Señor Presidente:
La cuestión de la pena de muerte continúa siendo divisiva. Su examen requiere tener en cuenta las particularidades de los países, la voluntad popular y las amenazas externas que enfrenta cada nación.
El Estado cubano es contrario a la aplicación de la pena de muerte y favorece eliminarla cuando existan las condiciones propicias. Además, comprende y respeta los argumentos del movimiento internacional que aboga por su eliminación.
La supresión definitiva de esa pena, en el caso de Cuba, tendrá que estar vinculada al cese del acoso y agresión por parte de los Estados Unidos, que amenaza la existencia misma de la nación cubana.
En legítima defensa de su seguridad nacional, siempre con absoluto respeto a las garantías judiciales y con carácter muy excepcional, Cuba se ha visto forzada a establecer leyes severas contra actividades terroristas y delitos muy graves encaminados a destruir al Estado cubano y la vida de sus ciudadanos.
Desde hace más de 20 años no se ha dictado ninguna sanción de pena de muerte por los tribunales cubanos y esta no se aplica desde 2003. No existe hoy en Cuba ningún condenado a muerte. Esa sanción no puede imponerse a menores de 20 años. Nunca ha sido ejecutada una mujer desde 1959.
Llegará el día en que existan las condiciones para abolir la pena capital en Cuba. Continuaremos participando de manera constructiva en las discusiones sobre el tema, en correspondencia con el profundo carácter humanista de la Revolución Cubana.
Muchas gracias.
