Señor presidente:
En primer lugar, quisiera agradecer a la Oficina del Alto Comisionado los esfuerzos para cumplir el mandato de organizar este panel bienal, en el difícil contexto de la crisis de liquidez que enfrentan las Naciones Unidas.
Desde hace más de seis décadas, el pueblo cubano enfrenta las consecuencias de un férreo bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el Gobierno de los Estados Unidos, que ha sido recrudecido en los últimos años con nuevas medidas de presión, acciones extraterritoriales y restricciones financieras.
Esta política, de carácter unilateral, constituye una violación masiva, flagrante y sistemática de los derechos humanos del pueblo cubano, y afecta de manera directa la seguridad alimentaria nacional, limitando el acceso a insumos, tecnologías, financiamiento y cooperación internacional.
Durante el período comprendido entre marzo de 2023 y febrero de 2024, los daños provocados por el bloqueo en el sector agroalimentario cubano ascendieron a más de 441 millones de dólares.
Esta cifra no representa únicamente una pérdida económica, sino que refleja el impacto humano de una política que atenta contra la seguridad alimentaria de nuestra población pues impide la adquisición de fertilizantes, maquinaria agrícola, combustibles, productos químicos y tecnologías esenciales para garantizar la producción nacional de alimentos.
El bloqueo obstaculiza e interrumpe incluso la llegada de suministros ya pagados, afectando la disponibilidad de productos básicos como arroz, frijoles, leche en polvo, aceite, carne, pan y café.
El efecto intimidatorio del bloqueo ha alcanzado incluso a entidades del sistema de las Naciones Unidas.
En 2024, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) intentó adquirir tractores para pequeños productores cubanos por un valor de 1,5 millones de dólares, pero el fabricante se negó a asumir el riesgo de comerciar con Cuba, debido a la coerción estadounidense.
Señor presidente:
El bloqueo también ha restringido el acceso de Cuba a financiamiento multilateral externo para programas de desarrollo agrícola, modernización de infraestructuras rurales y fortalecimiento de la resiliencia climática.
Esta limitación afecta la capacidad del Estado cubano para garantizar un nivel de vida adecuado, especialmente en un contexto marcado por crisis globales, volatilidad económica y desafíos medioambientales.
Diversos titulares de mandatos de este Consejo han sido categóricos al señalar que las medidas coercitivas unilaterales, como el bloqueo, contravienen el Derecho Internacional, el principio de no intervención en los asuntos internos de los Estados y los propósitos de la Carta de las Naciones Unidas.
En enero de 2024, la Relatora Especial Alena Douhan, de conjunto con los procedimientos especiales sobre el derecho a la alimentación, el derecho al desarrollo, la extrema pobreza y los derechos humanos, enviaron una comunicación conjunta al Gobierno de los Estados Unidos, en la que calificaron el bloqueo como una grave violación de los derechos humanos del pueblo cubano, incluido el derecho a la vida.
Señor presidente:
A pesar de estas adversidades, el Estado cubano ha desplegado múltiples esfuerzos para garantizar el acceso equitativo a los alimentos, proteger a los sectores vulnerables y promover la producción local de alimentos.
Uno de los pilares de esta estrategia es el Plan de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional (SAN), aprobado en 2020 y articulado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible; y el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030.
Por otra parte, el programa de agricultura urbana, suburbana y familiar, ha sido revitalizado como herramienta estratégica para el autoabastecimiento municipal.
En colaboración con el Programa Mundial de Alimentos (PMA), Cuba ha implementado acciones para fortalecer la nutrición materno-infantil, la alimentación escolar y la atención a adultos mayores.
El PMA apoya el Programa de Autoabastecimiento Municipal, el Plan para la prevención y control de la anemia, y la Tarea “Vida”, que aborda los impactos del cambio climático sobre la seguridad alimentaria.
Señor presidente:
Reiteramos nuestro llamado al cese inmediato e incondicional del bloqueo. Esta demanda no es solo una cuestión de justicia para el pueblo cubano: es una exigencia ética, jurídica y humanitaria que interpela la credibilidad del sistema internacional de protección de los derechos humanos.
El Consejo de Derechos Humanos debe continuar fomentando eventos como este, que visibilicen las afectaciones de las medidas coercitivas unilaterales en el disfrute de los derechos humanos de millones de personas en el mundo.
Exhortamos a la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos a mantener el seguimiento a esta importante temática.
En ese sentido, destacamos el trabajo riguroso y profesional que ha realizado la Relatora Especial Alena Douhan en el desarrollo de su mandato.
Cuba continuará defendiendo su derecho a vivir sin bloqueo, a producir sus alimentos, y a construir un modelo de desarrollo justo, sostenible y solidario.
Muchas gracias.