Intervención de Juan Antonio Quintanilla Román, embajador, representante permanente de Cuba, en el Tema 4 (Situaciones de derechos humanos que requieren la atención del Consejo). 46º período ordinario de sesiones del Consejo de Derechos Humanos. Ginebra, Suiza, marzo de 2021.
Señora Presidenta:
Debe ponerse fin a la nociva práctica de algunos países, de promover sin el mayor reparo los dobles raseros, la manipulación, el enfoque punitivo y la selectividad en el tratamiento de los derechos humanos.
Cuba continuará denunciando y rechazando el uso de los derechos humanos como arma política, y el empleo de este Consejo como escenario de confrontación.
Resulta cada vez más evidente el intento de convertir el Consejo en una especie de tribunal, en el que se promueven acciones injerencistas y se intente legitimar políticas de cambio de régimen.
Las resoluciones y los mandatos emanados de iniciativas bajo este tema de la agenda, por lo general no tienen el menor impacto en el terreno, al no contar con la anuencia de los Estados concernidos.
No obstante, se destinan millones de dólares para dichas iniciativas y mandatos. Esta es una manera estéril de gastar recursos, en un sistema multilateral que requiere la mayor atención posible a las cuestiones relacionadas con el desarrollo.
El enfoque punitivo debe cambiarse por uno donde prevalezca el respeto, la cooperación y el diálogo constructivo.
Señora Presidenta:
Algunos países intentan dar lecciones sobre estándares de democracia y derechos humanos, alejados de la realidad, y que muchas veces ni siquiera ellos mismos cumplen.
La narrativa de algunos países que supuestamente “reconocen sus problemas” y están “totalmente abiertos al escrutinio”, no es creíble. Es muy fácil adoptar ese discurso cuando se sabe que nunca estarán escrutados, porque en este mundo lamentablemente, el que paga, manda. ¿O es que dichos países están dispuestos a presentar resoluciones y mandatos sobre sí mismos?
Señora Presidenta:
No se denuncian en este Consejo las graves, flagrantes y evidentes violaciones de derechos humanos de los poderosos. No se condena a quienes imponen criminales medidas coercitivas unilaterales. No se condenan las amenazas, las agresiones contra Estados, ni la continua violación de las reglas más básicas que rigen las relaciones entre países.
Rescatemos los objetivos centrales de cooperación y diálogo por los que debe regirse este órgano.
Muchas gracias.