Estimados panelistas:
Agradecemos la información brindada sobre el tema y las estadísticas mostradas sobre el agravamiento de los problemas multidimensionales que aquejan a la humanidad.
La crisis generada por la COVID-19, ha profundizado las desigualdades entre países desarrollados y en desarrollo y ha resaltado la necesidad de transformar la injusta, desigual y antidemocrática arquitectura financiera internacional.
Los países en desarrollo tienen el desafío de enfrentar los crecientes gastos en salud, la contracción de sus economías, el aumento de los déficits fiscales, la deuda externa, la inseguridad alimentaria, el desempleo y la pobreza extrema, lo que pone en peligro la implementación de la Agenda 2030.
En contraste, algunas potencias derrochan recursos billonarios en gastos militares, incumplen el compromiso de aportar el 0.7% de su Producto Nacional Bruto (PNB) a la Ayuda Oficial al Desarrollo e imponen medidas coercitivas unilaterales, que violan la Carta de la ONU y el Derecho Internacional.
Los esfuerzos de las naciones en desarrollo deben ser respaldados con acciones concretas en materia de transferencia de tecnologías, financiamiento externo en condiciones justas, acceso a mercados, creación de capacidades y cooperación Norte-Sur.
Urge una solución inmediata al problema de la creciente deuda externa, ya pagada con creces, cuyo desmesurado monto lastra los esfuerzos de los países del Sur, para enfocarse en su desarrollo.
Es tiempo de que se salde la deuda histórica con la humanidad, por el colonialismo, las injustas guerras y la depredación de los recursos naturales y del medio ambiente. Se requieren soluciones inmediatas y duraderas, que permitan un futuro próspero, equitativo y sostenible.
Muchas gracias.