Señor Presidente:
Agradecemos a China y al grupo de patrocinadores principales formado por Bolivia, Egipto, Pakistán y Sudáfrica, por la presentación de esta iniciativa, que constituye un paso de avance en la promoción de los derechos económicos, sociales y culturales.
La crisis generada por la COVID-19, ha profundizado las desigualdades entre países desarrollados y en desarrollo y ha resaltado la necesidad de transformar la injusta, desigual y antidemocrática arquitectura financiera internacional.
Los países en desarrollo tienen el desafío de enfrentar los crecientes gastos en salud, la contracción de sus economías, el aumento de los déficits fiscales, la deuda externa, la inseguridad alimentaria, el desempleo y la pobreza extrema, lo que pone en peligro la implementación de la Agenda 2030.
En este sentido, resulta imprescindible continuar trabajando en la realización de los derechos económicos, sociales y culturales, que por muchos años ha sido relegados a un segundo plano por los que consideran que los derechos civiles y políticos son el centro de la defensa de los derechos humanos.
Cuba reitera su compromiso con los principios de universalidad, progresividad, no politización, interdependencia, interrelación y no selectividad en el tratamiento de los derechos humanos.
Agradecemos a la Oficina del Alto Comisionado por sus crecientes esfuerzos en la visibilización de la relevancia de atender las deudas que persisten en relación con los derechos económicos, sociales y culturales.
Señor Presidente:
Es tiempo de que se salde la deuda histórica con la humanidad, por el colonialismo, las injustas guerras y la depredación de los recursos naturales y del medio ambiente.
Se requieren soluciones inmediatas y duraderas, que permitan un futuro próspero, equitativo y sostenible.
En este sentido, apoyaremos el proyecto de resolución L.23 e invitamos a los miembros del Consejo de Derechos Humanos a actuar en consecuencia.
Muchas gracias.