Señor Presidente:
Cuba reitera su posición de principios respecto a los ejercicios selectivos y politizados contra países específicos en materia de derechos humanos, que no cuentan con el consentimiento del Estado concernido, y que solo pretenden singularizar a naciones con evidentes objetivos geoestratégicos.
El camino más efectivo para la promoción y protección de los derechos humanos no es el que se quiere imponer.
En lugar de promover la cooperación, el diálogo constructivo y el intercambio respetuoso, este tipo de resoluciones solo conducen a una mayor confrontación y a la polarización de las posiciones.
Asimismo, son un claro ejemplo de la selectividad, la manipulación política y los dobles raseros en la consideración de los temas de derechos humanos, que lamentablemente se ha impuesto en las labores de un Consejo de Derechos Humanos que cada día se parece más a la extinta e inoperante Comisión.
Si realmente existiera un interés genuino de mejorar la situación de derechos humanos en un país sometido a medidas coercitivas unilaterales, lo primero que debería contener esta resolución sería un claro mensaje de rechazo a la imposición de sanciones de esta naturaleza.
El irrefutable impacto de estas medidas en el disfrute de los derechos humanos de las poblaciones afectadas, no puede ser soslayado ni ignorado.
Señor Presidente:
El establecimiento y continuación de mecanismos sesgados y selectivos contra determinados países contradice el espíritu de cooperación que debe primar en este Consejo y es una muestra de injerencia en los asuntos internos de los Estados concernidos.
Por estos claros motivos, Cuba no puede apoyar el proyecto de resolución L.21 y votará en contra.
Muchas gracias.