Señor Presidente,
Agradecemos a los redactores por la presentación de este borrador cero. Estamos dispuestos a seguir trabajando para asegurar que la Conferencia tenga un resultado positivo y que todas sus decisiones consensuadas estén orientadas a fortalecer la aplicación del Derecho Internacional Humanitario, mantener el respeto a la soberanía de los Estados y la no injerencia en sus asuntos internos, y contribuir a preservar el principio fundamental de "no uso de la fuerza".
Para nuestra delegación, la amenaza de las nuevas y emergentes tecnologías y la aplicación del DIH, debe abordarse con gran cautela. Cualquier enfoque sobre el tema debe reafirmar en primer lugar el Artículo 2.4 de la Carta de las Naciones Unidas sobre el no-uso de la fuerza. Tomamos nota del lenguaje incluido en la resolución.
Todas las nuevas tecnologías emergentes que tienen una utilidad bélica no pueden ser abordadas de la misma manera. Algunas, como los sistemas de armas autónomos letales (LAWS), implican el uso de nuevos armamentos en espacios tradicionales de la guerra. Otros, como las capacidades en el ciberespacio y en el espacio ultraterrestre, implican declarar estos espacios como nuevos dominios de combate, lo cual no apoyamos y abogamos por su uso pacífico.
Cuba y otras delegaciones no han favorecido que los foros relevantes del sistema de las Naciones Unidas reflejen declaraciones unilaterales de Estados o grupos de Estados que reconocen el espacio ultraterrestre y el ciberespacio como nuevos campos de batalla. En cambio, hemos promovido el uso estrictamente pacífico de ambos dominios.
Bajo la premisa de aplicabilidad, algunos Estados podrían buscar forzar y reinterpretar el DIH para legitimar oficialmente estas áreas como espacios de operaciones militares e invocar automáticamente el Artículo 51 de la Carta de la ONU para usar la fuerza contra Estados soberanos. Esto es particularmente peligroso en un dominio donde la atribución es compleja y no puede ser verificada multilateralmente.
Hemos considerado que las normas del DIH fueron desarrolladas teniendo en cuenta las condiciones y supuestos de la guerra cinética, por lo que no pueden aplicarse de manera acrítica a la guerra no cinética. Los aspectos únicos e inherentes del ciberespacio dificultan este traslado automático. La aplicación de los principios de distinción y proporcionalidad puede enfrentar problemas en el caso de infraestructuras cibernéticas de doble uso. Asimismo, no tenemos un entendido común de cómo adaptar la noción de ataque del Protocolo Adicional I a la guerra no cinética. Cuba considera necesario tener en cuenta las características únicas del ciberespacio y abstenernos de avanzar entendidos que no han logrado el consenso en otros espacios. Reiteramos necesidad de un instrumento jurídico que ayude a contar con una terminología común.
La resolución contiene numerosos conceptos que no han sido definidos, respaldados, ni aprobados en las discusiones relevantes de Naciones Unidas, como el propio término de “ciber-operaciones”-, el que puede tener tantas conceptualizaciones como Estados Partes.
Llamamos a utilizar lenguajes consensuados y provenientes de foros inclusivos, donde todos los Estados han tenido voz y voto, como los Grupos de Trabajo de Composición Abierta establecidos al respecto. Deben evitarse los productos de espacios donde no todos los países hemos estado representados. Hemos ofrecido a los redactores nuestras propuestas y lenguajes alternativos y las reiteraremos en nuestros comentarios al borrador cero.
Reiteramos el compromiso de nuestra delegación de participar, de forma activa y constructiva, para el logro de un texto consensuado, que permita hacer énfasis en la necesidad de preservar infraestructuras críticas, así como datos y servicios esenciales para la entrega de asistencia humanitaria, y la protección de datos humanitarios, todo lo cual apoyamos.
Muchas Gracias.