Estimados participantes,
Agradezco a la República Bolivariana de Venezuela por su desempeño en la coordinación del Grupo de Amigos en Defensa de la Carta de la ONU y por la organización de este evento. Agradecemos también a los panelistas por sus elocuentes presentaciones.
En múltiples escenarios, Cuba ha expresado su firme compromiso con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional.
En un contexto mundial tan complejo y peligroso, en el que está en juego la propia existencia de la especie humana, reafirmamos la importancia del multilateralismo, la igualdad soberana entre los Estados, el respeto a la soberanía, la integridad territorial, la no intervención en los asuntos internos de los Estados, el no uso de la amenaza o de la fuerza y la solución pacífica de controversias.
Para fomentar la paz, es preciso atender las causas raigales de los conflictos y sus antecedentes históricos. De igual manera, es necesario fomentar el diálogo, la solidaridad y la cooperación internacional, sobre la base de las prioridades identificadas por los Estados concernidos.
Generan preocupación y rechazo las retóricas amenazantes, la imposición de sanciones y medidas coercitivas unilaterales, las políticas injerencistas y los dobles raseros.
La manipulación de los hechos orquestada mediáticamente, la satanización de gobiernos para provocar cambios de régimen y el uso de las tecnologías híbridas en la llamada guerra de cuarta generación para la desestabilización política, se han convertido ya en práctica inaceptable de algunos Estados.
Es imposible no referirse hoy a la catástrofe humanitaria que vive el hermano pueblo palestino y el genocidio que practica Israel en Gaza contra personas indefensas, hambrientas y desprotegidas, que solo claman por su vida.
Más de 32 mil muertes, incluidos más de 13 mil niños, y 1.7 millones de desplazados en pocos meses son cifras impensables en pleno siglo XXI.
Estimados amigos,
Hace pocos meses, en la VIII Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), celebramos el 10° aniversario de la aprobación, en La Habana, de la “Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz”, hito que convirtió a nuestra región en la primera en adoptar un consenso de esta naturaleza, que tenemos el estricto deber de preservar ante la ofensiva agresiva del imperialismo internacional.
Debemos continuar abogando por el rol de la Asamblea General como el órgano multilateral de membresía universal en el que se deberían tomar las principales decisiones de la Organización.
El mundo hoy, quizás como nunca antes, está urgido de una nueva coexistencia civilizada, sobre la base de un orden internacional justo y equitativo. Hagámoslo posible.
Muchas gracias.
