En una sesión extraordinaria de emergencia de la Asamblea General de la ONU, Cuba se abstuvo ante una resolución «no vinculante» que condena la invasión rusa a Ucrania.
El documento, ratificado por 141 de los 193 países miembros de Naciones Unidas, según consta en la web del organismo internacional, exige a la Federación de Rusia que «retire de inmediato, por completo y sin condiciones, todas sus fuerzas militares del territorio de Ucrania dentro de sus fronteras reconocidas internacionalmente». También pide que revierta sin condiciones la decisión de reconocer la independencia de Donetsk y Lugansk.
«Las verdades incompletas para temas tan sensibles jamás serán garantías de la paz», manifestó en Twitter la Cancillería de Cuba, al reafirmar su posición «firme y consistente» a favor de las relaciones pacíficas entre los Estados.
«Lo que Cuba no puede hacer y no va a hacer es ignorar y dejar de señalar con honestidad y absoluta claridad las condiciones extremadamente complejas que conducen al escenario que hoy enfrentamos y que pudo evitarse», publicó.
Paralelamente, el Gobierno de Estados Unidos analizó la posibilidad de excluir al país euroasiático del Consejo de Seguridad de la ONU.
Por otra parte, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, calificó de crimen las sanciones impuestas por EE. UU. y la Unión Europea contra Rusia. Explicó que ellas intentan debilitar un país y a un pueblo poderoso.
Durante la séptima jornada del conflicto trascendió que Antony Blinken, secretario de Estado de EE. UU., afirmó que Washington y Moscú acordaron desde hace tiempo que el uso de armas nucleares sería devastador para el mundo.
Y contrario a toda la matriz informativa de los medios occidentales, las autoridades rusas están organizando el suministro de ayuda humanitaria a la población ucraniana afectada por la operación militar, y las Fuerzas Armadas están dispuestas a asegurar corredores humanitarios en caso de que Kiev acepte su creación.