento y la angustia que provoca. No puede ocultar que su objetivo, con plena conciencia, es provocar daño a la población.

Señora Presidenta:

La drástica disminución de las graves crisis humanitarias que hoy afectan al planeta requiere el establecimiento de un nuevo orden internacional que garantice la paz y el ejercicio del derecho al desarrollo por todos los Estados; que amplíe y fortalezca la participación de los países en desarrollo en los procesos de gobernanza a nivel global. Un orden que posibilite la prosperidad de todos los pueblos, en armonía con la naturaleza y el manejo sostenible de los recursos naturales,

Se requiere de una nueva coexistencia civilizada entre las naciones donde prevalezcan la solidaridad, la cooperación internacional y el arreglo pacífico de controversias.

Necesitamos con urgencia un orden internacional sin bloqueos económicos ni medidas coercitivas unilaterales, basado en el respeto a la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional.

Concluyo enfatizando que Cuba aprecia y continuará apoyando la importante y necesaria labor de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios.

Seguiremos favoreciendo mecanismos cada vez más eficaces para garantizar que llegue de manera expedita y eficiente a los necesitados la asistencia humanitaria internacional. Dicha ayuda debe ser proporcionada siempre con pleno respeto de los principios rectores establecidos en la resolución 46/182, sobre la base de la solicitud y con el consentimiento de los Estados concernidos.

Muchas gracias

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